Julian
Era ella. Era mi ángel. Logró escucharme a pesar de que no pude mantener la conexión por mucho tiempo. Recibo el golpe en las costillas sin oponer resistencia, no puedo defenderme, hace horas perdí la capacidad de hacerlo. Intento comunicarme con ella de nuevo, pero mi cerebro no logra concentrarse, mi cuerpo se siente laxo, débil y roto. Los gruñidos de Archer me hacen saber que está recibiendo la misma atención por parte de nuestros anfitriones. La puerta se abre de golpe mostrando a mi magia siendo arrastrada por uno de ellos.
Los golpes hacia nosotros cesan por ahora, el maldito demonio sostiene a Maia con una navaja en su cuello impidiendo que haga algún movimiento o cortara su garganta.
—Sueltala—demanda Archer, sangre sale de su boca, intenta pararse para ayudarla, pero rápido regresa al piso.
—Cállate imbécil, yo no hablo con traidores—el demonio se gira hacia mí.—Dime dónde está la daga o la mato.
—¡No!—grita mi amigo luchando por ir hasta ella.
Los ojos de Maia se nublan en lágrimas llena de miedo, aunque sé que es ella hay algo que se ve diferente, no sé lo que es, pero no es la misma que salió por esas puertas.
—Julian, diles—mi amiga hace lo que puede para alejar su cuello del filo de la navaja.
Es su voz, sin embargo algo me dice que no es ella, Maia jamás aceptaría ayudar a los demonios que buscan dañar a su familia, la conozco. Niego con la cabeza rehúsandome a hablar.
—¡Dímelo!—demanda la escoria que la mantiene presa.
—¡La van a matar!—Archer grita furioso, está cegado por el temor de que le hagan daño a Maia que no se da cuenta que no es ella. Sello mis labios, no pienso decir dónde escondí el arma que puede matarnos a todos, con eso Morningstar tiene la victoria asegurada. —¡Julian!
El demonio mueve la navaja apenas cortándola un poco, una fina línea de rojo se pinta en su cuello.
—Última advertencia imbécil—sentencia aunque puedo ver su mano temblar.
—Vete al infierno—logro decir sanando mi cuerpo.
—No soy yo quien se irá al infierno—advierte enterrando el cuchillo en el pecho de mi amiga, al instante se retuerce en los brazos de su captor, gritando de dolor.
—¡No! ¡No! ¡La daga está en la cabaña! ¡ESTÁ EN LA CABAÑA!—grita Archer antes de que puedan volver a herirla.—¡DEJENLA IR MALDITA SEA!
—Si mientes la mato al igual que a su asquerosa familia—el demonio lo mira sonriendo con suficiencia, arrastra de nuevo a mi amiga desangrándose, gritando por ayuda en sus brazos.
—¡DÉJALA IR IMBECIL!—ruge Archer luchando con la poca energía que tiene para levantarse y pelear por ella.
El demonio sale de la habitación seguido de sus cómplices. Mis ojos siguen el rastro de sangre que quedó en el suelo.
—¡VOY A MATARLOS! ¡LOS VOY A MATAR A TODOS HJOS DE PUTA!—ruge el demonio.
Evelyn. Evelyn necesito que me escuches.
Necesito que ella encuentre el arma primero antes que ellos, que la resguarde en su poder, o Morningstar nos matará a todos.