El alfa del norte

Emilia García Anguamea

Emilia García Anguamea
Canadá
_Yo, yo, yo, mejor me marcho – dice Jonathan-
_¡Momentito! – el griego, detiene al americano del hombro derecho- por favor no hagas nada estúpido con Emily y encarecidamente te suplico no le digas nadas de lo que emos vivido aquí.
_Tienes mi palabra Elián.
_Nosotros seguiremos abriendo camino, aunque se supone que en Alaska ya no hay madrigueras. – dice un seguro Val-.
Al día siguiente en con el amanecer todos se pone en marcha a paso veloz, para el anochecer llegan a Wales, ahí arman sus casas de campaña, ya entrada la noche a pesar del frío y la distancia de 85 kilómetros los aullidos de Alf y Loke se alcanzan a escuchar, del lado americano cual niños pequeños Val y compañía responden los llamados, los mayores sueltan las carcajadas al estar escuchando tal espectáculo.
El griego mayor se aparta unos metros de la compañía ve a los más chicos seguir jugando, el buen humor de él desaparece al recordar el aroma de Secundina, se lleva las manos al rostro para evitar llorar o tal vez evitar que su llanto llegue a los demás y les amargue la noche, se saca unos de los guantes para morderlo, se estremece cuando la mano derecha de William toca su hombro izquierdo, Elián trata de conservar la calma pero no lo consigue, el celta lo atrae a él hace que esconda su rostro en su pecho " solo suéltalo amigo mío" dice eso y las lágrimas de mojan el lado izquierdo de su pecho, William se queja un poco al sentir el fuerte abrazo del griego, regresa el gesto. En sus tres mil años de amistad nunca lo vio así de mal incluso con la muerte de su esposa no estaba así de dolido, así de enojado, el celta aún en contra de sus convicciones lo retira de él.
Atenas, Grecia
Darío aún seguía haciendo recuento de los daños en el jardín frontal con el plano de la construcción de la villa, trata de identificar los puntos débiles para poder fortalecerlos.
_De que me sirvieron milenios como militar su fallé al defender mi hogar.
_ No es tu culpa amor, nos tacaron a traición.
_Aun así Nereida debí defender mejor., agradezco que protegieras a los cachorros en especial a los nuestros – le da un beso en el dorso de la mano derecha- _ Trata de descansar y afila tu espada nuevamente.
_Si señor. - Darío iba a responder, pero no lo hace ambos desvían la mirada a la izquierda a la entrada principal, ven bajar del taxi al americano-
_¿Hm? ¿Qué hace aquí Jon-Jon? Amor ve con nuestros hijos. - Pantalón negro, camisa roja, chamarra de mezclilla con borreguita, botas vaqueras, una maleta de mano y su inseparable texana – _ ¡Imposible no reconocerte sobrino!
_Si lo dice por lo alto creo que estamos en las mismas condiciones, pero si lo dices por la ropa, me queda bien, me veo guapo.
_¡jajaja! ¿qué te trae a mi humilde morada?
_Emily, atacaron tu casa vine a cuidar de ella y ayudar.
_Nos atacaron a traición, defendimos y atacamos lo mejor posible. Ve con ella se encuentran la estancia privada de Elena. Espero recuerdes el camino.
_Si sigue donde mismo se el camino, gracias.
_Donde mismo.
Entra a la casa principal la cual se encuentra casi igual incluso la misma decoración que hace dos siglos, sin embargo, se ve las adaptaciones al mundo moderno.
_Menos mal que salió ilesa señorita Emilia.
_Gracias a Elena y a mi tío. - Emilia trata de no sentirse acorralada por Michael, se concentra en su teléfono-
Llaman a la puerta la británica Rose atiende al ver a Jonathan siente que cae de rodillas, el americano pasa sin que le den el pase, se retira el sombrero saluda a los presentes, Emilia sin dudarlo se balanza a él, del impulso esté la abraza y la sube a él haciendo que lo abraza también con sus piernas.
_¡Has venido!
_Supe del incidente y no podía quedarme en casa estando tú en peligro.
_Ella se encuentra protegida, demás diría yo.
_-Jonathan ve a Michael de pies a cabeza-_ Y por eso estaré en deuda con los Licaón.
Rose aun no puede salir de su trance, de nuevo inhala el aroma de Jonathan y ella libera el aroma de omega, Michael y Elena discretamente se cubren la nariz, mientras que Jonathan llena sus pulmones con el de Emilia.
_- Se encamina con Emilia aun en brazos detiene su andar con la afro británica- _ Pido disculpas, eres una bella mujer sin embargo esta niña es mi alfa. ¿Cómo te llamas?
_Rose...
_- Jonathan la calla con la mano en sus labios- _ Rose, yo Jonathan Evans no te acepto, no cazaras a mi lado, no dormirás en mi lecho, no te protegeré y no te daré protección, no acepto tu lazo conmigo.
_De buena gana acepto su rechazo.
Los americanos salen de la estancia Jonathan no sabe ni a donde se metió, pero se metió a un lugar privado, sentó a Emilia en un escritorio.
_Gracias al cielo estas aquí, Jon-Jon fue horrible, pero Elena es fuerte y ver a papá Darío fue genial.
_Si, ellos dos son geniales peliando. Espero que no te moleste que haya venido por ti.
_¿Me vas a llevar a tu rancho?
_No, sabes que no puedo eres menor de edad y debo respetar los deseos de tu padre y debo rasparte a ti.
_¿Entonces?
_¡He! Tranquila – le acomoda los cabellos- _ Vine para protegerte.
_Jonathan – se recarga en él - _ extraño a mi mamá, me siento muy sola.
_- La abraza- _ Entiendo tu dolor mi niña y no tengo palabras para darte consuelo, solo llora, llora hasta que te canses y te quedes dormida, prometo cuidarte.
_No eres mi niñero.
_Voy a ser lo que tú quieras hasta el día que me aceptes o me rechaces.
_Por el momento no sé ni que quiero.
_Hm...que te parece si por el momento somos solo amigos, bueno yo soy tu pretendiente.
_Amigo, niñero, pretendiente ¡Je!
_Es mucho para ti ¿no crees?
_Y es por eso por lo que soy alto y fuerte para soportar "tu carga" no eres una carga es una forma metafórica.
_Me gusta ser tu carga, además de que eres peludito y calientito.
_Voy a tomar eso como un alago.
_Lo es. - se alza lo suficiente para darle un beso en la mejilla- _ oye ... ¿te puedo besar? - Jonathan no responde solo la besa en los labios finaliza el beso - _¡Wow! ¡Otro!
_No, anda ve con Elena o van a hablar mal de ti.
_No me importa.
_A mí sí, soy de otro tiempo y aunque me he adaptado hay cosas que no puedo dejar pasar por alto, ve con ellos, te alcanzó en unos minutos.
_¡Si señor!
_- El abre la puerta al cerrarla se recarga en ella, jadea y suspira, pero logra contralar su emoción, en esta ocasión no cae de rodillas por lo contrario siente que se fortalece- _ ¡Siiii! ¡Si, muy bien lo logre ya no me caí! Supongo que es lo que dijo Darío.
Los cinco a pesar del incidente con Rose se pasan el resto del día conviviendo sanamente. Michel se dio cuenta del afecto entre los americanos y se limita solo a un comportamiento cordial. Por parte de Jonathan es la primera vez que convive de esa manera con Emilia eso hace que sus nervios se fortalezcan logrando dominarse por completo.
Esa misma tarde Emilia lo lleva su lugar favorito las estatuas de los Licaón. Jonathan ya conocía la villa, pero ese lugar no y no pasa por alto los bultos, sin duda los tres imponen presencia.
Se llega la noche, Rose, Elena y Emilia en una habitación con la puerta principal cerrada y vigilada, de igual manera el balcón en donde hacia guardia Jonathan como lobo de cuarto patas al igual que Faarti.
Emilia es la primera en ceder ante el sueño, después Rose, Elena se queda de pie enfrente de la ventana, Jonathan cambia a hombre.
_ Trata de descansar, si llegan a atacar estarás cansada y débil.
_ Si ustedes no lo hacen no lo haré yo.
_ Elena debes cuidar a mi Emilia, así que duerme.
_ Odio cuando me dan órdenes.
_ No estoy ordenado estoy pidiendo un favor.
Elena sabe que Jonathan tiene razón y se acuesta a un lado de Emilia y ambas se abrazan, durmiendo tranquilamente.
La noche transcurre tranquila con sus sonidos propios, al llegarse las tres de la mañana del lado oeste de la villa los ruidos emitidos por los guardias ponen en alerta a todos.
Jonathan cambia a bestia al igual que Faarti, Rose y Elena salen de la cama sin despertar a Emilia, sin embargo los sonidos de las peleas despiertan a la sonorense, asustada sale de la cama, el miedo no la deja mover músculo alguno. Los sonidos de peleas son cada vez más cercanos a tal grado que Faarti deja su posición para ir a las peleas. Elena al ver eso da permiso a Jonathan de ir a ayudar.
Michael era quien hacía guardia en la puerta de la habitación, el británico de quinientos años quiebra la puerta no por gusto lo usaron como proyectil se pone de pie e inicia la defensa espada y escudo en mano cual caballero medieval. De un golpe es lanzado por lo aires golpeándose en la pared, el golpe lo marea evitando que pueda ponerse de pie.
Un grito de terror se escucha y se apaga casi en el acto, Michael no puede reaccionar, Elena de un zarpazo logra matar a uno de sus tres atacantes, Rose salta por el balcón haciendo que la sigan, el tercer oponente va a dar el golpe final a Michael sin embargo con un rápido movimiento Michael logra enterrar sus espalda en el corazón.
El británico logra ponerse de pie, Rose regresa a la habitación ya que no vio a Elena en combate, los británicos se quedan sin habla Elena sostiene en brazo a Emilia. Jonathan llega sin cambiar a hombre toma a Emilia en sus brazos, se sienta en la cama ve el pecho desgarrado aún la sangre emanando del cuerpo de Emilia.
_ Jonathan... - Elena no se atreve a decir palabra alguna-
El americano abraza a Emilia logrando escuchar el débil latido del corazón, latidos que de van a pagando, por impulso Jonathan lame sus heridas e incluso la muerde hasta probar su sangre. No la suelta no puede le da miedo soltarla, Michael toma la mano de Emilia.
_ Debes soltarla. – Michael se asusta por la mirada que le dedica Jonathan - _ Jonathan, debes dejar.
_ Jonathan el lobo que le hizo esto está afuera es uno gris con café de extraños ojos color verde.
_ Jonathan, debes soltarla ya no puedes hacer nada – Michael se la quita de los brazos - _ Debes ir por ese lobo ya nada puedes hacer por ella.
Michael toma en brazos a Emilia, Rose se queda sin habla, Emilia se acerca al rubio le dice unas palabras los ojos de Jonathan se tornan rojo, sin tomar impulso salta del balcón perdiéndose entre los combatientes.
¡JONATHAAAAAN! el grito Emilia resuena cual eco mientras ella cae en un espiral oscuro , el Hades talvez o el mismo infierno por estar a lado de un maldito.




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