El alfa del norte

El viaje de Emilia

El viaje de Emilia

( Nota: este capítulo empieza cuando es atacada Emilia)

Jonathan no cambia a hombre, se pone a la altura de la adolescente empieza a lamer las heridas, sobre todo las más grandes y profundas, la saliva se mezcla con la sangre de ella haciendo un factor anticoagulante, Elena se lleva su mano izquierda a la frente preocupada, Michael reza para que funcione. Todos agradecen que Emilia está inconsciente así no sufre a causa del dolor que produce cuando se hace esa mezcla. Elena está sin creer lo que ha sucedido, solo se deja caer de golpe al piso con mil cosas en la cabeza sobre todo el que se pueda salvar a Emilia, la mayor recupera el aliento, agradece a todos por su cooperación, espera a que Jonathan finalice de lamer las heridas cuando lo hace se vuelve hombre, toma en brazos a la chica la cuna en su pecho, cierra los ojos, suspira, su azul mirar se clava en la nada, las lágrimas brotan sin poder detenerlas, a su mente le llegan recuerdos que ya creía olvidados, no era otro que el ver el cuerpo de su esposa sin vida, eso la hace repecharla más a él, sus lágrimas caían al rostro mezclados con la sangre, por más que hacía por limpiar el rostro de la adolescente más se llenaba de sangre, Michael detiene la mano del rubio, este se le queda viendo sin comprender, el británico asiente lento hace a un lado la mano del rubio para ser él quien limpie el rostro de Emilia.

_Has hecho lo que debías ahora nos queda esperar – dice nervioso Michael mientras le retira a la chica de los brazos del rubio- Faarti, Jonathan deben ir ayudar yo cuidaré de ellas – Jonathan lo ve directo a los ojos- confía en mí. La cuidaré bien.

_Yo también Jon Jon – el menor asiente, la coloca a Emilia en los brazos de Michael, acto seguido sale de la habitación, detrás de él los dos africanos-

El sol está en lo más alto de un cielo despejado en verano el ilumina un paraje desértico sahuaros, cactus, nopales, arañas, escorpiones, liebres, conejos, borregos cimarrones, unos pies descalzos no paran de caminar sin saber a dónde ir.

El cabello castaño de Emilia se mece con el poco viento del desierto, su cara ya tiene signo de quemaduras por el sol poco le importa el sudor de su ropa, ropa que le empieza a molestar a tal grado que va desprendiéndose de sus prendas hasta quedar en ropa interior, usa su blusa se la coloca en la cabeza para tratar de mitigar un poco los rayos del sol. Llega hasta un gran sahuaro, se sienta a su sombra, jadeante lame de ambos brazos su salado sudor, se siente demasiado cansada está consciente que no puede recargar la espalda, sus pesados párpados van cediendo ante su cansancio cae en un profundo sueño. Un sonido entra en los dormidos odios de Emilia haciendo que despierte por completo, tambores, flautas llegaban a ella, se pone de pie, se coloca su blusa, sigue el sonido hasta llegar a su origen para cuando llega se escuchan cánticos al tiempo que sonidos hechos por bules, tenabaris y coyolis llega hasta cierta distancia ve la enramada, ve a músicos y a los yoremes yeye, se encamina un poco más llega a cierta distancia para ver mejor la danza del venado, a su lado llega una anciana. ​​​​​​

La anciana toma las manos de la chica, la arena comienza a cubrir a la adolescente recorre todo su cuerpo la cubre completamente, de la nada la arena deja el cuerpo de ella, cae en cuatro respirando entrecortadamente, alza la mirada ante ella estaba parado Jonathan, reconoce esa espalda.

_Es mía. – dice con voz ronca al tiempo que la levanta en brazos –

_No pertenece a donde la quieres llevar.

_- De espaldas a la anciana- El lugar de ella está a mi lado desde el día de ayer que murió.

_Aquí ella siempre será bienvenida… por lo que veo tú también yori.

_Gracias, se lo haré saber. Por lo pronto no quiero que la molesten, ella vendrá a su debido tiempo.

_Emilia, Emi, abre los ojos por favor.

_No, no quiero.

_Debes hacerlo. Emilia debes continuar con tu viaje.

_Quiero ir con mi ma, la extraño mucho.

_Lo que decidas yo lo voy a aceptar, pero debes continuar.

_Está bien ¿me perdonaras si me quedo con mi ma?

_Desde luego que sí.

Jonathan no detiene su andar una nube de arena se levanta al dispersarse la anciana, así como los músicos, la enramada y los danzantes desaparecen.

Emilia abre los ojos todo está en penumbras a tientas busca a los dos hombres sin dar con ellos, respira hasta calmarse, se da cuenta que puede ver en las penumbras, no ve a ninguno de los dos. Se pone de pie, frunce el entrecejo cuando al sentir que la piel le picar sus manos no paran de rascarse los brazos, se asusta al ver que se trae pedazos de su blanca piel, aun así, no deja de rascar sus manos bajan a las piernas, grita cuando el picor es un rostro con miedo se rasca, llora por cada pedazo de piel que es desprendida, grita fuerte, alto, despierta de golpe, cae de la cama abriendo las heridas, Jonathan se apura en ayudarla, ella lo ve como si fuera un sueño con toda la parsimonia pasa sus dedos por la mejilla izquierda del americano, siento como si cayera al vacío para luego sentir como su cabeza rebota entre nubes, cierra los ojos cayendo a la inconsciencia una vez más.

_¡Esta salvada! – dice con cierto tono de culpa Darío-

- El americano la acomoda, la cubre con la sábana-_ ¿Cuánto tiempo tardará en despertar bien?




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