No soy poeta, ni tampoco artista,
pero soy humana,
y en mi humanidad encuentro mi voz,
una voz que aún busca ser escuchada.
Quiero que sueñes con el cielo,
con esa estrella que te guía,
esa luz lejana pero constante,
que te recuerda que aún hay algo por lo que vivir.
Quiero que sigas el camino,
el sendero de ese sueño eterno,
el que no se desvanece con el paso del tiempo,
el que te lleva más allá de las sombras.
Sueña con esa estrella,
la que brilla en la oscuridad,
con la llave de la solución,
la que desvanece los problemas
y convierte la tormenta en calma.
Me cansé de llorar,
de derramar lágrimas que no llevan respuesta,
me cansé de los peligros,
de enfrentarme a miedos que nunca se desvanecen.
Lágrimas de dolor que caen con inocencia,
como un río que no sabe cómo detenerse,
y, aunque caen, siguen buscando el mar.
Sola me sentencié
a un mundo oscuro,
donde los sueños parecen tan lejanos,
y las estrellas, aunque cercanas,
son apenas puntos de luz
en un cielo cubierto de sombras.
Pero aún así, en esa oscuridad,
una pequeña chispa sigue ardiendo,
recordándome que la esperanza no muere
mientras los sueños estén vivos.