El Archivero de Almas

5

Taehyung no sabía a quién buscaba.
Solo sabía que tenía que encontrarlo.

La imagen de ese chico —apenas un instante entre la multitud— se le había tatuado en la mente como un incendio suave.

No era un rostro que se olvida.
Era un eco.
Un dejá vu que dolía.
Como si lo hubiese amado en otra vida… o en un sueño demasiado largo.

Pasó horas caminando por los mismos lugares.
Volvió a la tienda de pinceles. Recorrió el parque cercano.
Esperó.

Pero no volvió a verlo.

Así que hizo lo único que le quedaba:
lo pintó.

Lo hizo con rabia, con ternura, con desesperación.
Y cuando terminó, la pintura estaba llorando.

No él. La pintura.

Unos ojos de óleo tan reales que dolían.
Unas lágrimas tan humanas que parecían moverse.

Se quedó mirándola hasta quedarse dormido, con el rostro manchado de colores.

_______________

En el umbral, Jungkook temblaba.

Había hecho lo que nunca debió hacer:
cruzar.

Un archivero no pertenece al plano de los vivos.
No puede ser visto.
No puede sentir como ellos.

Pero lo había hecho.
Porque no soportaba solo mirar.

Y ahora, cada fibra de su ser estaba deshaciéndose lentamente.

El castigo aún no llegaba.
Pero el sistema ya lo sabía.

Lo sentía en el aire. En el vacío.
Los estantes ya no lo obedecían.
Los frascos temblaban.

El umbral estaba en silencio… pero no era el mismo.

Y sin embargo, no se arrepentía.

Porque esa imagen —el momento en que Taehyung lo miró a los ojos y no lo olvidó—
era el recuerdo más hermoso que había archivado.

Y si tenía que caer por ello… lo haría mil veces.

_____________

Esa noche, mientras los dos dormían en planos diferentes…
el mismo sueño los encontró.

Era la misma habitación.
El mismo cuadro a medio terminar.
Y esta vez, los dos estaban dentro.

Frente a frente.

Sin palabras.
Solo respiración.
Silencio compartido.

Taehyung alzó la mano, temblando.

Tocó su rostro.
El de Jungkook.

Y Jungkook… cerró los ojos.
Sintiendo algo que no sabía que los archiveros podían sentir:

calor.
Paz.
Finitud.

—¿Estás… vivo? —susurró Taehyung, como si tuviera miedo a despertarse.

—No del todo —respondió Jungkook, con una voz que sonaba como un adiós.

—¿Eres real?

—Lo suficiente como para doler.

Y entonces, el sueño se rompió.

____________

Taehyung despertó gritando.

Las lágrimas ya le corrían antes de saber por qué.

Y por primera vez en su vida, escribió un nombre en su cuaderno sin saber de dónde venía:

Jungkook.

Así. Sencillo. Como si siempre lo hubiera sabido.

Y se quedó viéndolo.

¿Era él?

¿Era real?

¿O era solo una forma más de su alma de despedirse antes de tiempo?

________________

En el umbral, Jungkook cayó al suelo.
Deshecho.
Lleno de luz.

La esfera nueva apareció sin que él la pidiera.
Y en su interior, la escena compartida:

Una caricia.
Un nombre.
Un primer “te siento” disfrazado de sueño.

Pero el sistema ya no podía ignorarlo.

Error 5031.
El vínculo ha superado el umbral permitido.
El archivero ha sido comprometido emocionalmente.
Proceder a su reubicación.

Jungkook cerró los ojos.

Sabía lo que eso significaba.

Ser reemplazado.
Ser olvidado.
Ser archivado.

Pero mientras desaparecía, solo pensaba en una cosa:

“Él me recuerda.”
“Él dijo mi nombre.”

Y eso, incluso si lo borraban…

ya era eterno.



#173 en Ciencia ficción
#474 en Fanfic

En el texto hay: tristeza, romance, emocional

Editado: 12.08.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.