Nota: Una disculpa de antemano, prometí subir un maratón el jueves pero tuve un buen de inconvenientes que no tuve el tiempo de subir los capítulos. Pero bueno, lo prometido es deuda. Que disfruten su lectura y no olviden comentar al respecto ❤️.
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¿Qué debería de agradecerle?
¿Qué la sangre me está subiendo a la cabeza?
¿Qué me estoy mareando?
¿O qué me tiene en contra de mi voluntad?
No te veo objetando.
Shhht.
Hemos salido de mi casa hace unos instantes, las miradas de los pocos transeúntes se enfocaban en nosotros como si estuvieran viendo la cosa más extrañas en sus vidas, y no estaba de más, no es común ver a alguien llevar un cuerpo entre sus manos y en esta posición.
––Vlad, enserio necesito que me bajes––. Me quejé de nuevo con la poca fuerza que me quedaba.
––Solo si me prometes no huir.
––¿Porqué huiría de ti? Si eres la única persona con la que me siento a salvó.–– dije con honestidad.
Se detuvo al instante, y después de unos largos y densos segundos accedió. Mi cabeza dió vueltas en cuanto mis pies tocaron el suelo, tuve que aferrarme a él para no caer.
––No vuelvas a hacer eso.–– acusé con mi dedo.
––No vuelvas a desaparecer, tampoco me evadas.
––No estaba evadiéndote…
––¿Y porqué no contestabas mis llamadas?
Bajé la mirada apenada. Vale, si lo estaba evadiendo, creí que ya había causado suficientes problemas y que alejarme un poco los solucionaría, y al parecer fallé.
––No quería causar más problemas.
Sus yemas tocaron suavemente mi mentón obligándome a alzarlo y chocar con esos ojos enmelados que se oscurecían con la noche.
––Espero no tener que repetir esto después. Mar me importas y mucho, todo lo que te suceda me importa y todo lo que te lastime me afecta, no iba a dejar que la situación pasará por desapercibida.–– lo dijo con tanta naturalidad que me costaba trabajo creerlo, sus palabras de nuevo tomaban control de mis emociones, alocándolas por completo. Suspiró y tomó mis manos entre las suyas, seguía con el contacto visual––. Jamás permitiré que te dañen, lo prometo.
Una punzada atravesó mi pecho, un látigo pero no de dolor, si no de felicidad, esperanza…
Antes de que pudiera arrepentirme puse mis pies de puntitas para alcanzar sus labios, en un rápido movimiento, lo besé.
Sus labios hicieron contacto con los míos, suavemente los entreabrí amoldándolos completamente mientras él me seguía el ritmo. Tomé su nuca y lo acerqué más a mí, quería tenerlo más cerca, mientras tanto sus manos se posaron en mi cintura obligándome a acercarme más a él.
Lo disfrutaba, me fascinaba estar tiempo con él, tocarlo, su voz, sus labios, su sola presencia. No supe en que momento me había perdido ante sus encantos y esencia, pero de algo estaba segura, no me arrepentía en lo absoluto.
Nos separamos para recuperar el aliento, mi mano descansaba en su pecho y podía sentir los rápidos latidos idénticos a los míos. Colocó su frente contra la mía, cerré los ojos ante el contacto e inhale su aroma. Sonreí.
––Si esa es tu manera de sorprenderme, por favor no dejes de hacerlo.–– dijo.
Nos separamos, nuestras miradas entrelazadas.
––Lo pensaré.
Por primera vez lo escuché reír, una risa sutil y apenas audible, semi ronca como su voz. Mi estómago se removió.
Seguimos caminando en la solitaria calle bajo la luz de los faros de la ciudad.
––Y, bien ¿A dónde vamos?–– pregunté.
––Al bosque, necesitamos hablar de varios asuntos.
No dije nada al respecto aunque me intrigaba que era lo que quería hablar y porque tenía que ser en el bosque.
En completo silencio nos adentramos a este hasta llegar a aquella unión de los árboles, fue entonces que Vlad habló:
––Mar ¿Qué es lo que realmente sabes?
Su pregunta me tomo por sorpresa, desvíe mi mirada a uno de los grandes árboles de mi alrededor.
––¿A qué te refieres?
Sentía sus ojos clavados en mí.
––Sabes a lo que me refiero, necesito que me digas todo lo que sabes acerca de la magia.
––Se lo que necesito saber, no más.–– respondí a la defensiva.
––¿Porqué mientes?–– preguntó, la desesperación se filtraba en su tono de voz––. ¿Crees que no vi lo qué paso en la dimensión? ¿Crees que no noté lo que estabas a punto de hacer? Te pusiste en peligro, si no fuera por…
––No lo digas.–– interrumpí y volteé hacia él, frunció su ceño confundido––. Por favor.
––No puedo ayudarte si no eres honesta conmigo, Mar.
Sí, lo sabía.
Pero me costaba hacerlo, decirlo es asimilar toda mi realidad. Toda. Mis recuerdos, las voces, sus rostros, las palabras… Y tenía miedo, demasiado, me está costando cada segundo de mi existencia poder liberar todo. Sé que debía hacerlo y tal vez este era el momento. Esquivé su mirada y caminé hacia la grande roca, miré al cielo el cual estaba despejado, no había ninguna estrella a excepción de la luna menguante. Me senté y después de 12 años de mi vida en los que decidí evadir el tema, hablé:
––Se de la magia que poseemos, de la fuente de energía que manejamos, de como usarla y como doblegar a tus enemigos, como esquivar un hechizo, también se que existen puntos débiles de cada hechicero de este mundo. Se de cada dimensión y lo que existe adentro, de la bondad y la maldad. De la era pura, y la profecía oscura.
Giré mi cabeza, vi su cuerpo aproximarse por el rabillo de mi ojo, caminó hasta sentarse a mi lado observando el cielo al igual que yo hace unos instantes. No habló.
»Desde que era niña mis padres me hablaron de cada lección que debería saber, entrenaba con ellos, visibilicé mi poder en cada parte de mi cuerpo, conjuraba y batallaba contra mi padre en las orillas del lago Missi.–– sonreí nostálgica––. Mi madre era más estricta, tenía la única regla en la casa: No usar magia dentro de ella. No le gustaba, aún cuando la poseía evitaba usarla, y cuando lo hacía recuerdo cómo lloraba, como mi padre la consolaba después de que tuviera que hacer un hechizo. Nunca entendí porque, no sabía si era por miedo o por… asco. Recuerdo muchas cosas, tales como que nunca conocí a mis abuelos paternos o algún otro familiar, a Dulce la conocí una semana antes de…–– apreté mis puños cuando las imágenes de nuevo se reprodujeron, el doloroso nudo en la garganta se formó.