Vlad.
––Y las montañas desaparecieron cuando la tierra fue abierta, ya no habría ningún rincón en el pudiera esconderse…
»No me dejes caer en la tentación, y líbranos de todo mal.«
La sonrisa maquiavélica de la voz chillona resonó sobre la oscuridad en la que estaba sometido, de nuevo las ráfagas invisibles de calor ardiente acariciaron con terrible suavidad mi piel, poco a poco con el tiempo transcurrir dolorosamente sentía perder el oxígeno de nuevo, sentía como me asfixiaba, como me quemaba por la intensidad de unas llamas invisibles y… No podía hacer nada al respecto, no podía moverme, ni hablar, ni ver y lo peor era que estaba agradecido con ello; las únicas veces que tuve conciencia era peor de lo que podía soportar, mis huesos parecían ser rotos y creía tener la piel desgarrada, era doloroso, más que eso.
––Ríndete, ríndete.
Cada parte de mi la cual ya se daba por vencida me aclamaba que lo hiciera, esa maldita palabra cada día tomaba más fuerza, cada minuto me hacía más débil, pero no podía hacerlo…
Aún no, Vlad.
Aún no.
La risa sorna, repugnante y chillona resonó con un eco, mi piel se estremeció ante su burla, y yo seguía sin poder haber nada.
»Apiádate de mí, no me abandones.«
––Hombre ingenuo e ignorante, buscas ayuda en quien te ha dado la espalda.
»No me dejes caer en la tentación, líbrame de todo el mal.«
––No puede librarte de quién no tiene control.
»En ti confío, en tu voluntad me refugió.«
––Bellators asquerosos ¿Quieren voluntad? Pues se las daremos cuando el sol llegué a la cima, cuando el vínculo se una por primera vez.
Mi cuerpo se tenso ante sus palabras, trate de ignorarlas pero no pude, las palabras serenas de Nate resonaron en mi mente.
––Hay momentos que no podemos predecir, al igual que hay destinos forjados a cumplirse. Esa unión es uno de ellos.
»Confío… en tú voluntad, no me abandones. «
––Han sido traicionados, la profecía se cumplirá, y tú… Tendrás que verlo.
Antes de que pudiera cuestionar un escalofrío recorrió cada rincón de mi cuerpo, la intensidad del ardor subió hasta que quise arrancarme la piel yo mismo, volví a escuchar, la luz cegó mi visión, mis cuerdas vocales se unieron para provocar un grito desgarrador, está era la realidad.
––¡Haz lo que tengas que hacer!–– una voz lejana martilló mi cabeza, cada ruido en este lugar era tortuoso.
Todo se volvió tan real que incluso ajeno era menos doloroso, arqueé mi espalda cuando aquellos pinchazos sobre ella aparecieron, era como si me clavaran clavos ardientes por todo el cuerpo. Sentí varias manos sobre mi cuerpo que inevitablemente no me dejaba de menearlo, quería que parará todo esto, ya no podía soportarlo. Volví a gritar cuando el ardor se apoderó de mis piernas, aquella red de escalofríos recorrió mi pecho, la necesidad de poder respirar comenzaba a agobiarme.
»Ppor fav-vor, n-no me abandones.«
Sus dedos se clavaron sobre mis manos, sentí un líquido espeso recorrer mi rostro.
––… e-escucha...–– una voz lejana acarició mi oído.
De nuevo los calambres se intensificaron en cada extremidad, ahora era una picazón incómoda, desesperante.
––Algo está mal, no está funcionando.–– decían las voces entre susurros apenas audibles.
––Sus ojos…
Fue entonces que mi piel ardió con más intensidad, como si cada capa fuera cortada con lentitud, incluso sentía el frío y vacío del músculo, o era una sensación, o estaba pasándome… No sabía que me estaba sucediendo, estaba sumergido por el dolor, ahogado por los súplicas, desesperado implorando compasión.
»N-no me abandones.«
De pronto el lugar retumbo en un fuerte ruido que resonó sobre mi cabeza la cual parecía estar a punto de explotar, mis oídos se ensordecieron con aquel pitido agudo e intolerable.
»Ya no puedo…«
––Sí puedes, estoy aquí.
Una voz familiar se oyó a lo lejos, una voz muy familiar…
El ardor se concretó sobre mi pecho, las espinas invisibles atracaron mi piel.
––Vladimir…
Mi nombre provino de esa voz, quise averiguar quién era pero no podía, el dolor me cegaba.
––Concéntrate en mi voz…
»No… puedo…«
No podía hacerlo, por más que quiera concentrarme el dolor me recordaba a lo que estaba siendo sometido, tal vez jamás podré salir de aquí, tal vez lo mejor era rendirme de una vez por todas porque ya no quería continuar con todo esto, me estaba consumiendo, acabando poco a poco conmigo.
––Sí puedes, siempre puedes Vlad cara de culo.
Por un pequeño instante, tan fugaz como un mosquito, el dolor se disipó contrarrestado por un recuerdo nostálgico, la viva imagen de 4 personas en una fogata, sonriendo mientras contaban historias de su pasado, una familia feliz. Nate, Jacob, ella y yo. La imagen desapareció como cuando traspasas una nube, de nuevo el vivo ardor regresó con más fuerza.
––Puedes contra el viento y la marea.
La conmoción llegó cuando el recuerdo llegó a mi, éramos de nuevo solo nosotros 4, ya no había risas ni la calidez de estar seguros, había miedo y desesperación mientras las fuertes ráfagas de viento y lluvia chocaban con nuestros cuerpos. El preciso instante en que todos tomamos una decisión, en el que nos juramos lealtad, en el que nos hicimos una familia.
––Contra los rayos del sol y la hambruna insaciable.
Más recuerdos se reprodujeron en mi mente, todos ellos estaban ahí, apoyándome, motivándome.
––Contra el dolor y el sufrimiento.
Mi pecho se oprimió al regresar aquél momento, volver a vivirlo me provocaba náuseas, coraje e impotencia. De rodillas ante esa cruz, mi cara empapada mientras sostenía sus manos entre mis brazos, su cuerpo herido y sin vida descansaba en los brazos de Nate, sus pies sostenidos por Sara.