Efdlcdladd 05 - El caso de la perla púrpura [sulay]

Capítulo Catorce

Lo primero que golpeó a Baekhyun fue el olor. Un hedor pesado y asqueroso que pendía en el aire como una manta asfixiante. Estaba a unos segundos de verter su estómago en el piso. —¿Qué diablos es eso?

—No mires, Baekhyun —dijo Smudge, desde el piso.

—Creo que ella trató de seducir a la persona equivocada —Chan asintió hacia el cuerpo esparcido a lo largo del rojizo sofá de seda. O a lo que solía ser un cuerpo. El sofá tenía pedazos del súcubo desparramado sobre él. Lucía como un bufé de demonio de sangre oscura y pedazos de carne que habían sido expuestos para un festín.

Presionó su mano derecha sobre su boca. Smudge se rozó contra su pierna, calmando parte de su nausea.

—¿Necesitas dar un paso a un lado? —preguntó Chan, sus incisivos se deslizaban por entre sus labios.

Tragó unas cuantas veces, antes de responder. Nunca se quitaría este olor de su memoria. —No, estaré bien. ¿Qué hay de ti?

—Para mí, ella huele como comida en mal estado. Aun así, la sangre no tiene ningún interés para mí.

—¿Entonces por qué salieron tus dientes?

—Sólo porque no puedo comerlo, no significa que no me haga sentir hambriento.

—¿Puedes controlarte? —Si él podía evitar vomitar, Chan debería ser capaz de manejar sus necesidades.

—Sí. Dame un minuto.

Se gastó su tiempo, mirando alrededor del apartamento de una habitación. Aparte de la puerta que probablemente conducía al baño, nada saltaba como una corona mágica. Tenía que apartar sus ojos de lo que quedaba del súcubo y regresar al caso que tenía entre manos. —¿Crees que siga aquí?

—No lo sé.

Frenético, escaneó la habitación. Si fuera un súcubo, ¿en dónde escondería una corona?

—¿Quieres revisar los estantes de allá? Revisaré los cajones —Chan apuntó a una serie de estanterías en una alcoba, convenientemente en el lado más alejado del cuerpo.

—Seguro —no discutiría. Normalmente no le gustaba que Chan cuidara de él de esa manera, pero como el súcubo muerto le daba asco, esta vez lo haría sin discutir.

Buscó a tientas por los estantes. Un rápido vistazo no le mostró nada. Movió unos cuantos libros, buscando un gabinete secreto. Si fuera él, no mostraría una corona en su posesión; la escondería en donde nadie pudiese llevársela. Persuadido por la forma que sonaba su línea de razonamiento, empujó y tiró libros quitándolos del camino, mientras estudiaba la pared tras ella. ¿Qué tal si hubiese un compartimiento secreto?

—Busca también con tu magia —exclamó Chan.

—Seguro, eso haré —su murmullo era bajo. No sabía con quién creía que estaba hablando Chan. Todavía no había tenido éxito en comprender su magia incluso mientras la estaba usando.

—Todavía puedo leer tu mente.

—Perdón —no quería a nadie en su cabeza, ahora mismo. La mezcla de nausea y duda que hacía que se sintiera desbalanceado.

—Enfócate en encontrar la corona.

—Sí, de acuerdo —le dio la espalda al cadáver. No podía mirar todos esos pedazos y permanecer cuerdo. Su mente seguía tratando de hacerlos encajar a pesar de los trozos que faltaban.

Su búsqueda en el librero no reveló nada, a excepción de un gusto cuestionable en literatura.

—No veo nada.

Chan golpeó la puerta del gabinete. —Nada por aquí tampoco.

Se giró y se inclinó contra el estante. —¿Qué hacemos ahora? Si no podemos encontrar la corona, no podemos conseguir la perla.

—No nos rindamos todavía. Si descubrimos quien mató al súcubo, podemos encontrar la corona. Ellos deben habérsela llevado.

—No tenemos tiempo para resolver otro caso.

—Bueno, es la única forma en la que encontraremos la corona —respondió Chan.

—Deseo que pudiésemos hablar con el súcubo —se congeló después de que las palabras abandonaran su boca. Smudge ronroneó cerca.

Mierda.

—Baekhyun —la advertencia en el tono de Chan, hizo que hiciera una mueca.

—Perdón —un viento frío trepó por su columna, como si unos dedos huesudos de un esqueleto hubiesen trazado un sendero. Se escabulló alejándose de la pared.

Demasiado tarde. Era demasiado tarde para recuperar sus palabras, cuando el fantasma del súcubo se solidifico detrás de él.

—¿Querían hablar conmigo? —Su pálido y difuminado contorno empezó a llenarse, bosquejando sus sombras sepia. Afortunadamente se parecía mucho a cuando estaba viva y no a los pedazos destrozados en el sofá. Si no hubiese sido transparente, no hubiese sabido que estaba muerta.

—Um, supongo que no puedes decirnos quien te mató —sólo había conocido a un fantasma con anterioridad, y todavía vivía en la casa con él.

—Un maldito fae trajo un demonio e hizo que me matara.

El súcubo era misteriosamente hermoso, y la maldición pareció fuera de lugar, proviniendo de su boca.

—¿Por qué diablos haría eso? —dobló sus brazos contra su pecho.



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En el texto hay: gargolas, magia

Editado: 02.09.2023

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