Efímero [parte 1 y 2]

Capitulo 4

#Hijo de su...

Sebastián

Salir de día no es lo mío, pero hoy me toco hacer un esfuerzo, la fiesta de Green comenzó a las 3 de la tarde, una completa idiotez de hecho. Pero aquí estoy, bebiendo y metiéndome quien sabe que mierda desde hace horas.

Conducir así no es algo que me agrade estando cuerdo, pero la jodida idea de hacer rugir el motor de mi coche y correr a grandes niveles mientras el aire me golpea la cara me satisface.

La adrenalina me llena.

Lástima que hay ocasiones en la que todo está en mi contra, como la lluvia, después de casi seis jodidos meses sin saber nada de ella se ha decidió joderme la existencia hoy. Precisamente hoy que tenía pesado ir al callejón de Raúl a por unos golpes, me hace falta darme de hostias con algún idiota.

Mis planes cambiaron cuando recibí una llamada de mi jefe anunciando una sola cosa: Estaba despedido. ¿Me afecta? Si ¿Me importa? No, pero a Alexa sí que le importa, y el tener que escuchar sus gritos no es algo que me agrade, no cuando lo único que tengo en la cabeza es rabia.

Cogí mi coche y empecé a correr por las calles de Barcelona, todas solitarias gracias al aguacero que hubo hace algunos minutos. Mi cabello se mojó un poco gracias a que salí disparado de esa fiesta llena mediocre.

Agradezco el que la música sea buena para relajarme en estos momentos.

—Joder, bájale a tu mierda chico que me dejaras sorda —siseo la chica detrás de mí, traer compañía no fue la mejor idea. Puedo ser un hijo de puta, pero por más que me joda la idea no pienso dejar tirada a Lili después de haber cogido con ella, y más si está empezando a sentirse mal por toda la basura que bebió.

Automáticamente cambio la música, pero no baje el volumen. Coldplay no es lo mío, el romanticismo y las cursilerías del amor me viene de puta madre, ese es un tema que mande a la mierda desde hace tiempo.

La única razón por la que deje que "The Scientist" fue por el pequeño si de Lili al escucharla.

Después de conducir por más de 2 horas sentí alivio al saber que estaba aproximándome a mi destino: La casa de Lili. En cuanto gire la última esquina me regañe mentalmente por ir a una velocidad alta.

Una maldita loca estaba de la calle no sé si se habrá dando cuenta de que literalmente podría pasarle el auto encima y dejarla como tortilla aplastada en medio de ese lugar sin dejar rastro de mi presencia, no espere a que se quitará porque hasta lo que logre ver no tenía intenciones de hacerlo, gire el volante mientras frenaba con una fuerza sobrenatural, ni siquiera sé cómo logre pasarle por el lado.

Cuando me asegure de hacerlo saque un poco la cabeza por la ventanilla que ya estaba abierta y grite:

—¡Hazte a un lado! ¡Maldita suicida! —para después acelerar unos minutos hasta estar frente el departamento de mi acompañante.

¿Qué clase de persona arriesga así su vida? Si tenía intenciones de suicidarse que busque a alguien que quiera ir a la cárcel, ya tuve suficiente de ese lugar.

Toque la bocina del auto sabiendo que iba a despertar a más de una persona cosa que no me importa.

Una cansada Elizabeth me salió quédense de pie en el porche, su cara estaba totalmente roja por el enojo, llevaba el cabello desordenado y estaba en toalla. Por un momento se me cruzo la idea de ver que tal vez acaba de llegar del trabajo, por eso su estado, pero cuando vi a ese pendejo detrás de ella descarté la opción.

Me baje del coche, camine hasta la parte de atrás y obligue a Liliana a abrir los ojos, hasta estar completamente de pie, para mi suerte todavía puede caminar, pero aun así pase las manos por sus piernas y espalda para llevarla adentro, no tuve que adentrare mucho porque la deje en el sillón de la entrara.

No espere ninguna palabra de la otra chica, estoy muy agobiado para los regaños ahora, suficiente con los que me esperan en casa, seguro mi ropa ya está en el porche de mi casa para cuando llegue.

Suspire.

Estoy en la mierda, seguro.

Ashley

Joder ¿Qué es esto? fue lo primero que exclame cuando cruce el lumbral de mi departamento, había un desastre, muchas cosas rotas y punzantes por todos los sitios, el olor a alcohol era impredecible. La música estaba a un volumen espeluznante.

Estaba rodeado de personas, chicos en su mayoría.

Olía a sexo, mucho sexo. Había personas besuqueados en cada esquina ¿Dónde demonios esa Jane?

Como si pudiera oírme la mencionada apareció detrás de mí, no me sorprendió verla tan borracha, ni siquiera podía sostenerse.

—¡Hey Ashley! Has llegado a casa, mira que mierda, pensé que llegarías a más tarde —arrastro las palabras soltando algunos balbuceos en el camino. Un chico rubio apareció detrás de ella sosteniéndola de la cintura mientras la ayudaba a caminar.

No tuve que esforzarme mucho por saber quién era.

Hijo de su...

—Vamos Jane, estas que te caes —dijo que forma divertida obligando a caminar. Entrecerré los ojos, él está igual de borracho. Me apresure a jalar a Jane del brazo para ayudarla yo misma, pero con eso logre que Dylan me cayera encima.

Su rostro quedo a escasos centímetros del míos.

Clavo su iris azul en mis ojos, me recorrió el rostro como si quisiera guardar cada parte de el en su cabeza. Los parpados le pesaban como si fuera caer rendido en cualquier momento, la sonrisa de idiota no le cabía en la cara, temblé cuando su mano toco mi cintura desmoronado mi seguridad.

Si continua así no podre controlarme, estoy segura, y no quiero que parezca que me aprovechare de su estado. Mucho menos quiero que ocurra algo entre él y yo, menos cuando se que mañana regresara el Dylan imbécil que no sabe dejarme tranquila.

El chico que me hace enojar cada que puede. Con cuidado lo separe haciendo que cayera sentado en el sofá más cercano.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.