El ángel de la muerte: La Ascensión Del Diablo

Capítulo 23: Siempre voy a amarte

Evelyn

—Te necesitan en la sala—aparece Joel en la puerta del cuarto.

—Ahora voy—no quiero dejarlo solo, pero dudo le agrade verme cuando despierte. Aparto las lágrimas que siguen cayendo por mis mejillas, aún puedo escuchar sus gritos de dolor, su rostro contraído de tormento y confusión me perseguirá por el resto de mi vida, rompió todo lo que quedaba de mí ver esa desesperación y pesar en sus ojos.

—Término y voy—paso el trapo húmedo por su espalda, limpiando poco a poco el cuerpo de mí ángel. Terminé de sanar sus heridas, ahora solo queda limpiar el resto de sangre que quedó en su piel, teniendo especial cuidado en el área dónde antes estaban sus alas.

—¿Es él a quién estabas buscando? ¿Por quién llamabas en tus sueños?

Suspiro viendo a mi ángel, quedó inconsciente segundos después de despertar, noto cómo contrae el rostro como si estuviera peleando con alguien en sus sueños.

—Si, es él.

Guarda silencio unos segundos.

—Les diré a los demás que esperen.

Se va cerrando la puerta detrás de él. Le agradezco que me permita estar unos minutos más con Julian.

Archer me contó todos los golpes que les dieron, lo bajo que los trataron mientras curaba sus heridas. Parpadeo varias veces evitando que el cúmulo de agua en mis ojos se deslice por mi rostro temiendo que mi llanto lo despierte. No debería hacer esto, pero tal vez no tenga otra oportunidad para hacerlo. Me acerco a él, dejando un beso cargado de todo el amor que siento por él en su mejilla.

—Siempre voy a amarte Julian—me alejo para dejarlo descansar, me congelo al sentir su mano sostener mi muñeca impidiendo que me aleje, giro con el corazón en la garganta.

—¿Evelyn?—no puedo hablar, el nudo en mi garganta me lo impide. Refuerza su agarre alrededor de mi muñeca como si temiera que desaparezca en cualquier momento.—¿Dónde estabas? ¿Qué…?—se remueve en la cama, arruga el rostro preso del dolor.

—No te muevas, necesitas…

Me ignora buscando sus alas en su espalda.

—Mis… mis alas…—se le quiebra la voz rompiendo mi corazón. Sus ojos se empañan en segundos.—Mis alas…Maia…ella cortó mis alas.

—No am…—me corto antes de cometer una tontería.—No Julian, ella no fue, ella estaba actuando por mando de Lucifer. Ella esta poseída.

Sus ojos conectan conmigo, veo el momento justo en el que parece encajar las piezas de un rompecabezas.

—Poseída.

—Si. Yo… ayudé a que logrará poseer su cuerpo.

—¿Qué pasó?

—Él logró manipularme para evitar que cerrara las puertas, para reclamar las almas de los humanos y para…—trago duro preparándome para volver a ver esa mirada de decepción y desconfianza que terminó con todo lo que daba sentido a mi vida.—Para despojar a mis hermanos de sus alas.

Espero su rechazo, pero me sorprende la tranquilidad y serenidad con la que se está tomando la noticia, se acomoda en la cama buscando mi mano para sostener, su toque es energía pura que fluye por mi cuerpo, generando en mí una esperanza que no sé si deba tener.

—No es tu culpa, Evelyn—dice lo que necesitaba oír, pero me negaba a creer.—Voy a encontrar la manera de evitar que vuelva a manipularte.

—No necesitas preocuparte por eso, este collar me ha ayudado a mantener mi mente protegida de él—de un momento a otro se muestra culpable.

—Perdí tu anillo—frunzo el ceño extrañada con ese cambio de tema.—Debí cuidarlo mejor, lo lamento, no sé dónde puede estár, lo busque por todas…

—¿Esté?—le muestro mi anillo en mi otra mano. Atrapa mi mano acariciando el amuleto con cariño, el aire escapa de mis pulmones cuando lo veo plantar un beso encima de él.

—Quería ser yo quién te lo devolviera cuando regresaras.

—¿Lo guardaste?—mi corazón se agita con fuerza en mi pecho. Esto es en lo último que deberíamos estar hablando, pero no quiero hacer otra cosa que no sea estar con él, y alargar este tiempo tanto como me sea posible.

—Archer me lo entregó como regalo de Navidad, lo he guardado desde entonces esperando que volvieras a mí.

Sollozo sin poder controlarlo. Él estaba esperándome, no me olvidó cómo yo creí y continuaba atormentándome durante todo este tiempo.

—Ahora que lo tengo no me debes nada, te daré tu espacio como me lo pediste—le recuerdo.

No olvido la pelea que tuvimos antes de que yo muriera. Mi ángel no confía en mí, y honestamente dudo lo haga después de saber todo lo que he hecho. Alza la mirada serio, apretando más mis muñecas, atrayéndome a él.

—A la mierda el espacio—jadeo impresionada. No es normal para él decir una maldición, creo que juntarse tanto tiempo con Archer le está haciendo daño.—He esperado meses para verte de nuevo, temiendo que quizá nunca iba a poder hacerlo. No necesito espacio, lo único que quiero y necesito en este momento es a tí.

Sin decir más me atrae a él besándome como tanto extrañaba y soñaba. Por primera vez desde que estoy de vuelta siento que puedo respirar, mi corazón revive volviéndose loco en mi pecho, regreso el beso apoderándome de sus labios sin querer dejarlos ir nunca.




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