Capítulo Once

Soo supo que algo iba mal, tan pronto como entró en su casa. Dos de sus hermanos más ruidosos, estaban sentados esperándolo y ambos parecían los idiotas engreídos que eran.

—Dong, Sung, ¿qué puedo hacer por ustedes?

Ambos ángeles se levantaron y lo observaron en silencio. Tenía que haber una razón para que Dongwoo, el Ángel General de Asuntos Internos, y Sungjong, Ángel de Todo lo Relacionado con la Guerra, hubieran aparecido, pero en lugar de hablar sólo lo miraron fijamente.

—¿Qué? —su paciencia se terminó.

—¿Qué es eso? —preguntó Dongwoo. Lo señaló y por un momento, no entendió la pregunta. Entonces, se dio cuenta de lo que Dongwoo señalaba y con un tirón de su hombro dejó caer a Woohyun al suelo, sin cuidado. Cuando el gnomo golpeó las piedras, algo de las cuerdas de caramelo se rompió, pero no lo suficiente para que Woohyun escapara.

—Trabajo —explicó finalmente. Cada ángel tenía su función y la regla de no interferir, evitaba que otros ángeles se metieran en el trabajo de los demás. Ya fuera destruir ciudades o rescatar al sobrino de Santa, sus asuntos, eran privados.

Sungjong se inclinó sobre el gnomo, medio inconsciente y retrocedió con horror. —Tiene la magia de Moonbyul —susurró. —¿Qué pasó?

—Nada por lo que debas preocuparte —señaló Soo. —Ahora tengo cosas que hacer, por lo que si me disculpas… —señaló la puerta de la estación de aterrizaje, indicando a sus hermanos que se fueran.

—Has sido convocado —dijo Sungjong. Dongwoo asintió junto a él. ¿Era sólo él o Sungjong y Dongwoo parecían complacidos? Sungjong nunca había superado el que lo derrotara como Ángel de la Venganza y Dongwoo era su seguidor.

—¿Para qué es esta vez? —preguntó, aunque en su corazón sabía exactamente por qué lo habían llamado. Claramente, alguien había descubierto lo de Kai.

—A medianoche en la Corte Dorada, Kyungsoo, Ángel de la Venganza —dijo Sungjong.

Su corazón se hundió. Había estado en la Esmeralda, y dos veces en la Plateada, pero nunca había hecho nada para justificar la Alta Corte.

Luego se animó al recordar, que la mayoría de la Corte Dorada le debía favores. Estaría bien. Kai estaría bien. De todas formas, no podían tocar a Kai realmente, ya que los ángeles tenían un tratado de paz de mucho tiempo con la mayoría de ramas del árbol sobrenatural. Además de eso, Kai era medio humano, y los ángeles no podían herir a humanos, por mucho que lo desearan.

Sungjong salió de la habitación y Dongwoo se encogió. —Sea lo que sea que hicieras, hermanito, espero que valiera la pena.

Asintió. —Lo valió.

Intentando matar el tiempo, mientras esperaba para su cita, llevó a Woohyun para que fuera procesado por sus crímenes. La justicia fue rápida. El administrador del Departamento de Justicia, le quitó al gnomo cada molécula de magia celestial y en unos minutos, fue sólo un pequeño llorón que suplicaba por su mami.

—¿Qué quieres que haga con él? —Chunji alzó la vista del Libro del Tiempo y lo miró. Él era el que siempre ponía los puntos sobre las íes, Chunji tenía TOC (8) a la hora de rellenar los formularios correctos.

—Supongo, que podemos enviarlo de vuelta —no tenían prisiones, y realmente nunca nadie había sido enviado abajo al lugar caliente. No si había alguna forma en que el alma del criminal, pudiera reutilizarse.

—¿Podemos hacer eso? —preguntó. No es que quisiera misericordia para la criatura pequeña. Después de todo, Woohyun había amenazado a Kai, pero no enviaría nunca a nadie al otro mundo, si podía ser redimido.

Chunji chasqueó sus dedos. —Hecho —Woohyun, el gnomo, se desvaneció, sin dejar rastro.

—¿En qué forma lo enviaste de vuelta?

—Un pollito en un acantilado —dijo Chunji despectivamente. Habría preferido una babosa, pero se contentaría con el pollito.

—¿Qué pasa con Moonbyul?

Chunji pasó el dedo por los nombres, en el libro.

—Está en mi lista para devolver a la fuente. —Entonces miró alrededor de Soo. —Siguiente —dijo. Girando la página en el libro, lamió el final del lápiz y de nuevo lo miró. —Puedes irte —dijo.

Se dio cuenta de que estaba de pie, como si estuviera atascado en el barro y dejó el Salón de Registros.

La medianoche se acercaba, sólo faltaban unos minutos, y había tomado la decisión de llegar a la Corte antes que los demás. Si podía hablar con cualquiera de los cinco ángeles, que se sentaban en la Corte Dorada entonces quizás podría pedir que le devolvieran algún favor. Después de pasar los anchos pasillos a zancadas, abrió la puerta de la Corte y entró en el caos.

Escarlata y verde lo cubría todo y los ángeles tenían una jaula de luz alrededor de alguien arrodillado, en mitad de la Corte. Con creciente horror, se dio cuenta de que le habían dado la hora mal. De alguna forma, este Juicio ya estaba en progreso. No sólo eso, sino que Kai estaba ahí, desnudo y arrodillado envuelto en cadenas delante de las masas de espectadores. Por la cuerda de golosina por todos lados, Kai obviamente había luchado contra sus captores.

Pudo ver a Sungjong y Dongwoo mirándolo directamente.