Capítulo Dieciséis

Baekhyun observó a Chan hundirse, debajo de las olas.

—¡Chan! ¡No!

Agarró la perla en su mano y no pudo encontrar en su corazón la preocupación por lo que le pasara al rey y su amante. ¿Qué había hecho Chan? ¿Se había sacrificado por una estúpida joya? Esto no puede estar pasando.

—¿Podría tener la perla? —preguntó Lay.

Baekhyun abrió sus dedos y dejó caer la perla en la mano extendida de Lay. Ignorando a todos los demás, se tambaleó hasta el borde del muelle y cayó de rodillas.

—Chan, por favor, ¿puedes escucharme? ¿Dónde estás?

Su corazón se sentía, como si pesara un millón de toneladas, mientras trataba de averiguar cómo habían alcanzado este punto. Después de todo lo que había pasado los últimos meses, nunca se imaginaría haber perdido a su amante. El shock lo congeló en su lugar.

—Por favor, Chan. Por favor, vive.

—Los vampiros no pueden ahogarse —ofreció Suho.

—Lo sé, pero no es eso. Vi su expresión; él no va a regresar —lo supo tan pronto como Chan le dio ese último beso. Reconocía un beso de despedida, cuando recibía uno.

—¿Por qué?

—No lo sé, dijo que me amaba —lágrimas se deslizaron por sus mejillas. ¿Qué había hecho para hacer que Chan lo abandonara? —No lo entiendo.

—Tu sacrificio y el de Chan, será recordado en los libros de historia fae por toda la eternidad —dijo Lay, como si le importara una mierda.

—Gracias —no se molestó en mirar al rey fae.

—V-voy a ver si esto funciona en la maldición de Suho ahora —el tembloroso tono de Lay, atrajo su atención. La ansiedad en el rostro del rey fae, no hizo que se sintiera mejor.

—Si no funciona, voy a sumergirme ahí adentro e insistir en un reembolso —miró al agua, pero sólo vio su reflejo. No había sirenas acechando debajo de las profundidades, para corresponderle. Probablemente, todas estaban observando a su rey tritón convirtiéndose en el gobernante.

Un fuerte grito, aparto su atención de las olas bajas. Miró por encima de su hombro derecho, para ver lo que estaba pasando. Suho se contorsionaba contra el muelle de madera. Gritos sobrenaturales brotaban de él, mientras se retorcía más que un hilo de caña de pescar que había atrapado un pez.

—¿Se encuentra bien? —se puso de pie, apresurándose a ver si podía ayudar.

—N-no lo sé —la expresión de temor y preocupación de Lay lo sacó de su ensimismamiento.

—¡Has algo, Baekhyun!

—¿Qué? —lo alcanzó y agarró una de las agitadas manos de Suho. Inmediatamente, la ex gárgola dejó de zarandearse. Su respiración se apaciguó, y Suho dejó de gritar.

—¿Qué hiciste? —preguntó Lay.

—No lo sé —miró hacia el agua, pero no vio señal de Chan regresando a la superficie. Soltó la mano de Suho.

Suho gritó, arqueándose del muelle, su garganta se abultó y sus venas aparecieron en la superficie con la verdadera monstruosidad de una película de horror.

—¡Sujétalo! —exclamó Lay.

Envolvió su mano alrededor del brazo de Suho. Una vez más, el grito se detuvo en seco.

Lay lo miró, con sorpresa en sus ojos. —Hay algo en ti que le ayuda. ¿Puedes hacer algo más?

—No soy un poni de feria, y tengo que encontrar a Chan —no podía dejar a su pareja en las garras del rey tritón. —Podría seguir vivo.

La mano de Lay lo alcanzó. —Por favor, sólo quédate por Suho, si lo dejas ir, morirá.

—No sabes eso —su pecho se tensó.

—Chan se sacrificó para mantenerte a salvo —dijo Lay. —No puedes hacer que lo que hizo Chan no signifique nada, al ponerte en peligro.

¿Se sacrificó? Eso sonaba tan definitivo. ¿Cómo podía ser el final? Se negó a pensar eso.

—Va a regresar —insistió.

Una lágrima se deslizó por la mejilla de Lay. —No, no lo hará, Baekhyun. Se está muriendo.

—Key no herirá a Chan. Sabe que si lo hace, bajaré hasta allá y lo haré pedazos —nadie podía herir a Chan y salirse con la suya. Puede que no fuera capaz de controlar sus habilidades, pero si causar el daño suficiente, como para que el rey tritón supiera que no debía joder con él en el futuro.

Lay mordió su labio, mientras acariciaba el cabello de Suho. El sudor perlaba la frente de este, y su dificultosa respiración, no le auguraba a él un futuro saludable.

—Chan está envenenado, Baekhyun, él sabía que se estaba muriendo. Lo sentí justo antes de que saltara en el agua. Está saturado con sangre de demonio.

—¿El demonio segador de almas en la casa de Hongki? Chan lo mató.

Lay asintió. —La única forma de deshacerse de un segador de almas, es drenando su sangre. Normalmente son cazados por grupos de vampiros, para que así ninguno de ellos ingiera demasiada sangre. La sangre de segador es venenosa para ellos. Con el tiempo, los vampiros cazadores, son consumidos lentamente por la maldad pura del demonio. Si Chan tragó todo el suministro sanguíneo de un demonio, sólo es cuestión de tiempo antes de que muera.