Maia
Hunde mis dedos en el recipiente mojándolos con la sangre de la cabrá, pintando en el suelo un símbolo de invocación. Está quedándose sin opciones para llamar a Eve, sin ella se vuelve vulnerable.
—Vendrá a mí.
No estaría tan seguro, si tuvieras el poder que dices tener ya estaría aquí.
—Vendrá.
Es tu fin Lucifer, ella te matará.
Yo también puedo torturarlo desde adentro, tendrá mi cuerpo, pero jamás mi mente o mi alma.
No vas a poder lograrlo, ella es más fuerte que tú.
—Cállate.
Empieza a recitar unas palabras que nunca había oído en mi vida.
No vendrá, estás perdido.
—No estaría tan seguro—se burla arremedandome, frente a mis ojos resplandece en símbolo en el suelo, en un segundo mi amiga aparece en medio del círculo con la vista fija hacía nosotros, con esa expresión que reconozco de antes.
No. Eve.
—Ven a mí, mi ángel.
Evelyn se acerca hasta mí sin emitir palabra o señal.
No. No. No.
—Me desobedeciste—la sostiene de la mandíbula apretandola con fuerza, incrustando sus dedos en su piel tan fuerte que estoy segura dejarán marca. Su falta de emoción me confirma que no es mi amiga, Lucifer lo logró, tiene el poder de Evelyn de nuevo. —Después me haré cargo de ti, ahora has lo que quiero, trae de vuelta a los muertos.
Evelyn extiende los brazos cerrando los ojos, comienza a recitar unas palabras que hacen a Lucifer sonreír. Se acabó, el demonio ganó, obtendrá hasta la última alma que haya existido en esta tierra y tendrá el poder suficiente para enfrentar a su padre, todo se terminó.
Unos golpes y gruñidos nos alertan a ambos, varios de los demonios bajo las escaleras caen al piso, Julian, Archer y otras personas que desconozco aparecen peleando contra los demonios. Antes de ser consciente de lo que pasa, siento como mi mano se mueve deteniendo la daga evitando que logre tocarme, de inmediato sangre emana de mi palma mientras Lucifer lucha contra la fuerza que ejerce Evelyn por enterrarla en mi cuerpo.
En sus ojos veo ese fuego característico de ella, está luchando contra la manipulación de Lucifer, puedo ver la lucha interna que tiene por permanecer consciente y no permitir que él logre apoderarse de su mente, impidiendo que logré apropiarse de este mundo.
—Evelyn me estás lastimando—intenta imitarme Lucifer creyendo que puede detenerla con remordimiento.
—Sé que eres tú Star.
Él gruñe empujando su cuerpo lejos de nosotros, llevándose con ella la daga. Mi herida no sana tan rápido como a él le gustaría, asumo que son los efectos de la daga, que no es como cualquier otra arma. Lucifer recita palabras que logran afectar a mi amiga, pronto la veo tambaleándose en su lugar negando con la cabeza.
—¡Primero muerta antes que subirte!—grita atacando de nuevo, pero Lucifer es fuerte y rápido, logra esquivar sus golpes lo mejor que puede, buscando cualquier oportunidad para tomar el arma y debilitar a Eve. Un golpe en su mandíbula la manda al suelo, sangre se acumula en su boca escupiendola a un lado. No importa cuanto luche contra él para detenerlo de seguir atacandola, no logro tener el control de mi cuerpo.
Mi amiga se levanta del suelo enfrentando al demonio, mueve sus alas a nuestra dirección con tanta fuerza que me hace retroceder varios pasos. De pronto una luz blanca se abre paso por el lugar iluminando nuestro alrededor, siento el miedo y el asombro del demonio dentro de mí.
—¡Baja y dame la cara!—ruge con fuerza hacía la luz—¡Enfrenta a tu creación cobarde!
El respaldor desaparece de golpe al igual que las heridas de Eve, tres figuras aparecen detrás de ella con armaduras doradas y plateadas, el terror se asienta en ambos al notar que se tratan de arcángeles. Lucifer ríe cómo si todo esto fuera un mal chiste.
Desiste de esta guerra de una vez Luci.
Escucho la voz de uno de ellos en mi cabeza.
—¡Nunca!—se mueve enfrentando a los arcángeles y al ángel de la muerte. Lucifer es fuerte, pero no más que ellos cuatro juntos, sus golpes son certeros y precisos, y aunque él busca con desesperación la manera de arrancar sus alas para debilitarlos, eso no parece dañarlos tanto cómo para detenerlos. Los golpes comienzan a afectarme, puedo escuchar huesos tronar y partes de mí quebrarse, no sé si mi cuerpo pueda seguir soportando estos ataques.
Por una fracción de segundo siento a Lucifer desaparecer cediendome el mando, encuentro a mi amiga con la daga aún en sus manos, nuestras miradas se cruzan diciendo todo lo que no puedo en este momento, si necesito morir para detenerlo lo haré. Lucho contra el poder de Lucifer dándole el tiempo necesario a mi amiga para enterar la daga en mi cuerpo. El grito que sale de mi garganta es desgarrador, mezclado entre la voz de Lucifer y el mío, siento cómo si me quemaran por dentro, lágrimas caen por mis mejillas sin poder soportar el dolor.
Lucifer se apodera de mí luchando por sacar el arma de mi pecho con los últimos rastros de poder que le quedan, pero Eve se mantiene aferrada, sus hermanos se acercan sosteniendo mis manos evitando que siga luchando, puedo ver el torbellino de emociones en los ojos de mi amiga sin despegar sus ojos de mi.