Edward Collins | Trilogía Doctores Libro 1

Capítulo 7

Al llegar a mi destino Carl me recibió y me dió alojamiento en su departamento unos días, mientras encontraba un buen lugar para mí, compré un espectacular departamento en Upper East Side de Manhattan, es una buena zona y de noche tiene una vista preciosa.

Contraté a una persona capacitada que se encargará de remodelar el departamento, los colores no me gustan y quiero que lo deje impecable. Amo el blanco en todas sus tonalidades y ver el departamento así me dejó satisfecho, la diseñadora me sugirió colocar unas fotos familiares y unas plantas para que le den vida al lugar, dijo que se sentía tétrico, sin vida e impersonal. 

No me importa lo que los demás piensen, a mi me gusta la pulcritud, la sencillez y el minimalismo, me encanta el espacio que tengo y lo amplio que se ve el departamento.

Teniendo el departamento en orden, decidí que era el momento de ir a la clínica para conocer al personal de trabajo y empezar de una vez con mi labor. También le conseguí un departamento a mi hermana Laura, pero sería entregado dentro de un mes, cuando la llamé y le di la noticia se puso muy feliz. Sé cuánto le gusta estar cerca de mí y yo no puedo dejarla sola, adoro a mi hermana.

Decidí que quería ir a la clínica en la tarde porque quería pasar por el supermercado y hacer unas compras, tenía días comiendo en la calle y me gusta comer más en casa. Después que hice las compras, las organicé en el refrigerador y antes de llegar a la clínica hice una parada en el Starbucks que está a solo una cuadra de ella. 

Había una cola enorme, pero avanzó rápido y pude obtener mi pedido. En ese momento me llegó un mensaje de Stella deseándome una bonita tarde,le contesté de inmediato con una sonrisa, al tiempo  que recibía mensajes de mi madre y hermanas.

Cuando respondí a cada uno de sus mensajes, le di un sorbo a mi café y le hacía falta un poco más de azúcar, me moví rápidamente, pero sin llegar a incomodar a la chica con un informe de hospital que se encontraba de espaldas esperando su pedido. Entonces le pedí el favor a la joven que me atendió de que me regalara una bolsita adicional de azúcar y mientras esperaba me deleité con ese sutil aroma a vainilla que desprendía el cuerpo o el cabello de la chica que se encontraba de espaldas.

Al tener la bolsita de azúcar en mis manos destapé mi café en el lugar y añadí el azúcar, al terminar quise retirarme, pero justo la chica recibió su pedido, no fui rápido cuando ella chocó conmigo y sin querer uno de sus cafés se fue al piso. Le pregunté si estaba bien y no dijo nada, cuando volví a preguntarle me dijo tímidamente que sí, pero pasó de mi completamente para disculparse con la señora que se encarga del mantenimiento del local.

Me sentí culpable cuando observé su rostro triste, supongo que el café que perdió era el de ella. La ví caminar en dirección a una mesa donde se encontraba otra chica de cabello oscuro hablando por teléfono.

—Disculpa linda, puedes preparar un café igual al que pidió la chica de hace un momento, por favor. 

Tuve que hacer uso de mi galantería y de esa sonrisa que sé, que derrite a las chicas y nunca dicen que no.

—Usted—dice y se queda pensativa un segundo—, ya recordé, ¿quiere un Frappuccino de chocolate blanco sin café? 

—Exacto linda.

—Enseguida, serían cinco dólares, puede ir cancelando mientras lo preparo.

La jóven se movió sumamente rápido y en menos de un minuto tenía el café frente a mí. 

—Muchas gracias linda, muy amable.

Sin tiempo que perder caminé en dirección a la chica que perdió su café y justo se estaban levantando, supongo que para irse.

Le extendí el café y me vió sorprendida, su amiga le insistía con una sonrisa que tomara lo que le ofrecía y ella totalmente sonrojada y un poco apenada lo aceptó.

Me despedí de ellas y me fuí directo a la clínica. En el camino no dejé de pensar en esa chica, me pareció que tiene un rostro angelical precioso, unos ojos cafés espectaculares, pero sin brillo, adornados por unas largas pestañas que le dan vida a sus ojos apagados, su cabello liso lo llevaba recogido en una coleta alta, con unos mechones rebeldes que caían alrededor de su rostro despreocupadamente. Me pareció a simple vista hermosa, de esas bellezas naturales y sencillas que en estos tiempos muy poco existen.

Al llegar a la clínica me encontré a Carl esperándome en la entrada, nos saludamos ya que tenía varios días sin verlo. No perdió tiempo en darme un breve recorrido por la amplia clínica y presentarme algunos doctores que nos encontramos en el camino, varias enfermeras de turno, personal administrativo y unas doctoras que se encontraban en el área del cafetín y que no perdieron oportunidad de devorarme con los ojos.

¿Será que piensan que no me doy cuenta?

De pronto Carl camina en dirección a las chicas que me encontré en el Starbucks y lo sigo, nos presenta y en el preciso instante en que estreché  la mano de Letty sentí una conexión especial, esa misma atracción se activó cuando miré sus ojos directamente. 

Es verla a los ojos y sentir que me pierdo  por un instante en el universo, es saber que después del infinito está su maravillosa sonrisa y que el mundo empieza desde la raíz de su cabello y termina en la pureza de su alma. 

Puedo jurar que desde ese pequeño instante esa hermosa chica quedó incrustada en mi pensamiento.




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