Efímero [parte 1 y 2]

Capítulo 9

#November Rain

Ashley

He estado demasiado atareada, han pasado más de dos horas y aún no he podido moverme, estoy en el mismo lugar de antes. Atendiendo a las personas. Justamente hoy, tengo más trabajo que nunca.

Ya anocheció, el cielo se nublo un poco y los relámpagos anuncian que pronto se ira a luz y empezara a llover probamente, ni siquiera vi el pronóstico del clima por ende no traje anda para estos casos.

Soy estúpida, pero no me culpa, en este lugar es demasiado, en serio, demasiado raro que llueva. Por otro lado, estoy intentado saber en qué lugar se encuentra Sebastián, pro alguna razón no he dejado e buscarlo, su orden fue entregada hace rato y corro el riesgo de que ya se haya largado.

Vaya mierda.

—Ash, deberías llevarle tu reporte al jefe —recomendó Allison pasándome por el lado. Bufe de mala gana empezando a tomar nota en el pesado libro de asistencia.

—Bla, bla, bla —murmure mientras empezaba a escribir de mala gana, hacerlo nunca ha sido una de mis cosas favoritas. Por eso odia totalmente la escuela.

—Disculpa... —alguien se colocó detrás de mí. Mierda, reconocería esa voz en cualquier lado, es la misma que tienen mis pesadillas —¿Algún problema?

Trague grueso, y me voltee lentamente —No.... ninguno —la chica entrecerró los ojos, luego los giro con fastidio.

—Cuida tus palabras, que este numerito te puede costar tu trabajo —paso por mi lado empujándome por el hombro. Evite hacer una mueca de disgusto. Asentí hasta que salió de mi campo de visión.

Elizabeth.

La preferida del jefe, y la más insoportable.

Volví a mi lugar y seguí tomando nota sin ganas. Luego de un rato por fin termine. Camine con cuidado hasta la oficina del mandón. Toque dos veces y entre como siempre lo he hecho, pero me arrepentí en el segundo en el que encontré a Chelsea sobre el escritorio de Marco (el jefe). Los estaban casi tragándose con la boca, y por lo que alcance a ver iba para largo.

Me retire lentamente sin hacer ningún tipo de ruido.

¿Desde cuándo hacen esto? ¿La esposa de Marco estará enterada?

Millones de preguntas me surgieron en el acto, pero las hice todas a aun lado. No me gusta chismosear, a veces. Coloque el libro en el primer estante que encontré y me retire el delantal, quise hacer lo mismo con la gorra, pero no pude. Es parte del trabajo del oufits de trabajo.

Para mi suerte casi no quedaban personas y mi turno estaba por finalizar así que decidí ayudar a Allison con su zona—con conveniencia propia, en este caso—como siempre lo hago. Tome la bandeja y coloque algunos cafés y donas sobre la misma y empecé a entregarlas por mesa.

Hice eso unas cinco veces más hasta que di con mi objetivo.

El chico de la farmacia, alias Sebastián, alias el chico del cine.

Deje de pensar tonterías y me acerque sigilosamente, eso pensé hasta que tropecé con mis propios pies y casi doy con el piso. Me enderece de inmediato he hice como que no lo vi. La vergüenza me invadió y decidí mejor no cumplir mi misión, pero fracase en el acto cuando me llamo.

Su voz me causo escalofríos en la espina dorsal.

—Ashley —dijo lentamente con ese tono raro pero sensual que había usado aquella noche. Trague grueso ¿Porque eso suena provocativo?

Me di vuelta, estoy segura de que mi cara es totalmente roja —Se... Sebastián —aclare mi garganta cuando mi intento fallido por sonar segura se convirtió en un suspiro ridículamente urgido.

Alzo una ceja desinteresado, dejo el libro que antes estaba leyendo sobre la mesa, se retiró los auriculares de los oídos y luego se estiro. Se llevó las manos al cuello y giro el mismo con ella, un sonido seco salió de ese acto.

Hizo todo con total tranquilidad mientras yo estaba llena de ansiedad sin saber por qué.

Respiro profundo y luego se levantó.

¿Que?

Por inercia lo seguí —¿Ya te vas? —solté ignorando a la persona que jalo mi blusa para que fuera por sus pedidos supongo, porque no me di tiempo de averiguar que quería.

—Si —dijo secamente colocándose la chaqueta. Fruncí el ceño cuando la noté ¿De dónde salió?

Estuve a punto de preguntar por qué, pero un chillido femenino hizo que nos detuviéramos, los dos, en medio del camino a la salida. Los dos observamos al mismo tiempo el lugar de donde provenía aquel sonido, la coordinación fue rara.

Elizabeth venia hacia nosotros, bueno, hacia Sebastián.

VI que el bufo e hizo una mueca extraña arrugando la nariz con desaprobación. La chica se le lanzo encima, estaba feliz. Me sorprendí, nunca la había visto reír así, ella es un poco... amargada.

—¡Sebas! ¿Por qué no me dijiste que vendrías? —hablo al fin cuando se separaron, el deposito un beso en su frente, ahora no estaba de mal humor, lo note. Me sentí incomoda al ver esa escena tan, romantica.

¿Acaso es su novia? Que te importa.

Carraspee ganándome la atención de los dos. La mirada que me dio Elizabeth fue suficiente para querer desaparecer —¿Se te perdió algo? —dijo llevándose las manos a la cintura, sonó molesta.

Negué con la cabeza rápidamente sin saber que decir, así que solté la verdad —No.

—Entonces, shu, shu —hizo un ademan de que me alejara y eso hice.

Me retire con la cabeza llena de dudas que hice a un lado cuando choque contra alguien bruscamente, caí de culo golpeándome la cabeza contra una silla metálica. Un dolor insoportable me cruzo el cuerpo cuando intente enderezarme. Me sentí desorientada, de repente todo me dio vueltas, solté un quejido cuando alguien me tomo del rostro.

Mi vista era muy borrosa, escuche muchas voces de fondo y cuando menos lo espere todo fue negrura.

Creo que estoy a punto de...

Sonidos distorsionados y sombras borrosas era lo único que veía y escuchaba. Todo giraba a mi alrededor, me tomo unos minutos distinguir el lugar donde me encontraba, claro, solo el hospital puede oler a alcohol, gel anti bacteria y medicina.




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