El ángel de la muerte: La Ascensión Del Diablo

Capítulo 26: Comienza el plan

Evelyn

—Solo será un minuto—repito segura. A mí tampoco me gusta la idea de separarme de él.

—No quiero dejarte de nuevo—susurra mi ángel para que solo yo pueda oírlo.

—Voy a estar bien, te lo prometo.

—Es hora de irnos Julian—lo apremia Miguel.

—¿Por qué no puedes venir con nosotros?

—Es lo más seguro para todos. Además no estaré sola, Archer irá conmigo.

Me mira no muy convencido.

Recuerda que si queremos adelantarnos a Morningstar tenemos que hacer esto.

Cierra los ojos asintiendo, me besa aún renuente a dejarme.

—Regresa a mí cuando termines—suplica.

—Siempre—lo beso de nuevo.

—Esperemos que tu plan funcione—mi hermano me mira serio.

—Lo hará—estoy segura. Es un riesgo para todos, pero si funciona será un logro para el cielo.

—Nos vemos en el restaurante.

—A las tres en punto—repito para todos.

—A las tres en punto—recitan ellos.

Julian me besa una vez más antes de salir de la casa junto con Miguel, Gustavo, Kien, e Ingrid. Yo me quedo en casa con Archer, Joel, Ian, su padre, el sacerdote y la familia de Maia.

—Joel necesito que te quedes…

—¿¡Qué!?—me mira alzando ambas cejas, estaba preparado para ir conmigo y cuidarme como ha estado haciendo desde que aparecí en su hogar.

—Tu, el padrecito, junto con Samuel e Ian cuidarán de la familia de mi amiga. Confío en ustedes para protegerlos.

—Pero…—lo miro con advertencia.—Corres peligro—prosigue ignorándome cual padre preocupado.

—No más que ellos—gira el rostro para verlos a todos.—Morningstar los está buscando, ellos son nuestra prioridad ante todo.

—De acuerdo—acepta viendo al pequeño niño envuelto en los brazos de su madre. Aun sigo sin saber porqué o de dónde me conoce, quizá Maia le habló de mí en algún momento, aunque la familiaridad con la que me mira me hace pensar diferente.

—Si mi plan funciona nos vemos en la noche.

—Buena suerte—nos dice el padre dándonos su bendición. El padre de Ian se despide de él susurrando unas palabras.

—Cuidate—me ordena Joel abrazándome con fuerza.

—Te los encargó mucho, eres en quién más confío para cuidarlos.

—Estarán bien—asegura apretando mis hombros.

—Yo puedo ir contigo—se ofrece Ian.

—No. Es mejor que se queden, no puedo arriesgarme a que los vean y los posean. Además, los necesitamos aquí para cuando regresemos.

Asiente dudoso. Observo por última vez a la familia unida en la esquina, despidiéndome con un movimiento de cabeza.

—Eve, cuando vuelvas tengo que hablar contigo—la madre de mi amiga me pide angustiada.

—Seguro. Hablamos en la noche—me despido desapareciendo de aquí junto con Archer.

Sostengo su mano con fuerza, aparecemos en el jardín vacío, rodeado de tumbas rotas, sucias, llenas de manchas oscuras, con la hierba tan grande que apenas deja ver los nombres escritos en las lápidas. Debí saber que Julian lo escondería aquí, dónde solo él y yo sabemos de la existencia de este lugar y el significado. Avanzamos entre las sombras de la noche hasta que llego a su tumba..

—¿Qué estamos haciendo aquí?

—Aquí yace la familia que creí tener—le explico viendo la lápida con sus nombres escritos.

—¿Cómo? ¿Por qué la daga estaría aquí?

—Pocos saben que tuve una familia, sólo Julian y yo sabemos donde se supone dónde fingieron enterrarlos—empiezo a escarbar la tierra.

—¿Qué pasó con ellos?—pregunta inclinado a mi lado.

—No eran reales. Eran un espejismo que me puso Hambre. Fue por él que bajé al infierno engañada.

Se queda callado ayudándome a escarbar.

—Perdóname—sé que sigue odiándome y me duele verlo tan frío conmigo, aunque sé que me lo merezco.—Pude luchar contra él, defenderme, detenerme…

—Salvala—me corta.—Eso es todo lo que te pido.

No tiene ni que pedírmelo, no pienso dejar que Morningstar la siga lastimando, no solo porque Maia se convirtió en alguien importante para mí, también porque es hija de mi padre, y una de las tantas víctimas de Morningstar.

—Lo tengo—sostengo la daga en mis manos, quitando la tierra que quedó pegada. Se la extiendo a Archer para que la tome.—Regresa a la casa, yo voy por los demás.

Mi amigo desaparece con ella, suspiro viendo el desastre en el piso, salto al restaurante esperando ver a Julian y a los demás. En cambio es la oscuridad la que me recibe, los pocos rayos de la luna que atraviesan los ventanales alumbran el lugar vacío.

¿Dónde demonios están todos?

Te invoco ángel de la muerte. Tú, que eres el único ser que divide el cielo del infierno, tú con el poder de destruirlo todo, con la fuerza de mil soldados…




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