Edén: El Reinicio

Capitulo 2: El ingreso

El ingreso

Esta es tu suerte, la porción que ya he medido para ti

–declara el SEÑOR–

porque me has olvidado, y has confiado en la mentira

Jeremías 13:25

Es mejor refugiarse en el SEÑOR que confiar en el hombre.

Salmos 118:8

JULIETH

Desperté…

Después de una semana. Creo.

Que diablos, o no, no lo creo es demasiado, estoy tan delgada, ¿me habrán alimentado por lo menos?, ¿Qué me pasó? el vuelo fue un éxito pero porque estoy en este estado… no me gusta esto.

¿Hay alguien más?.

Voy a salir de aquí, <<si creyeron que era ingenua créanse que no>>. pensé, no podía hablar.

El zumbido de las máquinas se mezclaba con el latido de mi corazón, abrí los ojos con mucho esfuerzo, mi mirada divago al lado de la cápsula, se encontraba un monitor que emitía un zumbido molesto pero tranquilizador, ese tic de los signos vitales <<sigo viva…>>, no se porque pero se siente raro, como si realmente no debería de ser así.

—Bienvenida integrante de la BPR, le ofrecemos un cordial saludo el día de hoy —comentó una voz sin matices, monótona— que la ciencia de lo desconocido la acompañe —Habló la inteligencia artificial—.

—Que me quieres decir, ¿porque estoy en una cápsula?— <<no sé dónde demonios estoy>> me dije, mis cosas, mi ropa…o cielos. Aprecie con sorpresa como mi cuerpo se regeneraba cuando un extraño gas fue inyectado a la cápsula.

Tan avanzada no podría estar la tecnología, mire a sus alrededores en busca de alguna cámara, no había. <<Debe haber alguna cámara por aquí>>.

—Cómo se abrirá esta cosa — dije con un claro tono de fastidio— ¡Hey, ya desperté! —exclamé en voz alta, mis manos se aferraron a la parte brillante y semitransparente de la parte frontal de la cápsula— ¡Abre la cápsula! —grité en voz alta, de nuevo—.

Y como si fuera la ama, me escucho. Mi sorpresa fue mayor cuando observé una interfaz adaptable, notable por el tamaño que tenía, no debió de salir a la venta, no lo he encontrado en ningún otro lugar, no me percate de mi cuerpo desnudo, simplemente me siento hipnotizada hacia esa pantalla que toma forma de una persona.

Su nombre era Hanthon…

O yo estaba perdiendo la cordura, o definitivamente ellos habían perdido la suya.

Pise suelo cuando analice que era un hombre frente a mi con vendas sobre sus ojos, admito que era hermoso pero nada más, el color celeste disimulado de su cabello fue lo primero que note, lo que más me llamó la atención, ya que se asemejaba al tono azul fuerte que yo portaba, en una mini fraccion de mi cabello, extrañamente casual.

Mis ojos se ensancharon al comprender que yo era mujer, si había cámaras¿no?, desgraciados, no debieron tener el coraje.

No sabía que esta sería la “cálida” bienvenida de la organización.

¿Nos engañaron?

—¡Hola! Un gusto, en la pantalla lo dice, mi nombre es Hanthon —señaló la parte de arriba mostrando pequeñas letras sobre su cabeza.

—A-a

<<no tengo palabras>> Parece haber crecido en un lugar de pureza…no tengo por qué estar pensando en esto. Sin embargo lo estoy haciendo.

— No temas, no se como te encuentres ahora pero nuestra nueva tecnología y colegas lo arreglaran, —dijo con una expresión neutra— se bienvenida, y permíteme presentarme, el objetivo de esta organización, la cual conformaras. ¡Alégrate! porque es impulsar nuestros conocimientos científicos aspirando a generar nuevas tecnologías, que transformen a la sociedad, mejorando nuestra calidad de vida en el planeta tierra, y demás territorios aún en exploración, junto a tus compañeros que se encuentran en sus respectivas habitacione-e-s–

Se detuvo durante un instante, pasé mis manos frente a su rostro, tratando de que prosiguiera con su comunicado, fallé en el intento

— Acabó, ¡Alerta de sismo! —grito, retrocedí varios pasos— O no, calma los demás deberían estar seguros, calma, calma, bien, es un vídeo holograma…no tiene gran cosa —se acercó, retrocedí un poco más, hasta que mi mano palmeó la cápsula, seguía observando el aspecto de aquel hombre, era atrayente aunque solo fuera hecho por un holograma. Al parecer se percató de mi mirada y esbozó una sonrisa.

— Mi ropa, ¿dónde está mi ropa? —Camine por el dormitorio, parecido a un cuarto de doble cubierta, una habitación que solo se encontraba en los más prestigiosos lugares, por su alto rango en evolución tecnológica.

Solo se emite un eco de total soledad, cielos, ¿no podían haberlo hecho más acogedor? ya parece un manicomio… solo tengo que esperar un poco para que deje de temblar, los sismos, terremotos, tsunamis, eran comunes en la vida del ser humano, por lo mismo estábamos en estado de emergencia a nivel global, eso y que el mundo decae diariamente. Lo inusual es que se sintió demasiado fuerte. Más de lo habitual.

Las personas fallecían por enfermedades y por las bombas con alto nivel de radioactividad, las cuales eran provocadas por las guerras entre continentes.

Mi cuerpo se sentía cansado, camine con prisa, la temperatura era baja, eso ya lo descubri, un escalofrio me recorrio la espalda, definitivamente no servía a la supervivencia en ambientes gélidos, volví a concentrarme en buscar algo, lo que sea, mis dedos rozaron una tela fría y de tono blanco, con un rápido movimiento lo desenvolví, <<bingo, lo encontré>>.

Me vestí rápidamente el conjunto, una bata blanca de algodón, muy impecable y unos pantalones beige.

—Científico, esto es de laboratorio, —murmure en voz baja, casi imperceptible— definitivamente no lo extrañaba.




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