El bosque de las sombras

La noche se cernía sobre Lumina cuando Sebas y Elena se adentraron en el Bosque de las Sombras. Los árboles retorcidos parecían susurros oscuros, y el aire estaba cargado de una energía inquietante.

—¿Crees que encontraremos el primer Fragmento aquí? —preguntó Elena, ajustando su gabardina.

Sebas miró a su alrededor. Los rumores decían que el Bosque de las Sombras era un lugar donde la realidad se entrelazaba con los sueños y las pesadillas. Las criaturas que acechaban entre los árboles no eran del todo humanas.

—Si hay respuestas, las encontraremos aquí —respondió Sebas—. Pero ten cuidado. La Niebla Negra se siente más densa en este lugar.

Avanzaron en silencio, sus pasos amortiguados por la hojarasca. Pronto, encontraron una bifurcación. Una voz susurró en la mente de Sebas, una melodía antigua que hablaba de secretos y sacrificios.

—¿Izquierda o derecha? —preguntó Elena.

Sebas cerró los ojos y dejó que la melodía lo guiara. Siguió el sendero de la izquierda, donde los árboles parecían inclinarse hacia él como si quisieran contarle sus historias.

En el corazón del bosque, encontraron un altar de piedra. Sobre él yacía un fragmento brillante, como un pedazo de sol atrapado en ámbar. Sebas lo levantó con reverencia.

—El primero de los Fragmentos —dijo Elena—. Pero, ¿qué precio debemos pagar por él?

La Niebla Negra se condensó frente a ellos, tomando forma. Una figura encapuchada emergió, sus ojos brillando con una luz siniestra.

—El precio es la verdad —dijo la figura—. ¿Estás dispuesto a enfrentarla, Espada del Amanecer?

Sebas miró a Elena. Ella asintió. Juntos, tomaron el Fragmento y se prepararon para desvelar los secretos que cambiarían el curso de su misión.

¿Qué misterios aguardan a nuestros héroes? ¿Qué verdad revelará el Fragmento de la Aurora? Continuará...