Eco del caos

Capitulo 6

La revelación de Lycanter

Lycanter:

La mañana se desperezaba en el campus, y yo, Lycanter, me encontraba en la sombra de un árbol frondoso, sintiendo el pulso del mundo a mi alrededor. Había estado observando a Nyxara desde la distancia, sintiendo su lucha interna y la confusión que la rodeaba. Sabía que debía acercarme a ella, pero no como el lobo negro que era en mi forma verdadera, sino como un joven que pudiera ganarse su confianza.

Concentrándome, sentí el fuego interno que me transformaba. Mi cuerpo comenzó a cambiar, el pelaje negro y lustroso que me cubría se desvaneció, dejando al descubierto una piel pálida y suave. Las garras se convirtieron en manos, y mis patas se transformaron en piernas humanas. Sin embargo, la transformación fue dolorosa; cada hueso y cada músculo parecían desgarrarse y reconfigurarse, como si estuviera siendo forjado nuevamente. El dolor era intenso, pero sabía que era necesario para acercarme a Nyxara.

Afortunadamente, había traído una bolsa con ropa que había encontrado en mi forma animal. Mientras la transformación terminaba, me apresuré a abrir la bolsa y sacar una camiseta oscura y unos jeans ajustados. Me vestí rápidamente, sintiendo la tela contra mi piel como un alivio tras el dolor de la transformación.

Peiné un poco mi cabello blanco antes de salir del bosque con el corazón aún acelerado, me dirigí hacia el edificio principal de la universidad, cada paso resonando con una mezcla de nerviosismo y determinación. Al entrar, vi a Nyxara sentada en una mesa, sumida en sus pensamientos. Era el momento perfecto para acercarme. Con una sonrisa suave, me acerqué a ella.

—Hola, ¿puedo unirme a ti? —pregunté, tratando de que mi voz sonara cálida y acogedora.

Nyxara levantó la vista, sorprendida. Nuestros ojos se encontraron, y sentí que había algo en su mirada que me atraía, una chispa de curiosidad que iluminaba su confusión.

—Eh, claro —respondió, apartando algunos libros para hacerme espacio.

Me senté frente a ella, sintiendo la energía que emanaba de su ser. Había una mezcla de tristeza y fortaleza en su mirada que me impulsaba a querer conocerla más. Este era el primer paso para enamorarla, para ganarme su confianza. Sabía que, una vez que la tuviera a mi lado, podría obtener su poder y convertirla en mi reina. Pero para lograrlo, necesitaba seguir el camino que los humanos recorrían cuando querían aparearse: llevarle flores, hacerle regalos y decirle palabras dulces.

Sin embargo, mi intención no era aparearme con ella... aún. El que lograra engendrar un hijo con Nyxara sería el que obtendría el pasaje a su poder. Pero sabía que ella no querría aparearse conmigo de inmediato; apenas nos conocíamos, así que el camino hacia su confianza sería largo. Tenía una ventaja sobre Aiden: yo sí estaba visitándola en persona, mientras que él permanecía en las sombras, manipulando desde lejos.

—Soy Lycanter —dije, sonriendo con amabilidad—. He notado que pareces un poco... distante últimamente.

Ella me miró con una mezcla de curiosidad y desconfianza, como si evaluara mis intenciones.

—Es solo que he estado lidiando con algunas cosas —confesó, su voz apenas un susurro.

—Si deseas hablar de ello, estoy aquí para escuchar —ofrecí, sintiendo que cada palabra era un paso más hacia su confianza.

Después de un momento de vacilación, vi que tomaba una decisión.

—A veces tengo... alucinaciones —admitió, su mirada desviándose hacia el cuaderno—. Veo a un chico llamado Aiden. Es extraño, pero siento que hay algo entre nosotros, aunque no sé qué es exactamente.

El nombre resonó en mi mente como un eco ominoso. Aiden, el dios de la oscuridad. Sabía quién era, y su influencia era profunda y peligrosa. La conexión que tenía con Nyxara era más complicada de lo que había anticipado.

—¿Y qué es lo que ves? —pregunté, intentando mantener la calma mientras mi corazón se aceleraba.

—Es como si él me llamara —confesó Nyxara, sus ojos llenos de confusión—. A veces, siento que está aquí, cerca de mí, incluso cuando no lo está. Es aterrador, pero también... cautivador.

Sentí un escalofrío recorrer mi espalda. Aiden no era solo un chico; era un ser de poder inmenso, capaz de manipular las sombras y los miedos. Sabía que su interés en Nyxara no era casual; había algo en ella que lo atraía, algo que podía ser tanto una bendición como una maldición.

—Entiendo que eso puede ser muy difícil de manejar —dije suavemente—. Pero hay personas que pueden ayudarte a comprender lo que sientes. No estás sola en esto.

Nyxara me observó, buscando respuestas en mis ojos.

—¿Y tú? ¿Por qué te importa tanto?

Era un momento crucial. Debía ser honesto, pero también proteger mi verdadero ser.

—Porque creo que hay más en ti de lo que imaginas. Hay un poder en ti que no has comenzado a comprender —respondí, mi voz firme pero cálida.

Nyxara me miró en silencio, como si estuviera sopesando mis palabras.

—Gracias, Lycanter —dijo finalmente, una pequeña sonrisa asomando en sus labios—. Es agradable tener a alguien con quien hablar.

A medida que la tarde avanzaba, nos encontramos hablando casi todo el tiempo. La conversación fluía de manera natural, como si nos conociéramos de toda la vida. Me di cuenta de que, incluso había saltado algunas materias por quedarnos conversando. Había una conexión palpable entre nosotros; podía sentirla perdida en mis ojos ámbar, mientras yo me perdía en sus ojos verdes esmeralda. Sus ojos me transmitían paz y, al mismo tiempo, una chispa de aventura que me emocionaba.

Sentía que cada palabra, cada risa compartida, nos acercaba más. Era un baile delicado entre la confianza y la atracción, y sabía que estaba dando pasos firmes hacia lo que deseaba. La luz del sol se filtraba a través de las ventanas, iluminando nuestros rostros, y en ese momento, ambos sentimos que el eco de nuestras voces resonaba en el aire, uniendo nuestros destinos de maneras que aún no podíamos comprender. Sabía que el viaje hacia su corazón y su poder apenas comenzaba, y estaba decidido a recorrerlo, paso a paso.




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