Efdlcdladd 04 - El caso del Santa pecador [kaisoo]

Capítulo Tres

Kai se sentó en el bar, continuó bebiendo por un rato. El whisky se había desvanecido desde hacía tiempo, junto con el tipo caliente, así que escogió algo más fuerte.

Vaciando su bebida de golpe, no podía creer que Kyung lo hubiese dejado tirado, así como así. Bueno, en realidad sí. Ahora mismo iba a la par con el resto de su vida. La magia apestaba, comprobado. El trabajo apestaba, comprobado. El primer hombre caliente que había visto después de un largo tiempo, se había desvanecido sin dejar rastro. Sip, todo estaba bien encaminado en su vida increíblemente horrible.

Deprimido, se echó en su taburete y le hizo un gesto al bartender.

—Dame otra.

—No creo que puedas manejar más chocolate caliente con menta, cariño —dijo el sátiro. —El azúcar solo podría matarte.

—Confía en mí. Mi familia es completamente inmune al azúcar. —Al menos ese era un rasgo que compartía con los demás.

—Si estás seguro, pero si vomitas en mi suelo, te toca limpiarlo.

No respondió… sólo gesticuló pidiendo otra bebida. Entre más tiempo se la pasaba ahí sentado, más se metía en su cerebro una sensación persistente, casi como si hubiese olvidado algo.

Cerrando sus ojos, se enfocó en la sensación.

Pavor. Una desesperación densa y empalagosa. Sacó su mapa y la colocó en la barra. Escaneando los vecindarios, le tomó un momento identificar la fuente.

—Ahí —golpeó un dedo en la escuela, que había planeado visitar mañana. Las emociones que lo golpearon, le dijeron que si esperaba sería demasiado tarde. Sería mejor investigar esta noche.

—Aquí tienes —el sátiro colocó una taza de chocolate caliente, con menta ante él.

Echándose hacía tras, vació la taza, luego dejó algo de dinero en la barra, más que suficiente para cubrir su costo.

—¿Necesitas algo más?

Se secó la boca con su manga, —necesito un montón de cosas, pero a menos que tengas un bolsillo lleno de deseos, creo que has hecho todo lo que podías, —añadió un poco más para la propina, luego se dirigió hacia la puerta.

Desafortunadamente, sin el trineo de su tío tendría que viajar a la forma antigua, en taxi.

Veinte minutos después, el taxi lo dejó ante las puertas de la escuela. Le echó un vistazo al edificio a través de los árboles y se estremeció que sombrío. Se imaginó, que probablemente, no lucía así de deprimente normalmente, pero la horrible desesperación que emanaba del lugar, no le ayudaba a emitir una luz de felicidad.

Tomando una profunda respiración, abrió el portón y entró por el camino para autos. El conductor no se acercaría más y para ser justo, no podía culpar al tipo.

Aproximándose al edificio gótico, admiró las cajas desbordantes de flores de colores brillantes y al camino bien cuidado. Supuso que estaban ahí para suavizar el que, de otro modo, sería una impresionante mampostería (5). Las gárgolas estaban acomodadas en cada esquina y de alguna forma, cada una lo estaba mirando a medida que se aproximaba. Entonces notó algo más —había un silencio mortal. No había pájaros, o abejas o alguna señal de vida, y esto envió un escalofrío que bajó por su columna. Algo innatural acechaba dentro de la escuela y su trabajo era averiguar cómo arreglarlo antes de Navidad. Si no se encargaba del problema antes de que su tío Claus volara con sus renos por la ciudad, estaría incluso en más problemas de lo usual.

Dio un paso más cerca y sus sensores de miseria zumbaron. Algo no estaba bien aquí. Podía sentir la desesperación, pero estaba aplacada, amortiguada. Juró que podía oír gritos, voces con un tono elevado e incluso estridentes, pero no podía identificar la fuente. Si no podía ver lo que debería estar justo frente a sus ojos y aun así poder ver la escuela, tenía que estar operando una poderosa magia. Se detuvo y escuchó.

—¿Dónde está Tiff?

—¿Alguien ha visto a Tiff?

—¿Por qué la dejaron ir allá abajo?

Dio un tentativo paso hacia el frente y sus orejas saltaron cuando se empujó a través de una barrera invisible, para aterrizar en una escena de caos. Un vampiro alto, estaba sujetando a un humano rubio. La desesperación que emanaba de ambos era terriblemente dolorosa. Presionó sus manos sobre sus oídos, para cortar los gritos y en vez de eso, catalogar todo lo que podía ver. Encontró a dos personas peleando por alguien llamada Tiff y una mujer mayor, con un par de gemelos y perlas, se hallaba inquieta y aterrada. Cerca de veinte niños se asomaban por las ventanas sobre la galería.

Balanceo su cabeza y estiró su cuello. La tensión era tan densa aquí, que podría cortarla con un espada. Nadie lo había notado todavía. Se dio la vuelta y rodeó a los niños en la capilla. El terror en sus rostros era casi demasiado insoportable, pero la desesperación que emanaba de la escuela, todavía no lo había tocado.

Decidiendo que estaba a salvo por ahora, se giró, luego sacó un cuchillo de su chaqueta y se encaminó hacia los hombres que estaban discutiendo. A medida que se acercaba, el olor y el sabor de la desolación era casi abrumador. No provenía tanto del vampiro y el humano, sino de algo más. Algo malvado. Agarrando su espada, se detuvo junto al vampiro.



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En el texto hay: magia, santa claus

Editado: 01.09.2023

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