No podía salir de mi asombro. ¿Qué hacía Lucy aquí?
No podía entenderlo, pero supongo que después me podría enterar de eso, por los momentos en mis planes solo está atender a Letty.
Lucy no ha caído en cuenta de la cantidad de personas que hay a su alrededor, solo está tratando de alejar a Jake de ella. Mi madre le hace señas a mis hermanas y ellas se retiran. Solo quedamos Letty, Carl, Brenda, Jake y yo.
—Señor estoy bien. No se preocupe, esto no es nada—expresó Lucy mientras trataba de detener las inquietas manos de Jake.
—¿Cómo vas a decir que no es nada?—gruñó Jake irritado y me sorprendió que reaccionara de esa manera—. Te has hecho daño.
—Es lo de menos. No es como si me fuera a morir por estos rasguños. Déjeme hacer mi trabajo por favor.
—Definitivamente estás loca.
—Con todo respeto…—lucy miró a Jake directamente a los ojos y le dijo—: No es su problema.
Jake sonrió, conocía perfectamente esa sonrisa y mirada, no dejaría que se pasara de listo con ella.
No sabía porqué surgía dentro de mí este deseo de querer protegerla, Lucy no me gustaba y mucho menos me atraía, pero el hecho de verla tan parecida a Letty y saber que ha pasado por cosas similares; me hacía reaccionar automáticamente.
—Jake. No—intervine y mi amigo me miró, estoy seguro de que tengo la mirada de los demás sobre mi—. Déjala tranquila—Jake se separó de ella y antes de retirarse le dio una última mirada y sonrió con picardía.
Cuando la mirada de Lucy recayó en mí, no pudo evitar poner cara de sorpresa.
—¿Edward Collins?
—Hola Lucy. ¿Cómo estás?
De pronto sus ojos se humedecieron y sentía que con la mirada me hablaba, una vez más sentía la tristeza y necesidad de alguien atravesarme.
—¿Estás bien?
Pregunto porque no sé si le duele algo.
—Si, no pasa nada, estoy bien. ¡Felicidades por tu matrimonio!
—Gracias—entonces me dirijo a Letty, tomo su mano y las presento—. Ella es Letty Brown, mi esposa.
Letty no reacciona y mucho menos Lucy, se observan a detalle y no pueden dejar de verse. Justo lo que a mi me pasó con Lucy la primera vez que la vi.
—Amor, ¿recuerdas que te había hablado de una chica que ayudé y que me dijiste que querías conocer si se diera la oportunidad?
—Si.
—Es Lucy.
—Pero omitiste que se parece a mí. De eso no mencionaste nada.
—Porque no quería elevar tu curiosidad cariño, pero ahora es inevitable.
—Está claro que soy más jóven—expresa Lucy—, pero nuestro parecido es asombroso.
—¿Tienes hermanos?—pregunta Letty.
—No, soy hija única—responde Lucy.
Carl, Brenda y Jake observan todo callados. Ahora que las ven juntas se nota aún más el parecido en ambas. Nos quedamos con la boca abierta y un denso silencio se instala entre nosotros hasta que Letty dice:
—Estoy cansada.
—Te llevaré a descansar, cielo.
Antes de retirarnos Letty le dió una mirada triste a Lucy y le dijo:
—Quisiera volver a verte pronto.
Me sorprendió, pero no dije nada.
—Claro… bueno… si no tengo mucho trabajo—respondió nerviosa—. Y… nuevamente felicidades por su matrimonio.
—Gracias—respondimos al unísono.
Entonces Letty se acerca a Brenda, la abraza y se despiden, lo mismo hace con Carl y Jake.
Yo hago lo mismo y le pido el favor a Carl de que se asegure de que Lucy no tenga ningún problema en su trabajo. Luego estrecho las manos con Jake y le doy una mirada de advertencia. Lo conozco muy bien y a pesar de ser muy profesional y excelente médico oncólogo, es todo un rompe corazones. Espero que no se encapriche con Lucy porque si lo hace y ella le presta atención; la que sufrirá será ella.
**
No podía ser más afortunada y vivir momentos perfectos al lado del hombre de mi vida. Edward es el hombre más maravilloso del universo entero, en esta vida estoy con él y en la siguiente estoy segura de que lo volvería a escoger y enamorar de él.
No tenía idea de que Edward me había inscrito en la universidad y me emocionaba empezar cuanto antes. Aunque no podía negar que tenía mucho miedo de dejar todo inconcluso con mi enfermedad, no sabía si iba a tener la fuerza de estudiar y concentrarme en mi recuperación. He leído mucho de los efectos de la quimioterapia y además; me preocupaba el hecho de que se me caerá el cabello por completo, no quiero verme así, pero tampoco sería la única mujer con cáncer y mucho menos la única sin cabello.
Dejé de pensar en esas posibilidades cuando sentí los labios de mi amado sobre los míos, a Edward en verdad no le importaba en absoluto mi físico, me seguía viendo igual a pesar de verme cada día más demacrada y deteriorada, su hermosa mirada y sus ojos cargados de amor siguen ahí, intactos; solo para mí.