Efímero

¿ILEGAL?

· NICOLETT ·

 

Llevábamos unos 20 minutos en el coche y mientras Everett conducía con la mirada fija en la carretera yo miraba el paisaje por la ventanilla, tengo que reconocer que conforme nos ibamos acercando a la urbanización las vistas eran más impresionantes, habían bosques preciosos y el sol iluminaba cada parte perfectamente. También tengo que reconocer que de vez en cuando aprovechaba para mirarle a él, tan tenso, a veces parecía que iba a decir algo y entonces haría explotar mi cabeza, pero no, no decía nada, ni si quiera puso música para que el trayecto fuera menos tenso, fueron los 20 minutos más largos de mi vida. Everett es algo así como un cubo de rugby, algo que no entiendo pero que me genera muchísima curiosidad, ¿Porque actuará así?, ¿Que le habrá hecho la vida para que este tan enfadado con todo a su alrededor? En cierto modo me da pena, no puedo evitar creer que es la típica persona que solo piensa que él vale la pena y eso es muy triste. No se, quizás soy yo que me paso el día leyendo novelas románticas pero pienso que querer a las personas, tener lazos que nos unen a ellas es algo único, algo digno de vivir, en fin, simplemente me limitaré a tener la menor relación posible con él.

Al llegar a la enorme casa me quedé pasmada, era un chalet enorme, más grande de lo que yo creía, puede que incluso más grande que el internado. Lo primero que pude ver fue una gran entrada con muchas plazas de aparcamiento, cuatro estaban ocupadas por lujosos coches que imaginé que eran lo que Amanda y Liam solían utilizar, otra estaba ocupada ahora por el coche negro de Everett, no entiendo mucho de coches, bueno vale no entiendo nada de coches pero juraría por como se las gastan los Justices que es un coche de lujo carísimo, más adelante se podía ver un jardín precioso con muchísimos arboles rodeando la casa totalmente pintada de blanco, todos los arboles estaban repletos de florecillas preciosas que se movían por la suave brisa que en conjunto hacia que la casa fuera sacada de un libro romántico, lo pienso y me siento como si estuviera viviendo un libro de Mercedes Ron, algo totalmente alucinante. El césped que rodea la casa brilla con la luz del sol y se nota que está muy bien cuidado, como la casa, es precioso. Antes de salir del coche me tomo cinco minutos para respirar. Sí lo se, os estaréis preguntando porque no salgo pitando del coche para ver esa maravilla de hogar, pues la verdad es que puede parecer alucinante y lo es pero también puede dar mucho miedo vivir en un chalet privado y encima con una familia multimillonaria y famosa, sabía que lo que estaba emprendiendo era algo alucinante pero también muy innovador para mi así que no puedo mentir, estaba un poco aterrada. Respiré hondo, me giré y entonces vi como Everett me ponía una de sus caras como si lo que estuviera viendo fuera un bicho raro, aunque empiezo a darme cuenta de que es su especialidad, hacer que la gente se sienta como la más rarita del mundo en comparación a él que es la perfección en persona, menudo gilipollas. Cuando decidí salir al fin, fui hacia donde estaban Amanda con el resto de la familia decidida a enfrentarme esta nueva vida que sin duda quería con todas mis fuerzas. 

--Vamos vamos, rápido Nicolett hay muchas cosas que quiero enseñarte, ¿podemos empezar por mi habitación?-- Exclamó Helena y cuando quise darme cuenta la tenía pegada a mi. Me hace gracia ver  la ilusión con la que me habla y las ganas que tiene de tenerme en su familia, se nota que realmente es algo que esperaba con ansias y eso me llena el corazón de alegría.                                                                                                             --Helena hija deja que vea toda la casa con tranquilidad -- Contestó Amanda con voz suave acercandose a nosotras. Empezó a acariciar la cabeza de Helena y cuando se dió cuenta de como observaba la casa me miró, le sonreí tímidamente y me acaricio la mejilla, un gesto que necesitaba en este momento.                                                                                                                                                   --Bueno yo ya he cumplido así que me largo, por cierto no contéis conmigo para la cena, tengo planes --Anunció Everett con el tonito de borde prepotente que utiliza desde que le he conocido, cerró con llave el coche, se dió media vuelta y empezó a andar hacia el chalet como si nada.                                                                                                                                                                 --Everett hijo esta noche queríamos cenar todos juntos para celebrar que Nicolett esta con nosotros -- Replicó Amanda intentando convencer a su hijo de que cenara con nosotros esta noche, pero Everett ya estaba a unos 7 metros de distancia de donde estábamos nosotros, quizá no le escucho o quizá no quiso escucharle pero no obtuvimos respuesta.                                                                 --Realmente no se que hacer con este chico, algún día acabara con mi paciencia -- Comentó Amanda mientras se frotaba la frente con la mirada en la puerta por donde él había entrado.             --Bueno ¿entramos preciosa? -- Me propuso con una sonrisa encantadora, a lo que por supuesto respondí con un sí. La verdad es que estaba bastante nerviosa pero eran ese tipo de nervios que te producen una bonita sensación, como si supieras que algo muy grande va a empezar.     

Nada más entrar dimos al recibidor abierto en el que más adelante, justo enfrente había una escalera preciosa de cristal que se dividía en dos y que dejaba ver una parte de la segunda planta, muy bien decorada con una barandilla color dorada que se enrosca al principio y al final de la escalera, en el principio de la escalera hay dos estatuas blancas preciosas que le dan un toque artístico precioso junto al enorme cuadro del medio de la escalera justo antes de que se separe en dos. El cuadro esta compuesto por muchos colores y aporta luminosidad y alegría a la casa, la hace mucho más familiar. Las paredes son blancas como en el exterior de la casa y a su izquierda se podía ver un pasillo que daba a una gran cocina y a los dormitorios del servicio. En la parte derecha se podía ver un comedor con una enorme mesa familiar y una alfombra negra y más adelante se encontraba una especie de salita muy mona junto a un pasillo que daba a los despachos de Liam y Amanda. También, me enseñaron la piscina interior y exterior que estaban prácticamente al lado, ambas eran muy amplias y más profundas de lo que pensaba, al lado de estas había un gimnasio suficientemente grande como para ser ocupado por varias máquinas.                            



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En el texto hay: primera vez primer amor

Editado: 29.04.2020

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