Evelyn
Observo la monstruosidad que tengo frente a mí, trago grueso de pronto nerviosa, no es que no los haya visto antes o ignore su existencia, sé lo que hacen y la función que tienen, pero nunca los vi necesarios para usar, no para mi al menos.
—Tienes que moverte, Evelyn—pide Joel avergonzado. Voltea a todas partes sin saber en qué hoyo meterse.
—No quiero morir de nuevo—admito con el corazón latiendo cada vez más fuerte.
—¿Qué?—frunce el ceño.—¿El ángel de la muerte puede morir?
—Sería más cómo renacer—no entro en detalles regresando la mirada al artefacto que se mira frágil y endeble.—No confío en ese aparato, se ve débil, las alas no se mueven y puede romperse en cualquier momento.
—No lo hará, ahora sube que los demás empiezan a impacientarse.
Puedo escuchar sus quejas desde donde estoy parada en frente de la fila.
—Señorita, tiene que abordar el avión—una mujer vestida con uniforme azul insiste perdiendo la paciencia.
Niego plantada en mi lugar, tiene que haber otra forma de llegar a nuestro destino.
—No puedo creer esto—Joel bufa frustrado. Intenta empujarme, pero pongo resistencia.—Evelyn, mueve esos pies.
—No puedes obligarme.
—Estás llamando la atención—lo sé, maldita sea, lo sé. Pero la imagen del avión cayendo del cielo no me permite moverme.—¿Quieres salvar a tu familia?
No tengo que responder, él sabe perfectamente la respuesta.
—Entonces sube al maldito avión.
Gruño. No puedo creer lo que estoy haciendo, cierro los ojos obligando a mis pies a moverse, suspiros de alivio llegan a mis oídos. Joel guía el camino hasta dónde se supone están nuestros asientos. Los demás humanos se mueven invadiendo el lugar, el corazón me martillea mi pecho con fuerza, por la pequeña ventana puedo ver el ala del avión.
Todo sucede demasiado rápido, la puerta en la que entramos se cierra con seguro, una voz nos llama diciendo que “estamos listos para despegar” lo cual es mentira, no estoy lista para ver esta cosa volar, la máquina mortal se mueve por el pavimento a una velocidad sorprendente, incluso mucho más rápido que cuando intentamos escapar de los humanos poseídos, no creo que sea normal que vaya así de rápido. Atrapó la mano de Joel apretándola con una fuerza que lo obliga a contraer el rostro.
—Tranquila, vas a quebrarme la mano.
—Si morimos, voy a torturar tu alma antes de dejarte ir al cielo—ríe ante mi amenaza, no era un chiste.
—Si ese es el caso, te veo en mi otra vida ángel.
La máquina se agita con violencia.
—Mierda—no puedo evitar maldecir.
Pronto estamos subiendo hasta las nubes, mi estómago se remueve exaltado, cuento los minutos para bajarme de esta maldita cosa.
—Mira—Joel apunta con su otra mano hacia la ventana.
No quiero.
—Se ve hermoso—dice maravillado. Volteo el rostro para ver lo que él, no es nada que no haya visto antes.
—Si, precioso—ironizó.
—¿Siempre sientes esta sensación cuando vuelas?
—¿La de morir? No. Es más fácil cuando soy yo la que controla mis alas.
—Si, supongo que tú estás acostumbrada a esta vista.
—No deja de sorprenderme no importa las veces que haya tenido la oportunidad de verlo.
—Me imagino—se acomoda en su lugar recargando su cabeza en el respaldo, cierra los ojos—Bien, me despiertas cuando aterricemos.
Vuelvo a apretar su mano haciéndolo maldecir. ¿Cómo se supone que se aterriza esta cosa?
*_*_*_*
Despierto con la sensación de algo frío en mi garganta. Abro los ojos encontrando al piloto frente a mí, con una navaja pegada en mi cuello, listo para matarme.
—Levántate—ordena, me muevo con intenciones de atacar.—Ni siquiera lo intentes o todos en el avión se mueren—advierte recordándome en dónde estoy.
Me levanto con cuidado, Joel sigue durmiendo en su lugar aún sosteniendo mi mano, despierta tan pronto siente que me muevo. Es rápido en reaccionar, aparta el brazo del humano alejandolo de mí, golpea su vientre para después torcer su brazo tirándolo al piso. Aunque Joel es ágil el piloto no es completamente humano, lucha contra mi compañero hasta inmovilizarlo, sujeta el arma muy cerca de su cuerpo a pesar que Joel pone resistencia. Las personas comienzan a despertar viendo el espectáculo que estamos dando, temiendo interferir. El objeto volador comienza a temblar cayendo por el cielo a una velocidad alarmante.
A la mierda, de igual forma ya saben de mi ubicación. Uso mi poder para herir al demonio y que deje ir el arma y a mi compañero, sin embargo un pinchazo impacta mi espalda deteniéndome. Otro hombre vestido de piloto me ataca sin contenerse. Golpeó su rostro con mi cabeza obligándolo a retroceder, me muevo atacando sus pies, luego su torso con un poco de dificultad, es difícil defenderme mientras el avión cae en picada. Tengo que apurarme o todos moriremos estrellados. Evado, golpeo, defiendo hasta que por fin logro dejarlo inconsciente en el suelo.