'LOBOS AULLANDO'
Tara le da la orden a Ashley y no pasan ni cinco segundos cuando yo me abalanzo sobre ella tapándole la boca para que no grite, el sedante sale en dirección a la copa de un árbol generando que varias aves salgan volando
Ambas caemos de lado y soy la primera en levantarme con ayuda de Archie. Me doy la vuelta para ir a ver a Gian, no obstante una mano me jala del hombro bruscamente. La morena tiene el labio partido ―seguramente por el cuarzo de mi anillo― y me dirige una mirada de rabia.
―¿Qué carajos fue eso? ―me pregunta lentamente como si se contuviera.
―Pues claramente detenerte ¿o el labio partido no te es suficiente? ―respondo y voy rápido al borde del andamio.
Gian tiene en las manos la cámara que le regalé un año después de salir del colegio y está tomando fotos de unos hermosos abedules blancos que están en el lado contrario al muro.
El alivio me invade y volteo a ver a Archie. Tara le ha puesto la mano en el abdomen a Ashley para que no venga a mi encuentro.
―¿Viste algo raro en su actuar, mirar o si saco algo además de la cámara?
Todos están confundidos por mi acción y expectantes a mis explicaciones.
―No, el reflejo que todos vimos era por el lente de la cámara. Mientras perdías el tiro de Ashley, él aprovechó para fotografiar a las aves. Es todo, no hizo nada raro.
―Perfecto. No hay riesgo, vuelvan a lo que hacían. Y de pasada curen a Ashley.
Dejo a todos con la palabra en la boca y bajo del andamio recogiendo mis cosas en el transcurso. Escucho a alguien venir, pero no me detengo. Llego al almacén, saco una maleta y procedo a meter todo tipo de municiones dentro de ella.
―¿Qué fue todo eso? ―pregunta atrás mío el ojiazul.
―Verdad, no te lo presenté. Él era Gian, no había necesidad de sedarlo. Aunque el reflejo de Tara fue bueno, no fue preciso. Se adelantó a los hechos y esta vez no en su favor.
―¿Gian? ¿El mismo que está prendido de ti desde secundaria? ―me mira entre confuso y divertido.
Asiento en afirmación.
―Okey… ¿Y el espectáculo que hiciste es tu declaración de amor?
―Claro que no.
―Ya decía yo, ¿entonces por qué lo pro…
―No porque la declaración fue hace como cuatro años, te la perdiste ―digo cortándolo.
Salgo del almacén y me dirijo sin prisa hacia el lado Este para corresponder a la conversación que me pidió el viejo.
Aparece en mi visión la puerta de acceso, comienzo a acercar mi anillo a la ranura y una mano fuerte se interpone metiendo su anillo antes que yo.
―¿En qué momento te declaraste a él?
―En el momento que dije “Oh por Dios, mi corazón le pertenece seré suya por toda la eternidad”. ―Me toco la frente para agregarle dramatismo.
Se le sale una risa ronca. Rio con él girando los ojos a la vez que choco con un cuerpo grueso y duro. El impacto me envía atrás y Archie reacciona a tiempo sosteniéndome debajo de los brazos.
―¿A quién le dijiste tremenda barbaridad? ―dice Reaht una vez que me repongo.
Al pelinegro a mi lado se le sale una risa burlesca.
―Fue una broma ―me excuso.
La verdad da igual si lo escuchó.
―Ya conoces mi opinión. ―Hago un ademán para que continúe―. Estaba yendo a buscarte para hablar, ¿se pudo resolver el riesgo de seguridad en el lado Norte?
―No hubo tal riesgo ―esbozo en respuesta.
Gian no es una amenaza, es mi familia. Tadeo, él y yo hemos estado juntos desde siempre, no es momento para dudar de él.
El viejo mira a Archie y es como si se comunicaran sin palabras. Algo no anda bien por lo que veo.
―Iré a hablar con Atena. Necesito que supervises el entrenamiento de los reclutados, Kana.
Casi puedo ver del todo los iris azules de Archie por la sorpresa. Ambos estamos en ese estado, ya que se evidencia la seriedad del tema al llamarlo por su apellido.
Aprieto el hombro de Archie incentivando que se vaya cuando me doy cuenta que está mirándome esperando una confirmación.
Él se va a cumplir la orden mientras que Reaht y yo entramos a su oficina, dejo mi maleta al lado del sillón y espero sentada a que comience a soltar la información que quiere decirme.
―¿Cómo vas con los Falchi? ―Es lo primero que pregunta.
Le sigo el habla, quiere relajarme para desplegar lo que cree que me chocará, lo que me intriga es el qué. A no ser que tenga que ver con mi hermano, no tengo otra preocupación.
―Michaelangelo Sartori es alguien interesante y peligroso, un lobo bajo el atuendo de cordero. Algo admirable, tendré que ser más sagaz de lo que tenía pensado, pero nunca está demás prevenir. Respecto a “nuestro amistoso” encuentro, dijo que tenía asuntos pendientes y cuando estuviera todo en orden se contactaría conmigo. Quiere hacerme esperar un tiempo para entrar en su base, estaré a prueba. Lo que es lógico, pero no es conveniente para mi.
―No solo para ti, sino para toda la organización.
―Lo sé, pero mi cuello es el que irá a la guillotina si sale mal.
―Pero no saldrá mal, por eso te escogimos a ti ―refuta arrugando la nariz.
―No me tengas tanta fe, el futuro es impredecible. ―Sale a la luz una inseguridad mía.
Deja su silla y se sienta a mi lado.
―Tú eres lo mejor que tenemos, yo te entrené. Recuerdalo.
―Lo tengo presente, descuida ―dicho eso me sumo en mi máscara de frialdad nuevamente.
El ambiente me resulta algo incómodo, por eso como no le veo intención de levantarse me alejo poniéndome de pie. Él niega y se recuesta en el sillón.
―¿Qué pasó realmente al lado Norte? ―inquiere.
―Era Gian, estaba tomando fotos.
Hay algo de sorpresa en su expresión.
―¿Es artista? No me lo habías comentado ―dice interesado.
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Editado: 16.06.2021