“El despertar de los poderes”
Nyxara:
La noche se cernía sobre mí como un manto oscuro, y mientras me sumía en el sueño, una extraña energía comenzó a burbujear en mi interior. En el silencio de mi habitación, sentí que algo se movía, como si un antiguo poder despertara dentro de mí. Los ecos de la conversación con el Dr. Martínez aún resonaban en mi mente, pero ahora parecían lejanos, como susurros ahogados en la bruma de la noche.
Al cerrar los ojos, rápidamente me encontré en un lugar distinto. No era el bosque familiar de mis sueños anteriores, sino un vasto océano de estrellas, donde cada destello brillaba con una intensidad que me hacía sentir pequeña y, al mismo tiempo, inmensamente poderosa. Las constelaciones giraban y danzaban, como si estuvieran contándome secretos olvidados.
En medio de esta inmensidad, una imagen comenzó a tomar forma. Era Aiden, pero no como lo había visto antes. Su rostro estaba envuelto en sombras, y sus ojos carmesí ardían como brasas en la oscuridad. Extendió su mano hacia mí, y en ese instante, sentí una conexión profunda, como si nuestras almas estuvieran entrelazadas en un hilo invisible de destino.
—Nyxara —susurró, su voz resonando en el vasto espacio—. Debes aprender a aceptar lo que eres.
De repente, el cielo estrellado se desvaneció, y me encontré en un pasillo oscuro y angosto, las paredes cubiertas de símbolos arcanos que parecían cobrar vida. Cada paso que daba resonaba con una vibración extraña, y una sensación de poder comenzaba a acumularse en mi interior. Era como si el aire estuviera cargado de electricidad, zumbando a mi alrededor.
Las imágenes comenzaron a fluir ante mis ojos, visiones de mi pasado que nunca había recordado. Vi a mis padres, jóvenes y llenos de vida, riendo y abrazándose en un jardín lleno de flores. Pero la alegría se desvaneció rápidamente, y la escena cambió a un oscuro ritual, donde figuras encapuchadas susurraban palabras en un idioma que no comprendía. La atmósfera era tensa, cargada de una energía oscura que me hizo temblar.
—Ellos hicieron un trato —una voz resonó en mi mente, y supe que no era la mía—. Un pacto que ató tu destino al de Aiden.
Mi corazón se aceleró. ¿Qué pacto? ¿Qué significaba todo esto? Intenté avanzar, pero las imágenes se desvanecieron, dejándome atrapada en la confusión. Entonces, una nueva visión emergió, esta vez más clara. Me vi a mí misma, de pie en un altar, rodeada de sombras que se movían como serpientes. Sentí el frío de la piedra contra mi piel y el peso de una expectativa abrumadora.
—¡No! —grité, sintiendo cómo la desesperación se apoderaba de mí—. ¡No quiero esto!
De repente, todo se oscureció, y una luz brillante estalló en mi mente. Me vi rodeada de llamas danzantes, y en el centro de aquellas llamas, una figura apareció: una mujer de cabello plateado y ojos llenos de sabiduría.
—Eres más fuerte de lo que crees, Nyxara —dijo, su voz era como un canto suave—. Debes abrazar tu herencia, o de lo contrario, las sombras te consumirán.
El fuego se intensificó, y sentí que algo dentro de mí respondía a su llamado. Era como si esa luz estuviera desbloqueando partes de mi ser que habían estado dormidas. En ese momento, comprendí que no solo era una simple mortal; había un poder ancestral fluyendo en mis venas.
Desperté de golpe, el corazón latiendo con fuerza en mi pecho. La habitación estaba en silencio, pero una sensación de energía vibrante aún recorría mi cuerpo. Me levanté de la cama, sintiendo que algo había cambiado en mí. Las visiones seguían danzando en mi mente, pero ahora había una claridad que no había sentido antes.
Miré por la ventana, donde la luna llena brillaba intensamente en el cielo. La luz plateada iluminaba mi rostro, y en ese instante, supe que mis poderes estaban comenzando a manifestarse. No sabía cómo ni por qué, pero la conexión con Aiden y los secretos de mi pasado estaban entrelazados en un destino que apenas comenzaba a desenredarse.
Decidí que debía investigar más sobre mis habilidades. Las visiones, aunque aterradoras, eran una puerta abierta a un mundo que había estado oculto para mí. Pero, ¿qué haría con esta nueva información? ¿Cómo podría enfrentar a Aiden si él realmente era parte de este oscuro legado?
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Aiden:
Desde las sombras, observaba cada movimiento de Nyxara con una sonrisa que apenas podía contener. La veía luchar, sintiendo su confusión y su miedo como un dulce néctar. Era fascinante, casi divertido, ver cómo sus pensamientos se entrelazaban en un laberinto de dudas. Sabía que el despertar de sus poderes sería un viaje lleno de tormento, y eso era exactamente lo que quería.
—Vamos, mi diosa —susurré en la penumbra, disfrutando del juego—. Tienes que descubrirlo sola.
La oscuridad que me rodeaba parecía reírse con cada palabra que pronunciaba. La idea de que ella se debatiera entre la aceptación y el rechazo de su destino me llenaba de un placer oscuro. Sabía que el dolor y la lucha la llevarían a una revelación inevitable, y yo estaba ansioso por ver cómo se desmoronaban sus defensas.
Era un juego de poder, y yo era el maestro de ceremonias. Cada sueño que le enviaba, cada visión que la atormentaba, era una pieza en un tablero que había estado configurando durante siglos. La conexión entre nosotros era más que física; era un vínculo antiguo, forjado en el fuego de pactos olvidados.
La vi despertar, su rostro pálido iluminado por la luz de la luna, y una risa suave escapó de mis labios. Sabía que estaba en el camino correcto, que cada paso que daba la acercaba más a la verdad. La verdad que había estado oculta en las sombras de su pasado, esperando el momento preciso para revelarse.
—Pronto, Nyxara —murmuré, sintiendo la energía de su poder fluir a través de mí—. Pronto conocerás tu verdadero ser. Y cuando lo hagas, no habrá vuelta atrás.
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Editado: 23.09.2025