El lunes llegó rápidamente y moría por verla, desde el jueves no la veo y solo hemos hablado por WhatsApp, no quiero que sienta que la ahogo, así que preferí darle su espacio y que estuviera tranquila.
Pero ya no más, siento que me volveré loco si no la tengo cerca. Ahora solo me queda ir con toda mi artillería romántica y conquistarla, porque siento que ya no puedo estar por más tiempo lejos de ella.
Decidido tomé mi teléfono y escribí un mensaje de buenos días para ella, así como he venido haciendo todos estos días.
Supongo que debo tener cara de estúpido enamorado, pero no puedo ocultarla, así es como Letty me hace sentir.
Edward—6:30am.
Tú eres SUFICIENTE. Recuérdalo siempre. Buenos días hermosa. 🌷
Me levanté de la cama emocionado; me moví con agilidad en el interior de la habitación y estuve listo lo más rápido que pude. Tenemos pacientes a las 11:00 am, y quiero invitar a Letty a desayunar antes de irnos al trabajo.
Después de una hora me llegó un mensaje de ella.
Letty—7:30am.
Buenos días Ed.😊 Disculpa que no te contesté antes, no había visto mi teléfono. Gracias por tu mensaje, me gustó mucho. 🙈
Ella va a matarme un día de estos con lo linda que es. Escribí otro mensaje y se lo envíe.
Edward—7:32am.
Quiero invitarte a desayunar, ¿puedo ir por ti?🙏
La sonrisa de idiota no podía quitarla, estaba feliz porque al fin iba a verla nuevamente. Los segundos pasaban y las manos me sudaban, quería que me contestara rápido y no podía calmar mis nervios.
«¿Qué rayos me pasa? ¡Tanto así me desestabiliza esa chiquilla de ojos cafés!».
Lo que siento por ella es increíble, ahora soy un puberto.
Letty—7:35am.
😳. Me encantaría, pero… ¿puedes venir a las 8:00 am?
¡Sí!—exclamé.
Edward —7:35am.
Nos vemos a las 8:00am, pequeña.🌷
Mientras esperaba que los minutos transcurrieran fui a la cocina e hice café, lo necesitaba para empezar el día con el pie derecho. Observé la hora en la pantalla del teléfono y faltaban quince minutos para las 8:00am así que preferí ir avanzando para llegar a tiempo, me gusta ser puntual.
Edward—8:05am.
Pequeña estoy abajo, acabo de llegar. ¿Necesitas que vaya por ti?
Letty—8:06am.
No te preocupes, ya voy bajando.
Al verla salir del edificio no pensé que la felicidad que me invadiría sería inmensamente colosal. Me moví rápido y bajé del auto para ir a su encuentro, la sonrisa que ella me dedicaba era amplia y hermosa.
No sabía cómo reaccionar ante ella, me sentía como un adolescente cuando tiene su primera novia.
«Aunque para mí ya es mi novia, solo que ella aún no lo sabe»—pensé y sonreí.
Entonces me arriesgué a acercarme y abrazarla como llevaba deseando días atrás, la estreché entre mis brazos fuertemente y le hice saber con mi cariño que ella es sumamente importante para mí, que la extrañé como un loco.
Lo que más me sorprendió es que ella haya correspondido a mi abrazo sin problema, aspiraba mi aroma y eso me encantaba, se aferraba a mi cuerpo como si quisiera fundirse en él. Entonces un escalofrío recorrió mi cuerpo entero cuando se apretó más contra mí y quise saber si algo le pasaba, pero cuando iba a hablar ella se adelantó.
—Te extrañé—me dijo.
Sentí como mi corazón se disparó, no podía controlarme y creo que fui demasiado evidente porque ella habló nuevamente.
—Tú… ¿no me extrañaste?
—¿Por qué preguntas eso?
—Porque te quedaste callado—respondió tan rápido que no me daba tiempo de pensar en nada más.
—Me sorprendiste, no esperaba que dijeras algo así—me sinceré.
—¿Está mal? ¿No te gustó que lo dijera?
—No es eso, mírame por favor—le pedí y lo hizo. ¡Dios!, juro que me controlé demasiado para no atacar sus apetecibles labios—. Me encanta que me hayas extrañado—rocé su nariz con la mía—, porque yo te extrañé el triple, pero me sorprende encontrarte un poco más abierta, cariñosa y confiada conmigo.
—Solo le he hecho caso a tus mensajes de las mañanas, a las palabras tan bonitas que me has dicho, a las muestras de afecto que me has dado; por todo eso y más… te extrañé.
—Entonces me gusta muchos más esta nueva Letty, que la anterior—ahí estaba ella sonrojada hasta la raíz del cabello y, jamás me cansaré de admirarla—. Siéntete libre conmigo, quiero que seas tú siempre, no te cohibas y sobre todo sonríe cuántas veces quieras—asiente con una sonrisa—, tu sonrisa me alegra el día, no imaginas cuánto—acaricio su mejilla y ella cierra los ojos—. Ahora pequeña—la tomo de la mano—, vamos a desayunar porque muero de hambre y supongo que tú igual.