Parte 4: Transmisión Final
La emisora ya no respondía a comandos.
La consola no obedecía.
Solo emitía la frecuencia 731.
Las paredes tenían grietas que formaban códigos binarios.
Y dentro de esas grietas, Aarón veía imágenes:
Su cuerpo, sentado frente a la consola.
Él mismo… mirándose desde otro ángulo.
Una cámara encendida, aunque nunca había sido instalada.
La radio hablaba sin micrófono.
—Todos los que me han oído están aquí.
—¿No ves los cascos colgando en el pasillo?
—Son de los otros técnicos.
—Los que ya no recuerdan sus nombres.
—Los que ya son solo voz.
Aarón corrió.
Pero los pasillos no terminaban.
Giraban sobre sí mismos.
Volvía a la misma puerta.
La misma silla.
La misma transmisión.
Al sentarse, sintió los auriculares más pesados.
Como si estuvieran llenos de huesos.
O dientes.
Se los puso.
Y la voz al otro lado dijo:
—Gracias por continuar con la transmisión.