La impotencia de no saber que hacer, nos consumió, de pronto Santoro sin decir ni una palabra y con una mirada cruel en su rostro, sacó un arma y le disparó a Bruno, sentí que mi vida se desmoronó, ¿cómo era posible que una persona fuera tan cruel?, al ver al Bruno caer al suelo lo sujeté, yo llobara desconsolada, Santoro le dijo a sus hombres
-Agarrenla y llevenla a su habitación – yo forcejeé mucho para que aquellos hombres me soltaran, pero mis intentos de safarme fueron en vano.
Me dejaron encerrada en mi habitación, yo gritaba para que me abrieran la bendita puerta, pero unos minutos después me arrepentiría de haberlo hecho, Santoro entró con otros tres hombres más a la habitación en la que yo me encontraba, yo sentí mucho miedo, me agarraron entre todos, comenzaron a quitarme la ropa que tenía, yo obviamente les gritaba para que no hicieran eso, nunca dejé de forcejear con ellos, pero no podía hacer nada, eran demasiado fuertes, da mucha pena contar lo que pasó aquella noche, me robaron mi vida, me quitaron a mi amado esposo, me violaron, me humillaron, me golpearon y un montón de atrocidades más.
Me golpearon hasta... hasta el punto de dejarme tirada en el suelo, inconsciente. Me trae mucho dolor e ira recordar eso momentos, aquellos momentos que fueron muy difíciles para mí, no se lo deseo a nadie...
Esos desgraciados al verme ahí tendida en el suelo, me dieron por muerta, escuché como se reían, no se los oía arrepentidos de nada, ellos no tenían ni una pisca de remordimiento.
Al oír que se fueron, me levanté con la poca fuerza que me quedaba, mi casa estaba algo alejada de la ciudad, no tenía vecinos cerca, caminé hasta donde pude, no recuerdo bien que hora era, lo único que recuerdo es que vi pasar un coche, le hice señales para que se detuviera, cuando se detuvo, una mujer bajó a auxiliarme, yo por tantos golpes me desmaye nuevamente.
Cuando desperté, vi a una mujer sentada a mi lado, ella se veía preocupada por mi estado, no me veía nada bien, tenía moretones en casi todo el cuerpo...
Cuando aquella mujer vió que abrí los ojos se sobresaltó, vi en sus ojos que tenía muchas preguntas por hacerme pero mi estado no me permitía decir ni una sola palabra, yo en esos momentos solo sentía rencor, un rencor y odio que jamás en mi vida había sentido, lo único que quería era vengarme de cada una de las personas que me hicieron daño, iba a aprovechar que ellos pensaban que yo estaba muerta, era una gran ventaja, pensé.
Todo mi ser sentía odio, sed de venganza, ya quería recuperarme para luchar y recuperar lo que posiblemente me habían quitado, mis bienes inmuebles y mi empresa, pero nada se iba a quedar en su lugar aquellos hombres de cualquier forma pagarían por lo que me hicieron, yo vengaria a mi Bruno, claro que sí.
Estuve más o menos una semana y media sin poder hablar, y cuando por fin pude hacerlo, le pedí a esa amable señora que me ayudara a contactarme con mi madre, sólo quería verla, contarle el caso trágico que me había sucedido, necesitaba sentir a alguien cercano a mi a mi lado, lloré mucho por Bruno, no podía asimilar que lo habían asesinado de esa forma tan nefasta y fría, no podía superar su pérdida.
Dos días después de haber buscado a mi mamá, Ceci, quién fue la mujer que me ayudó, logró encontrar a mi madre, quien estaba preocupada por no haber tenido noticias de mí durante tantos días, cuando mi mamá llegó sentí un alivio que no puedo explicar, cuando me abrazó sentí que ya estaba segura.
Le conté todo lo sucedido con lágrimas de rabia, porque era eso lo único que yo sentía, rabia.
Le dije a mi madre que nadie podía saber que yo estaba viva, mi madre también estaba llorando, eso me partió más el alma.
Ella me dijo que me apoyaría en todo lo que fuera necesario, aunque también me dejó muy en claro que no estaba de acuerdo con los planes de venganza que yo tenía, pero lamentablemente la desaprobación de mi madre no me iba a detener, yo necesitaba acabar con la paz de esas personas, así como ellos acabaron con la mía y la de Bruno...