El ángel de la muerte

Capítulo 32: Guerra

—Mierda, mierda, mierda—rumio intentando sacar la bala de su pecho, sangre sigue saliendo de la herida mojando mis dedos, dificultandome el proceso. 

—Date prisa, Evelyn—Archer aprieta la mandíbula con fuerza, hace muecas de dolor sin lograr evitarlas. 

—Si no te movieras tanto sería más fácil.

—Perdóname por respi... ¡Aaahhh!

Maia aprieta más fuerte su mano buscando consolarlo. 

—¡Ya casi!—anuncio hacía Julian. 

Evade las balas lo mejor que puede, poniendo a dormir a cuanto humano puede. 

—¡Necesito ayuda!—grita derribando a dos al mismo tiempo. 

Maia hace el intento de pararse, pero mi amigo la atrae de vuetla a su lado. 

—¿A dónde crees que vas?

—Tengo que ayudarlo. 

—Él puede solo, además, Eve ya va a terminar—dirige su mirada endurecida hacía mí.—Verdad, Eve.

Dejo que mis acciones hablen por si solas, al fin logro sacar la maldita bala, permitiéndole a su cuerpo sanar. 

—Ya era hora—respira de nuevo con normalidad. 

—De nada. 

Me pongo de pie ayudando a mi ángel a detener a los humanos, termino el trabajo por él. 

—Fácil—digo con sarcasmo.

—Fácil—repite mirándome, destroza el arma como todas las demás. 

Quebrarlas no evitará que sigan con el enfrentamiento, pero si que sigan matando. 

—Dices que es fácil, pero aún no encuentras a Guerra—Archer se queja viendo los cuerpos. 

—Claro que lo hago amigo mio, esta por allá. 

Apunto con el dedo la dirección dónde se escuchan más disparos. 

—Se los dije para dar con él tenemos que dar con el nido de la guerra, tenemos que meternos más a la boca del lobo. 

—Decirlo es más fácil que hacerlo—se queja Julian sobando mi hombro. 

—No creo que sea buena idea seguir—interviene Maia.—Creo que él ya sabe que vas a enfrentarlo, es mejor dejar que él venga a nosotros. 

—¿¡Que!?—decimos los tres al mismo tiempo. 

—Piénselo, si los humanos están inconscientes, no hay enfrentamientos, peleas, riñas, guerra

Los tres nos miramos, no es una mala idea. 

—No podemos dormir a todos—Julian explica viendo los pocos que aún siguen inconscientes. 

—No necesitamos a todos, solo los necesarios para llamar su atención—enarca la ceja suspicaz.—Ustedes pueden controlar sus mentes...

—A una distancia prudente y a los ojos—aclaro, pero eso ella ya lo sabía.

—Puedes entrar a sus cabezas, Eve. Tal vez tu puedas hacerlos venir, reunirlos y dormirlos. 

Me quedo muda, meditando su idea. 

Es buena. 

—Esta bien—el ángel y demonio intercambian miradas asombrados e incrédulos.—No perdemos nada intentando.

*_*_*_*

Puedo oír sus pensamientos, sus sed de pelea, es fácil entrar en sus mentes, pero no mantemerme en ellas. Tengo que entrar y dejar una parte de mí conciencia dentro, dividiendo mi cerebro en cada uno que tomo. 

Son demaciados. 

Los disparon no cesan, pero si disminuyen, más cuando Archer y Julian se encargan de dormir a los humanos cercanos a nosotros. 

Controlar las mentes empieza a agotar mis energías rápido, mi cuerpo reacciona desestabilizándome un segundo. 

—¿Eve?—escucho la voz preocupada de Maia. 

—Estoy bien—me compongo en mi lugar, concentrándome. 

Les indico a cada uno el lugar de encuentro, llegan cada vez más peregrinos hipnotizados por mi. De repente, un estruendo nos alerta, me detengo de inmediato, búscando la fuente del ruido. 

—Nunca aprendes de tus errores Evelyn—lo escucho llamarme. 

El llanto de un bebé sobresalta a los demás, Julian se mueve con toda la intención de ir a auxiliarlo, lo detengo negando con la cabeza. Esto puede ser un truco, Guerra puede jugar con tu mente, te hará oír o sentir cosas que no están ahí. 

—El bebé...

—Es él—lo corto. 

—¿Cómo lo sabes?

—Yo solo... lo sé. 

El llanto se hace más fuerte inquietando a los demás. Puedo ver a través de sus ojos lo que están pensando, creen que alguien está torturando al bebé y yo estoy evitando que lo salven. Julian se mueve hacia el sonido ingnorando mis ordenes, tengo que taclearlo para evitar que avance, esto es una trampa, estoy segura. 

Se remueve debajo de mi para escparar, presiono más su cuerpo contra el suelo para detenerlo.

—Escuchame, el bebé no se real, esta manipulandote. 

El llanto llega a ser desgarrador, incluso a mi se me dificulta quedarme en mi lugar, tengo que recordarme que estoy haciendo bien, que es una trampa. Maia se mueve desesperada, dirijo la mirada a mi amigo indicandole que la detenga, aún dudando que esto sea un engaño, hace lo que le digo, la toma entre sus brazos deteneindo su andar. 

De repente, los gritos se detienen, siendo remplazados por aplausos, pausados y fuertes. Alzo la vista para verlo dirigirse a nosotros. 

—Tengo que admitir que me sorprendiste Evelyn, esperaba que fueras tu la que viniera a mí, no al revés. 

Me levanto de la espalda de Julian para enfrentarlo, Maia detiene su pelea con mi amigo, Julian se para a mi lado alerta. Guerra se acomoda el saco, junta sus manos en su espalda, ladea la cabeza a un lado como si estuviera estudiándome. 

—Esta bien Evelyn, tu ganas. 

Estrecho los ojos dudosa, nunca nada es así de fácil, mucho menos con Guerra. 

—¿Cual es el truco?

—¿Truco?—frunce el ceño con una media sonrisa, fingiendo estar confundido.—Esto no es un truco, es la distracción. 

Quejidos y maldiciones se escuchan a nuestro alrededor, los humanos están despertando. La sonrisa de Guerra se ensancha al ver a sus marionetas despertar para seguir con su proposito. 

Diablos. 

Archer y Julian se mueven regresandolos al sueño, pero son demaciados, algunos despiertan atacandonos. Tengo que moverme para evitar los golpes que me lanzan, observo a lo lejos como Guerra disfruta de la escena. Evado a cuanto humano puedo yendo directo hacía la fuente de la energía, evade mis golpes con clase, dificultandome enterrarle la maldita daga. 




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