Evelyn
La luz es tenue, el silencio es inminente, la tranquilidad que caracterizaba este lugar se ha ido. Un nudo se forma en la boca de mi estómago, las manos me sudan, no esperaba regresar aquí, no tengo idea de cómo se tomará mi atrevimiento a subir, avanzo con paso decisivo hacia la sala de reunión, siendo guiada por las diferentes voces discutiendo de la guerra.
—¡Mis hijos están muriendo! ¡Está arrancandolos de mi lado!
—Papá, estamos haciendo todo lo posible, pero es difícil comunicarnos con mis hermanos sin sus alas…—Gabriel se calla al verme entrar.—¿Evelyn?
Los ojos de todos los ángeles incluido los de mi padre voltean a verme.
—¿Evelyn, qué haces aquí?—cuestiona mi hermano.
—Necesito tu ayuda—soy directa, viendo solo a mi padre.
—Él no puede atenderte ahora, estamos…
—¿Qué sucede?—pregunta mi papá cortando a mi hermano.
—Morningstar vive en el cuerpo de mí amiga.
—Maia Collins.
—Si. Tengo un plan para detenerlo, pero necesito de tu ayuda para salvarla.
—Sabes que no puedo…
—Por favor, solo está vez te pido que interfieras, esta no es una situación natural, ella no tiene la culpa de lo que está sucediendo.
—Nadie de nosotros tiene la culpa de lo que está sucediendo—mi hermano me mira severo siendo claro.
—Lo sé.
Mi padre medita mis palabras, estrecha los ojos analizándome por unos largos segundos.
—¿Te duele?
—¿Cómo?—me toma por sorpresa su pregunta.
—¿Te duele?—repite.
Trago duro. Por supuesto que él sabe que tengo la marca.
—Si—no tiene caso mentir, él sabe cuando lo hago, la quemadura arde desde que la poseo, mi parte angelical no tolera tener la marca del demonio.
—Bien, salvaré a tu amiga, te ayudaré con su alma. Sólo está vez, Eve.
—Entiendo.
—¿Sabes su siguiente paso?—por ser Lucifer mi padre no puede anticipar sus movimientos, desde que cayó se perdió la conexión que tenían.
—Sigue buscando la daga que ahora tenemos en nuestro poder, también pretende que reviva a las almas que desterraron la tierra.
Su cuerpo se tensa, cierra los ojos seguro pensando que hizo mal con él para que lo ataque de esta manera, sabe lo que hará con esas almas si Lucifer llega a poseerlas, torturarlas no será suficiente para atormentar a mi padre.
—Después de reclamar esas almas planea subir por ti.
—Primero muerto antes de permitirle ingresar al cielo—intercede mi hermano rojo de coraje.
—No lo subiré—aclaro. Tendrá que pasar a través de mí para conseguirlo, sin mí nunca llegará al cielo.—No dejaré que lo consiga, te lo prometo.
—No dejas de ser mi hija, Evelyn. Creo en ti—mi corazón se agita impactado por sus palabras.—Siempre voy a cuidarte, aunque no me hagas caso y te hayas distanciado, sigues siendo mi pequeño ángel travieso.
Lágrimas se acumulan en mis mejillas amenazando con caer, mi papá no me ha dejado de querer, aún me cuida.
—No te voy a fallar.
—Baja a la tierra, yo me encargo de lo demás. Y dile a Miguel que estoy enterado de todo.
Asiento mirándolo por última vez antes de regresar a la tierra.
—Tardaste mucho—Joel me mira sentado en las butacas de la iglesia.
—Gracias por esperarme—me acerco a él.
—¿Ahora a dónde jefa?
—A enfrentar a los demás—me muevo por el pasillo que da a las puertas. Joel camina detrás de mí.
—No les va a agradar que escaparas—habla seguro de la reacción que tendrán todos cuando regresemos a la casa.
—¿Qué es lo peor que puede pasar?