Efdlcdladd 05 - El caso de la perla púrpura [sulay]

Capítulo Ocho

Lay se pasó una mano temblorosa por su camisa de seda. Su madre estaba muerta. Había sentido su corazón deteniéndose. ¿Cómo había muerto? Aunque había anhelado un momento, en el que ella no le controlara, no había anticipado su muerte hasta dentro de muchos años. Con su deceso, él era el siguiente en la línea para el trono. Uno que él nunca había querido y ciertamente no necesitaba, pero ¿cuándo conseguía lo que necesitaba? Su vida estaba llena de momentos de decepción.

¿Había un nuevo enemigo entre ellos? ¿O alguien a quien pudiera llamar amigo?

No sabía si era seguro volver al castillo. ¿Qué pasaría si quien hubiera matado a su madre, estaba esperando a que él apareciera? Tantas preguntas y ninguna respuesta. Mentalmente hizo una lista de personas a quien podía ser seguro contactar. Era una lista bastante corta.

El chisporroteo de magia lo distrajo de sus cavilaciones. Mierda. Tenía que salir de ahí antes de que lo que fuera que lo cazaba, encontrara a su presa. La muerte de su madre, podría haber sido la primera parte de una conspiración más grande, para acabar con la línea real, y él estaba demasiado débil para defenderse.

Necesito encontrar a alguien de quien alimentarme, pronto.

Tomó la bolsa de emergencia, que mantenía junto a la puerta, llena con ropas, dinero, y comida. Desde el día en que había huido del palacio, el día en que su amante, Junmyeon, había muerto, había sido cazado por los guardias de su madre, y él había permanecido preparado.

Una luz llamó su atención, mientras pasaba agachado por la puerta.

Mierda.

Magia.

No mires. Nunca mires la magia.

Conocía las reglas, las conocía bien. Pero eso no evitó que le entrara curiosidad. Alguien venía, y necesitaba saber quién para evitar la captura. La magia no era fuerte, pero hormigueaba en su piel. No se iba a quedar para discutir. Se tensó para correr.

—¡Espera! Para, Príncipe. Estamos aquí para llevarte a casa.

A pesar de las palabras del guardia, no disminuyó el ritmo. ¿Cuándo había sido su casa el castillo? Desde la muerte de su amante, no había querido estar en ese frio lugar. Si la supuesta muerte de Suho no le hubiera herido de por vida, podría haber encontrado a alguien nuevo.

—Por favor, Alteza —dio los últimos pasos de una tirada y acabó de cara con dos guardias de palacio sorprendidos, ninguno de los cuales, evidentemente, había esperado que huyera. No reaccionaron lo bastante rápido. Usó la pared para saltar sobre ellos, antes de dar una voltereta en el aire y aterrizar de pie al otro lado de ellos.

Antes de poder recuperar el ímpetu perdido, magia se enganchó a sus pies, y cayó a la fría acera de forma brutal. Se liberó de la magia lo bastante rápido, y nadie lo detuvo de nuevo. Al menos, se quedaron ahí mirándolo con súplica en sus expresiones. Cada uno de ellos le ofreció sus manos, para ayudarlo a levantarse.

Podría haber seguido corriendo, pero ¿qué habría conseguido con ello al final? Finalmente, tendría que enfrentarlos, esa gente que se rió de él, cuando Suho se había ido, y que le tuvieron pena por su mala decisión. Más cuando nunca volvió, presuntamente muerto.

Ignoró sus manos y se levantó sólo, mientras encaraba a los guardias. Alzando la barbilla, adoptó una expresión arrogante. —¿Qué le pasó a mi madre?

Podría acabar con esa parte ahora. Cuando descubriera quién la había matado, podría decidir qué hacer después.

—Si puedes venir con nosotros, Alteza —dijo uno de los guardias, con tono gentil.

Miró al guardia y juzgó honestidad en las palabras del fae. ¿Podría esto ser una trampa? ¿Podía confiar en que ellos no se revelaran contra él al final y lo mataran? Había gente en la corte, que habían querido a su madre muerta, y probablemente lo querían a él muerto también. Posiblemente, la triada de sus primos que eran los siguientes en la línea detrás de él. Eran personas con influencias, el poder detrás del trono, y aunque fueron los únicos que le consolaron después de que Suho desapareciera, nunca los entendió ni a sus extraños poderes. Decir que quería a sus 35 primos podría ser exagerado, pero los respetaba. Si ellos no querían que tuviera el poder, no lo tendría. Al día de hoy, no sabía por qué no se habían deshecho de su madre antes y tomado el trono para ellos. No era como si fuera a luchar contra ellos por el control.

Apartó los pensamientos conflictivos de su cabeza. —¿Quién exige mi presencia? —Tus primos, y el híbrido Baekhyun.

—¿Baekhyun? —No reconocía el nombre y no tenía ni idea de quién podía ser. Quizás su madre había tomado a otro amante, mientras había estado fuera.

Uno de los otros guardias, su chaqueta negra engalanada con una insignia mostrando que era un oficial de alto rango, dio un paso adelante.

—Baekhyun es quien la mató.

Y ahí estaba el problema. Sí, él era el siguiente en la línea del trono por nacimiento, pero no podía sólo tomar la posición. Por ley fae, Baekhyun, como el vencedor de un combate del que él no tenía detalles, podía tomar el trono. El que derrotaba al gobernador fae, podía hacer referencia al antiguo derecho a retar a la familia de sangre por la corona. Era una de sus reglas esenciales.



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En el texto hay: gargolas, magia

Editado: 02.09.2023

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