El anhelo del alma

Capítulo 9

Elizabeth

No podía creer lo que sucedía, si mi tía había muerto al atravesar un portal, yo también. Pero... ¿Cómo era posible?

Recordaba que mamá había llamado muchas veces a mi tía y ella no respondía... También se comunicó con su trabajo y ahí fue que se inquietó y decidió ir a su casa, pero nunca supe cómo murió. Esto... no podía ser cierto...

Me cobijé en las mantas, pues su aroma me resultaba sumamente reconfortante, y lloré hasta que volví a quedarme dormida. No sé cuántas horas pasaron hasta que desperté, y no había regresado a casa, seguía en este mundo, ¿sería que Alex me habría envenenado? ¿O realmente abrí el portal? "Este sitio se siente demasiado real", pensé.

Me levanté y decidí recorrer un poco el lugar, comprobar si estaba soñando, quizás todo era incoherente y eso me sacaba de esta fantasía.

Al salir, el pasillo estaba bastante iluminado, ya que había ventanas en sus extremos. Al acercarme a una de ellas, comprobé que lo que me habían dicho era cierto, nevaba mucho. Regresé a mi camino y llegué a unas escaleras, al descender, vi bastante movimiento de personas. Continué mi descenso hasta un salón grande que tenía una puerta descomunal en la que había guardias apostados, allí también estaba la mujer que había conocido el primer día, la pelirroja, hablando con unas jóvenes. Ella me sonrió al verme.

— Qué bueno que despiertas, Elizabeth — dijo acercándose. — Anour me comentó que te habías asustado al saber nuestra edad.

— ¿Él... él es tu hijo? — Pregunté recordando las conversaciones pasadas.

— Sí, lo es. Acompáñame — ella comenzó a caminar subiendo las escaleras nuevamente y yo la seguí.

— Es tan diferente de ti — comenté.

No solo era diferente, sino que se veían de la misma edad.

— Es porque es un nocturno. Solo mi hija Vera, es diurna como yo. Los demás salieron como su padre.

— Diurnos y nocturnos... — repetí para mí misma, intentando asimilar ese conocimiento.

— Él me dijo que mi tía ha vivido más de quinientos años aquí, para mí... es... algo incomprensible. Ella no se acordará de mí — expliqué con nerviosismo.

— Claro que se acordará, solo ha vivido mucho, pero no ha perdido la memoria — rio.

— ¿Y cómo es posible que haya vivido tanto? — Indagué mientras seguíamos subiendo las escaleras, ella con mucha elegancia y yo intentando no pisar el borde del vestido que se me arrastraba.

— Nuestra celebración matrimonial es un pacto entre las almas — explicó.

— ¿Como magia?

Pactos con demonios”, resonó una vocecita lejana en mi mente.

— Magia, sí. Al casarse con Ingram ella vivirá tanto como él viva.

— ¿Entonces, al llegar aquí, ella se enamoró?

— Podría decirse que sí, se sintieron atraídos de inmediato. Aunque es un poco más complejo que eso.

— ¿A qué te refieres?

— Pues — ella entró por una puerta y nos hallamos en una biblioteca. — Siéntate, por favor.

Yo lo hice y un momento después una chica rubia entró y nos trajo un té con galletas y se marchó.

— Médora, tu tía…

— Su nombre es Marla.

— Sí, ella en ese momento no podía pronunciar su nombre, por lo que comenzaron a llamarla Médora.

— ¿Por qué?

— Pues, al parecer... Emm debería empezar desde el principio. Existe una sortija, la cual mantiene el equilibrio entre la luz y la oscuridad, es una joya muy antigua y su magia se fue haciendo más fuerte con el paso del tiempo, de hecho no se sabe cuántas generaciones pasaron desde su creación hasta ahora. Pero bueno, esta sortija, siempre estuvo en la familia de Ingram, ellos son los responsables de mantenerla a salvo. Una bruja la robó y abrió un portal hacia tu mundo, de alguna forma ella contactó con tu tía, e intercambiaron lugares, ya que para que alguien de aquí pueda pasar hacia allá es necesario que una persona de su mundo le ceda el lugar.

¿La bruja de la que hablaba sería la misma de los cuentos de mi bisabuela? ¿Sería la misma sortija? ¿Pero entonces alguien habría cambiado lugares conmigo?

— ¿Y cómo pasé yo hacía aquí?

— Eso es diferente porque nuestro universo no es tan denso, por lo tanto, no se necesita un sacrificio para venir aquí. Pues bien, al llegar tu tía aquí, tenía la sortija y no podía quitársela ni tampoco recordar su nombre, nosotros habíamos caído en la oscuridad total y nuestros reinos entraron en guerra. Ella se casó con Ingram, pues la sortija exigía la sangre de la Médora original, de quien es descendiente Ingram, y yo me casé con Dunkan para terminar con la guerra.

— Entonces no se enamoraron — insistí.

— Como dije, sintieron atracción, el amor vino luego del pacto.

— ¿El pacto?

— El matrimonio oscuro.

— Suena realmente oscuro.

La pelirroja rio.

— ¿Tú como llegaste aquí?

— No sé, yo estaba jugando a hacerme la bruja — sentí el calor subir a mi rostro. — Me da vergüenza admitirlo, pero... mis padres murieron recientemente y yo encontré unos libros, uno era como un diario, estaba en una caja que tenía el nombre de mi tía Marla, y el otro era un libro de cuentos que escribió mi bisabuela. Bien... la verdad, no sé, vi un patrón entre ambos libros y estaba allí el símbolo, yo lo dibujé y me senté en medio, después imaginé que debería existir una invocación, pero no estaba escrita... lo demás fue borroso, como caer en un sueño y desperté aquí.

— Es extraño es que hayas podido conjurar un portal porque según sé, allí es muy difícil usar la magia. Ya aquí es una magia muy avanzada, solo las brujas pueden hacerlo, y de hecho está prohibido hacerlo. ¿Y cuál fue el patrón que viste?

Estaba a punto de explicarle y preguntarle el nombre de la bruja de la que hablaba, cuando entró aquel hombre, el hijo de Kalina. Ella lo había llamado Anour, y no estaba solo, otros que se le parecían mucho lo acompañaban.




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