Que Edward me dijera eso tan tranquilo me dejó petrificada.
¿Qué debo responder? Si le digo que sí, pensará que soy una chica fácil, pero si le digo que no pensará que no estoy interesada en él y no sé qué hacer.
Entonces me quitó de las manos la pequeña cuchara con la que estaba degustando mi postre, cortó un trozo y me lo ofreció, presa de su mirada y de todo lo que me hace sentir abrí la boca y él introdujo el postre en el interior de mi boca. De pronto se acercó más a mí y yo retrocedí un poco en mi asiento, de verdad que no sé qué hacer y estoy aterrada en estos momentos porque siento que él despierta en mi cuerpo sensaciones que jamás había sentido.
He odiado a los hombres por mucho tiempo y por más que quiera temerle a Edward simplemente no puedo.
Finalmente Edward colocó sus manos en ambos lados de la silla y la arrastró hacia él cortando así la poca distancia que nos separaba, nos miramos y no puedo tragar con rapidez el postre que tengo en la boca, siento la garganta seca y las manos me sudan demasiado. Entonces Edward me dice:
—Letty, estás a tiempo de decir que no si no quieres. Recuerda que jamás haré algo que no quieras.
—¿Qué pasa si quiero?—contesté apenada en un susurro que solo él pudo escuchar.
Edward sonrió de esa manera que me roba el aliento y me dijo:
—Lo que va a pasar es que te voy a besar, solo si me das permiso de hacerlo.
—Quiero, pero no sé si…
Entonces ví su rostro acercarse lentamente al mío, sus labios rozaron levemente mi mejilla hasta posarse en mis labios con extrema delicadeza, mezclándose en esa mínima fracción de segundos nuestros alientos, juro que morí y reviví en el preciso instante en que Edward me rodeó por la cintura y me besó por completo.
Sus labios se movían lento, degustando a su antojo mi labio inferior y luego el superior de una manera tan deliciosa, tan devastadora que me dejé llevar y cerré los ojos. Entonces fue cuando pensé que no sabía besar y me preocupé, seguro Edward ha salido con tantas mujeres experimentadas, tan hermosas y voluptuosas que siendo sincera y viendome bien, parezco una niña para él.
¿Qué le podría dar? ¿Qué le puedo ofrecer a un hombre como él?
Quizás jamás lo llegue a corresponder como se merece por mis miedos e inseguridades. Si se da cuenta de lo que me pasó se alejará de mí, no creo que quiera seguir conmigo despues de saber mi pasado.
Además ya se debió haber dado cuenta de que no sé besar porque no puedo seguirle el paso y me siento tonta. Me siento estúpida y no creo merecerlo.
Entonces me separé abruptamente de él, tomé rápidamente mi cartera y salí hacia la parte donde se encuentran las plantas y las hermosas flores, el lugar era cálido, silencioso, demasiado espectacular y se respiraba paz. No sé porqué vine aquí y no a la salida donde pude tomar un taxi e irme.
—Letty, ¿Qué pasa? ¿Puedes dejar de huir de mí por favor?—giro sobre mis talones y lo observo.
Edward se acerca a mí con cara de preocupación y mis ojos se cristalizan, tengo miedo de que se aleje, no quiero perderlo, pero me siento indecisa, no sé que es lo que quiero. El miedo no me deja pensar con claridad, el qué dirán, todo me agobia.
Entonces toma con ambas manos mi rostro y me escudriña con la mirada y sin soltarme me dice:
—Si no quieres que te bese solo tienes que decirlo, no quiero incomodarte y mucho menos quiero que te sientas obligada. Escucha, jamás haré algo para que te sientas mal, te lo he dicho ya muchas veces. No estás obligada a nada conmigo.
—Yo…
Sentía que en cualquier momento rompería a llorar frente a él y trataba de controlarme lo más que podía para no hacerlo. No quiero hacerlo sentir mal y que se preocupe más de la cuenta por mí, cuando no ha pasado nada grave entre nosotros.
Aún sin soltarme y acariciando mi rostro con sus pulgares me dice:
—Puedes estar tranquila conmigo Letty, no sé qué ocurre, pero puedo ayudarte solo confía en mí—sus ojos están clavados en los míos—. Yo no moveré un dedo sin tu consentimiento, como tampoco pretendo aprovecharme de tí, perdóname por favor, por ser tan impulsivo y dejarme llevar por lo que siento por ti.
—¿Qué sientes por mí?—me atreví a preguntar en un susurro.
—Por ti siento todo Letty. Has logrado desestabilizar mi mundo—me sorprendo—. Pensé que no, pero sí—fruncí el ceño confundida—, estoy irremediablemente enamorado de ti—llevó una de mis manos a su pecho justo donde está ubicado su corazón y me dijo—: Siente como late como loco por tí.
De la misma manera en que late su corazón, late el mío desenfrenado por cada una de sus palabras.
—Al menos dime que no soy el único que siente esto y…
—También estoy enamorada de tí—logro decir mientras las lágrimas abandonan mis ojos.
—Cariño, pero, ¿por qué lloras?
—Estoy feliz, pero también tengo miedo—expresé sincera.
—¿Miedo de mí?
—No—contesto rápidamente.
—Explícame para poder entenderte.
Me suelto de su agarre para poder tomar un poco de distancia, su cercanía no me deja pensar con claridad, limpio mis lágrimas y lo miro apenada.