Efímero [parte 1 y 2]

Capítulo 7

#Pequeña dama

Ashley

Sentarme al lado de Dylan fue lo más tonto que hice. En toda la puta película no ha parado de decir tonterías, muchas personas lo callan, pero eso no es suficiente, no deja de acercarse a mi oído y susurrar mierdas.

Estoy enfada con Jane por dejarme al lado de este imbécil.

—Entonces ¿Te gustan los rubios? —dijo de forma picara mientras se acomodaba el cabello.

Gire los ojos molesta —No.

Su sonrisa se ensancho —Puedo teñirme, si quieres —me guiño un ojo fingiendo coquetería.

Lo miré molesta —¿Podrías callarte? —exigí, pero sonó más como una súplica.

Entrecerró los ojos, coloco el brazo en mi silla, sus dedos me rozaron levemente el muslo, mi seguridad empezó a quebrantarse ante ese pequeño roce, trague lentamente alejando mi pierna, pero eso provoco que su mano quedara por completo en este.

Joder, siento que voy a temblar.

Acerco su cara a la mía, no aparte mi vista. No dejare que note cuanto me afecta un toque tan ridículo.

—Cállame —reto. Sus labios estaban muy cerca de los míos, pude sentir su aliento chocar contra mi nariz. Automáticamente retrocedí.

Festeje cuando las personas empezaron a levantarse, eso significaba que la película ya había terminado, me levante de golpe sin esperar a Jane siquiera. Salí con toda la prisa que tenia.

A veces pienso que la mala suerte me persigue, solo voltee un segundo para asegurarme de no tener a Dylan cerca, pero de pronto choque contra alguien golpeándome la cara contra un pecho, perdí el equilibrio y termine callado de culo.

Maldecí cuando todos se me quedaron viendo, podría jurar que algunas personas se burlaban de mí.

Una mano masculina se colocó frente a mi vista, el dueño tenia algunos tatuajes en el antebrazo. Tuve ganas de abofetear esa maldita mano, pero fui consciente de que la que cometió el error fui yo.

—No tengo todo el día, mi caballerosidad se esfuma en segundos, señorita —esa voz, la escuchado en algún lado. Alcé la cara y encontré un par de ojos grises penetrantes, su color era tan inusual que causaba miedo si los veías fijamente por mucho tiempo.

Su cara estaba relajada, pero al verme su ceño se frunció un poco, entrecerró los ojos como si quisiera asegurase de algo, luego de eso bajo un poco más su mano como diciendo: apresúrate.

La tomé de una vez, sin necesidad de hacer ningún tipo de fuerza me puse de pie por sí solo, agradecí por lo bajo después de eso.

Joder, su cara, sé que la he visto en algún lado.

Lo siguiente que dijo confirmo mis sospechas:

—La chica de las toallas sanitarias, eh —alzo una ceja, una pequeña sonrisa divertida se formó en su boca, pero la diversión no llego a sus ojos. Es como si no sintiera lo que dice, como si su boca trabaja por su sola.

Abrí la boca para reclamarle, pero...

—¡Ashley! —Jane estaba detrás de mí, no tuve que voltearme para saber que se encontraba allí. Llego a mi lado y m examino luego le dio una mirada fulminante al chico frente a mí, mejor dicho, al chico de la farmacia como es conocido por mí.

—¿Quién es este? ¿Te hizo algo? —empezó.

Negué con la cabeza rápidamente —No, no, no... —la fastidiosa voz de Dylan me alerto.

—¡Joder! —alargo la "e" —Pero mira a quien tenemos aquí, al mismísimo Sebastián Hughes —se acercó al chico y le palmo el hombro como si se conocieran de toda la vida, este le quito la mano de una manera poco delicada como si le molestara el contacto físico.

Que idiotez, pensé al ver lo poco sociable que es. La arrogancia s ele nota a metros, observa a todos con un desinterés sobrenatural.

—Dylan Méndez —dijo sin ganas y con una nota de ironía.

Lo observe de pies a cabeza, su ropa es todo de mismo color: negro. Admito que al ser de un tono claro resalta muy bien en su piel, su altura es algo con lo que no me gustaría lidiar. El cabello le cae por la cara, es del mismo color de su ropa.

A pesar de usar un color tan apagado y deprimente se ve atractivo, sus facciones son atractivas y seductora. Sobre todo, sus ojos, la manera tan intensa que tiene de recorrerte te pone los pelos de punta.

Su cara no demuestra nada, a simple vista parece que tiene algo de sueño y creo que las ojeras debajo de sus ojos lo verifican.

Su mirada fue directa a la mía, la dejo allí, no tenía intenciones de apártala. Por alguna razón no me gusta que me observen fijamente, pero con el diferente, no me siento incomoda es como si me gustara su atención.

Normal viendo de alguien tan egocéntrica como yo, y el tener la atención de un chico guapo no ayuda en nada.

Pude sentir su voz llegando a mi cabeza, como si intentara interrogarme. Me enfoque en él. Olvide por un momento donde me encontraba, era tan adictivo estar así, era un dueño de miradas que no pensaba perder.

Lo vi acercase y entonces si me puse nerviosa, mi seguridad de acababa a medida que daba un paso, mientras tragaba fuerte retrocedí, sabiendo que me veía como una cobarde. Sin apartar la vista comencé a huir, pero atrapo, literalmente me atrapo, cuando sentí el frio metal detrás de mí me sobresalte.

Era la puerta de salida.

—Ashley... —susurro, el tono de voz que utilizo fue juguetón —Para la próxima tenga más cuidado señorita, no siempre la recoge cuando se caiga.

Las palabras se quedaron atascadas en mi garganta., la forma en la que mi nombre sonó en su voz fue jodidamente maravilloso.

¿Qué demonios me sucede?

—No recuerdo haberte pedido ayuda... Sebastián —trate de que mi voz sonara lo más parecido a la suya, pero se escucho como una imitación tan barata y ridícula que me dieron ganas de vomitar.

—Yo también estoy encantado de conocerla pequeña dama —hablo con sarcasmo luego de eso me paso por el lado. Tan rápido, pero a la vez tan lento, su aroma quedo impregnado en mí.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.