Eclipse de Medianoche

Capitulo 17

No es secreto que desde hace unas palabras anteriores las cosas comenzaban a tornarse un poco extrañas.

Después de lo que vi no había podido movilizarme ya que todo mi cuerpo se había quedado débil y cualquier movimiento que intentará hacer provocaba un insistente dolor. Aquí es donde las cosas comienzan a tornarse raras...

––Juro que no es necesario, puedo caminar.–– refutaba a Vlad.

Y la verdad era que mentía, mis piernas no reaccionaban a mis órdenes. Y es por ello que Vlad se tomó la molestia de cargarme entre sus brazos y caminar de regreso a casa. Aún con mis insistentes súplicas de que no lo hiciera, lo hizo. Parecía que disfrutaba llevarme la contraría, y disfrutaba aún más observar mi molestia burlándose de ella.

––¿No puedes solo mantenerte en silencio?

––Si puedo, pero no quiero.–– copié aquella frase modesta.

––Ahora también repites lo que digo.

Entorne los ojos. ––Gruñón presumido.

Su ceño se frunció ligeramente y soltó una pequeña risa.

––¿Gruñón presumido? Ese insulto es nuevo.

––Si bueno, tuve que pensar alguno que te quedará a la perfección, y que mejor que gruñón presumido. Antipático, molesto, enojón y presumido.

––Debiste haber pensado mucho en mi para describirme de tal modo.

Mis mejillas se calentaron al instante de entender lo que insinuaba.

––Ya quisieras.

––Claro.

No pude replicar, no se me había ocurrido nada.

Maldito Vlad y su sarcasmo.

Nos hundimos en el confortable silencio, miraba a los árboles que eran iluminados por la luz de la luna mientras aspiraba el fresco aroma mentolado que desprendía su piel. Después de varios minutos la luz de los faros comenzaba a ser visible y eso solo significaba que estábamos cerca del pueblo.

––Ya puedes bajarme.

––¿Estás segura?

Asentí repetidas veces y accedió.

Sentí un leve mareo en cuanto mis pies tocaron el duro concreto, y aunque aún no me sentía totalmente fuerte podía mantenerme de pie. Los recuerdos del bosque comenzaron a procesar en mi mente, estaba tan débil que en todo el camino ni siquiera había recordado todo lo que había visto o creído ver.

¿Y si fue una imaginación mía?

¿Si en realidad no paso?

Ya no quería quedarme con otra duda más a la lista y decidida me dirigí a Vlad y dije:

––Dime que fue real, que no fue una alucinación.

Tenía miedo, miedo a que lo que había insinuado Nate fuera cierto.

Y entonces asintió.

Mi pecho había abundado en una reconfortante paz embriagadora que se deslizó hasta mis comisuras alzándolas en una gran sonrisa.

––Yo creo que tenías el derecho de saberlo, Marie.

––P-pero ¿Qué fue todo eso?¿Qué significado tiene?

––¿¡Acaso no lo entendiste!?

Sentí como la presión de Vlad en su mirada hacia añicos mi poco entendimiento, pero es que ¿Qué significado tenían? Me frustraba no poder saber con claridad.

––N-no.

––Me estás jodiendo.–– pasó su mano por su cara indignado.

––Lo lamentó ¿Sí? Y-yo...

––¡Marie estás maldita!–– exclamó tomándome por los hombros.

Pareciera que la sangre me había dejado de fluir, todo en mi se había quedado estático procesando las palabras de Vlad.

––Que pésimo bromista eres

––Te dije que creyeras y confiaras en mi aunque sea esta noche, creo que es momento que de verdad lo hagas.–– dijo eufórico.

La angustia con la que decía cada palabra y la severidad en sus ojos penumbras solo dejaba en claro que no mentía, que cada una de las palabras habían sido verdaderas.

––P-pero ¿Cómo?

Antes de que pudiera responderme se escucharon varios pasos acercándose y de un momento a otro podía percibir pesadez en el aire. Nos quedamos en silencio absoluto, yo estaba confundida y Vlad miraba paranoico a todos los lados hasta que de nuevo se escuchó.

Zancadas.

Vlad me tomo de la mano y de un tirón me obligó a correr tras de él. Los latidos comenzaban a hacer más fuertes ante la confusión y el miedo que se había más evidente ante su reacción.

¿Quién estaba a las orillas del pueblo a esta hora?

Seguimos corriendo hasta que pude ver a lo lejos su casa. Afuera de ella se encontraba el Corvette negro en el que me había llevado Nate y a su costado una moto completamente negra a la cual nos dirigíamos.

––No, no y no.–– dije cuando tomo uno de los cascos.–– Estás demente si crees que...

Ni siquiera tuvo la gentileza de preguntarme cuando había puesto sus manos en mi cadera y me había alzado hasta subirme en el asiento de la moto.

––Algún día me lo agradecerás.–– se subió delante de mi y sin más prendió la moto.

La vibración que causaba está me aterro y sin dudarlo tomé el casco y me lo puse.

Eh visto estas bestias en la carretera y son un inmenso peligro.

Tomé el borde del asiento en espera de esta arrancará pero Vlad no lo hacía, antes de que pudiera procesar tomo mis manos y la rodeo a su abdomen.

––También agrégalo a tu lista de agradecimientos.

––¿Porqué habría de hacer...

Y aceleró.

Forjé mi agarré apretándolo ante el inesperado movimiento y cerré los ojos aferrándome aún más a él. El viento agresivo volaba mi pelo hacia atrás ante la velocidad en lo que iba, era horrible. Todo era peor cuando daba vuelta.

No supe cómo ni en que momento había parado, si no fuera por qué había carraspeado la garganta tal vez hubiera seguido aferrada como sanguijuela.

Suspiré al ver que la bestia estaba apagada. Y fue cuando me di cuenta que mi mejilla descansaba sin pudor alguno en su espalda y mis brazos lo rodeaban, me tense al sentir su cercanía.

Me separé abruptamente. ––Lo lamento.

La vergüenza tenía efecto secundario y eran mis intensas mejillas que se tornaban rojizas.

––¿Quieres que te ayude a bajar?

––N-no, ya hiciste suficiente por hoy.

Antes de que pudiera bajar golpee su hombro y él soltó un quejido impresionado. Baje de la bestia y no supe cuan agradecida estuve con el suelo hasta cuando pise.



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En el texto hay: destino, romance fantasia magia, secretos drama

Editado: 24.08.2022

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