Edward Collins | Trilogía Doctores Libro 1

Capítulo 39

Tres meses después. 

 

El tiempo ha pasado demasiado rápido, me parece  que fue ayer cuando firmé el documento de matrimonio donde dejé plasmado mi amor por Letty.

Observar mientras duerme, velar por sus sueños y por su bienestar siempre será mi mayor trabajo. Es gratificante para mi estar al pendiente de ella, me he dedicado en cuerpo y alma en cuidar de mi esposa en lo que va de tratamiento y, no me arrepiento haberme dado de baja unos meses mientras se recupera. 

El tratamiento de Letty avanza, pero Jake quedó en hablar conmigo de algo importante referente a la enfermedad de mi esposa. Me preocupa porque lo que más quiero es que se recupere pronto y supere todo este proceso por el que está pasando. 

Después de la cuarta sesión de quimioterapia perdió el cabello y entró en crisis, recuerdo como la apreté contra mi pecho fuertemente para darle tranquilidad y seguridad. Ella quería que la dejara y me fuera, pero… ¿cómo podría hacerlo cuando aun viéndola de esa manera me parecía la mujer más hermosa y fuerte que había podido ver y conocer?

Letty es toda una guerrera de la vida y eso es lo que más me encanta de ella, he tratado de llevar las cosas con otro ánimo ya que decaí junto con ella al verla tan vulnerable y no saber qué más hacer. Decidí cambiar la dinámica y estrategia, no podía permitir que siguiera llenando su cabeza de pensamientos negativos y que su autoestima estuviera por el piso. Así que sustituimos esos días de lágrimas y desconsuelo en risas, alegrías que la hagan sentir mimada y querida por todos.

Mis padres y hermanas han sido de mucha ayuda para nosotros. Siempre llegan con buenos ánimos y aunque en un principio Letty se rehusó a que la vieran así y los corrió de la habitación comprendieron que ella necesitaba un espacio para asimilar todo esto. Mi madre vino días después y habló con ella, le trajo unos gorros hermosos y algo de maquillaje con eso mi amada esposa se sentía más segura los pudo recibir sin problema. 

Mi familia ha tratado por todos los medios involucrarla en los acontecimientos que pasan a diario como si no pasara nada, como si Letty pudiera estar con ellos para arriba y para abajo y supiera todo lo que pasa a su alrededor. Mis hermanas cada que quieren hablar con Letty según de “cosas de mujeres” me sacan de la espaciosa habitación y Letty ríe hasta más no poder. 

Precisamente eso es lo que quiero, que ella pueda reír sin parar, que no tenga tiempo de pensar en su enfermedad y en todo lo que está pasando. Además, las clases la mantienen ocupada y he visto como le pone empeño a cada exámen, es dedicada y preocupada por sus estudios. 

 

 

**

 

 

—Dime Jake, ¿qué es eso de lo que quieres hablar conmigo?

—Es respecto a tu esposa y lo sabes. 

—Entonces quiero saberlo ahora y no le des más vueltas por favor. 

Jake se dejó caer en la silla desanimado y suspiró. 

—Sabes que las sesiones de quimioterapia son para eliminar las células cancerosas o al menos evitar que se sigan propagando en el cuerpo humano. 

—Al grano Jake.

—Las sesiones de quimioterapia fueron efectivas…

—¿Pero?

—Pero ahora Letty necesita con urgencia un trasplante de médula ósea, las células madres se vieron comprometidas en el proceso de quimioterapia y ella está muy débil. Edward, no quiero ser aguafiestas, pero debo ser completamente sincero contigo y, de no conseguir un donador pronto, temo mucho que esta vez Letty no cuente con tanta suerte. Lo siento mucho hermano.

—No lo sientas porque ese donador va a llegar. Estoy seguro Jake, tiene que aparecer alguien que sea compatible con mi mujer.

—Esperemos que sí hermano, porque la lista es larga. Muchas personas están en espera de un donador pronto. 

—Gracias Jake por hacer todo lo posible y hablarme con la verdad. No puedo decirle a Letty esto, esperaré que aparezca el donador y es cuando la pondré al tanto. 

—Conociendo a tu mujer… se enojará mucho contigo. 

—Al menos ya no tengo cabello, porque seguro me los arranca de raíz. 

Jake se ríe y me río con él al mismo tiempo.

 

Me rapé el cabello en cuanto Letty perdió el suyo, lo hice para hacerle saber que estamos juntos en esto, pero cuando Letty me vió sin cabello se puso a llorar y golpeó mi brazo repetidas veces diciendo que no tenía que hacerlo. Entonces cuando se calmó me dijo que me veía demasiado guapo y que tendría que estar pendiente por si alguna mujer se me acercaba. 

Con sus ocurrencias mi maravillosa mujer me saca risas, pero a la vez me desgarra el alma. Quiero que esté completamente sana para poner el mundo a sus pies, quiero poder llenar el resto de su vida de maravillosos recuerdos y alegrías. 

Nada en este mundo puede compararse al amor que siento por esa mujer que me roba el aliento. 

Cuando llegué a su habitación me quedé mirando la puerta fijamente y observé el número 502 en ella. 

«Dios, que aparezca un donador pronto, por favor. Es lo único que te pido»—pensé. 




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