El ángel de la muerte: La Ascensión Del Diablo

Capítulo 33: Hogar

Evelyn

No sé cuánto tiempo ha pasado cuando vuelvo a ser consciente de mi cuerpo y mi entorno, algo se siente diferente esta vez, abro los ojos analizando mi alrededor.

¿Cómo?

Me levanto de la nube en dónde estoy recostada.

¿Qué hago en el cielo?

—Eve—me llama mi padre junto a mí.

—¿Qué… qué estoy haciendo aquí?

—Bienvenida a casa.

—¿Cómo?—cuestino segura que escuche mal.

—Has vuelto a tu casa.

He vuelto a casa, al cielo. Una paz y alegría me invade al saber que soy bienvenida de regreso al lugar en dónde nací y crecí junto a mi padre y mis hermanos. Mi cerebro vuelve a funcionar recordando todo lo que pasó antes de morir.

—¿Maia?

—Como acordamos está de vuelta en la tierra—me tranquiliza.

—¿Y los demás?

—Ahora mismo están ayudando a mis hijos con las secuelas que dejó Lucifer.

No puedo creer esto, mucho menos que me conceda la oportunidad de permanecer en el cielo después de todos estos años que vague por la tierra y el inframundo, después de todo lo que ocasioné. Abrazo a mi padre quién no duda en consolarme como solo un padre puede hacerlo.

—Gracias por no abandonarme.

—Eres mi hija Evelyn, siempre voy a estar para ayudarte aunque no puedas verlo o entenderlo en su momento—regresa el abrazo transmitiendome paz y felicidad.

Aunque me gustaría permanecer aquí con mi padre y mis hermanos no puedo evitar recordar a todas esas personas que quiero volver a ver, en especial a cierto ángel con el que deseo estar en este momento, con quien quiero conocer y experimentar la vida en la tierra, y a quién le prometí volver.

—Te agradezco que me des otra oportunidad y que vuelvas a confiar en mí…—me separo de él para verlo mejor.

—¿Pero?

No puedo creer que vaya a pedir esto.

—Me… gustaría… regresar a la tierra.

Mi padre ríe más relajado que la última vez que lo ví.

—Sabía que acabarías enamorándote de ellos. Te lo dije.

Pongo los ojos en blanco, seguro lleva años esperando este momento para decirmelo, padre tenía que ser.

—Si, si, tenías razón. Los humanos son… peculiares.

—Puedes regresar a la tierra y a tu casa cuando quieras—concede feliz.—Me alegra que ahora aprendas a vivir. Tu hija, eres lo mejor que he hecho. Sé que no te puse en un camino fácil, pero también sé que tú eres mi más fuerte soldado, que puedes con eso y más, me lo acabas de demostrar de nuevo.

—No sabía que vivir también pudiera doler tanto.

—Lo sé—me aparta para verme mejor.—Tener momentos de tristeza nos da la bendición de sentir esos momentos de completa felicidad y dicha—aparta las lágrimas que no sabía estaba derramando, no me dí cuenta cuando empecé a llorar.—Sé que duele, pero estoy contigo. En cada amanecer, en cada estrella al anochecer, en cada sonrisa, en cada buena acción, en cada milagro, siempre estoy contigo hija.

Lo abrazó de nuevo sintiendo alegría pura expandirse por todo mi cuerpo. Que tonta fui al rechazarlo y darle la espalda.

—Es hora de regresar.

—Vendré a visitarte pronto.

—Disfruta esta nueva etapa de tu vida. Y dile a tu amigo Archer que iré a visitarlo pronto.

—Lo har…—volteo a verlo, sin embargo ya no está, en un abrir y cerrar de ojos mi padre desapareció. Estoy de vuelta en la tierra, estoy rodeada de criaturas marinas, grandes y pequeñas.

Nado hasta la orilla del mar disfrutando del momento y de esta creación de mi padre, a lo lejos una figura caminando por la playa capta mi atención, mi pecho se agita sin control, nado con toda mi fuerza hasta la orilla, hasta él.

—¡Julian! ¡Julian!—grito como puedo.

Mi ángel gira su cabeza buscando la persona que grita su nombre como loca, se queda congelado por lo que siento una eternidad.

—¡Julian!—vuelvo a gritar esperando que sepa que soy yo. Sale del estupor corriendo por las pequeñas olas del mar hasta mí. Choco con él casi en la orilla del mar. Me aferro a su cuerpo con el corazón latiendome a mil. Me separa de su cuerpo apoderándose de mis labios, que saben a agua salada.

—Jul…—no me deja hablar me besa con pasión haciéndome olvidar lo que estaba haciendo, me abraza con fuerza como si temiera que fuera a desaparecer de nuevo.

—¿Tarde mucho?—pregunto con un nudo en la garganta.

—Para mí fue una eternidad.

—¿Qué?—no pude haberme ido tanto tiempo, ¿cierto?

—Han pasado cuatro años.

¿¡Tan rápido!?

Tarde demasiado.

—¿Cómo están todos?

—Bien, todos están bien. Maia ahora está por terminar la universidad, Archer sigue siendo el mismo demonio fastidioso de siempre—sonrío sin poder creer que ha pasado tanto tiempo desde la última vez que los vi.—Ahora ayuda al padre de Maia en su taller—no puedo evitar emocionarme de escuchar que mi amigo encontró su lugar en la tierra.—Tobías ahora ayuda a Ian y a su padre a capturar cualquier ser sobrenatural que haya quedado en la tierra, y Joel logró ser un hombre sobrio, fue difícil para él, mucho más después de tu partida, pero lo ayudé a conseguirlo.




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