Tus ojos iluminan mi cielo,
como dos faros que guían mi destino,
brillando con una intensidad única,
haciendo que todo a su alrededor se desvanezca.
Tu estilo me pierde en el espacio,
como si el universo entero se hubiera detenido
para que pudiera observarte,
contemplar cada gesto, cada movimiento.
Escuchar canciones para no olvidarte,
como si la música pudiera preservar tu esencia,
como si cada acorde fuera un eco de tu presencia.
Un saludo que cualquier persona podría imitar,
pero una personalidad que nadie puede igualar,
un alma que se distingue entre millones,
como una estrella solitaria en la oscuridad.
Eres mis celos continuos,
el deseo de tenerte y el miedo de perderte,
la lucha que me da fuerza,
pero también me consume.
Tenerte junto a mí es mi sueño,
como un deseo imposible al alcance de la mano,
pero siempre fuera de mi realidad.
Tú eres una estrella en el oscuro cielo,
destacando cada día, iluminando sin cesar,
sin esfuerzo, sin dudar,
y en tu luz, todo se vuelve posible.
En cambio, yo soy una vulgar,
alguien cualquiera entre muchos iguales,
simple ante mis propios ojos,
pero diferente hacia los tuyos,
como la sombra de la estrella
que nunca podrá brillar como tú.
Y aún así, en esta diferencia,
en este contraste entre tú y yo,
siento que de alguna manera,
estamos conectados,
como la tierra que nunca deja de girar
alrededor de la luz que nos guía.