La primera vez que hable de la idea que paseaba por mi cabeza lo hice con timidez y vergüenza, con miedo a sonrisas despiadadas o palabras de escepticismo. Aun así, conseguí decirlas: «Quiero escribir un libro». La persona que lo escuchó simplemente sonrió y me dijo con mucha dulzura: «Cuéntame de qué trata».
Todavía recuerdo la calidez de esa sonrisa, que fue la que me dio fuerzas para comenzar este proyecto. Muchas sonrisas son el punto de inflexión hacia algo hermoso. Una mirada de confianza es todo lo que se necesita para empezar.
Por eso, debo mi primer abrazo literario a Natalia. Gracias por darme el primer empujón.
Después se han sumado al proyecto muchos más. Lectores alfa que me han aconsejado, corregido y animado a seguir adelante.
Mil gracias a mi hermano Javi. Gracias, Pili. Gracias, Diego. Gracias a muchos más por empujarme hacia lo que hoy se hace realidad.
Espero que disfrutéis de este libro, pues también es un poco vuestro.