El Archivero de Almas

6

Taehyung despertó con el nombre pegado al alma.

Jungkook.

Como una melodía que no podía dejar de tararear, aunque no recordara haberla escuchado jamás.

Lo buscó en Internet. En redes. En sus antiguos contactos.
Nada.

Ninguna cara coincidía con la que pintaba sin querer.
Ninguna voz sonaba como la de su sueño.
Ninguna presencia lo estremecía igual.

Era absurdo.
Buscar a alguien que probablemente era una alucinación.
Un fragmento de su propio cerebro roto por el cansancio.

Y sin embargo…

“Lo vi.”

Lo dijo en voz alta mientras miraba su reflejo.
El espejo no le respondió.
Pero su pecho sí.
Una punzada. Un eco.

Como si una parte de él supiera que Jungkook fue real.

Aunque ya no estuviera.

_____________

En el umbral, el tiempo se detuvo.

Jungkook ya no era archivero.
Había sido desactivado.

Pero no destruido.

Lo habían dejado en un limbo —una sala blanca y vacía— donde iban las entidades que recordaban demasiado.

Allí no había libros, ni frascos, ni recuerdos.
Solo una silla.

Y en esa silla, él.

A veces gritaba.
Otras veces lloraba sin sonido.

Pero lo que más hacía era recordar.

El temblor en la voz de Taehyung.
El roce de su mano en el sueño compartido.
El momento en que lo nombró.

Ese nombre era todo lo que le quedaba.

Y a pesar de todo, no se rendía.

Porque sabía que, si Taehyung aún lo recordaba,
si ese nombre seguía escrito en su libreta,
si cada trazo que pintaba aún tenía su rostro…

entonces todavía existía.

Aunque solo fuera en su memoria.

___________

Día tras día, Taehyung volvió a su rutina.

Pero ya nada era igual.

Ya no pintaba por inspiración.
Pintaba por necesidad.
Cada trazo era una búsqueda.

Los ojos de Jungkook.
Su cuello.
Su silueta en el reflejo de una ventana rota.

Sus amigos empezaron a preocuparse.
Decía cosas como:

—Lo vi.
—No sé dónde está.
—Tengo que encontrarlo antes de que sea tarde.

Y nadie entendía.

Porque, ¿cómo explicar que el amor de tu vida tal vez no sea real, pero aún así te duele perderlo?

_____________

Una noche, bajo la lluvia, Taehyung salió sin dirección.
Las luces de la ciudad eran borrosas.
El aire olía a tierra y a despedida.

Se sentó en una banca. Mojado.
Frío.
Solo.

Y escribió en su cuaderno:

“Si alguna vez fuiste real… vuelve.”
“Si no lo fuiste… al menos déjame olvidarte.”

Y cuando levantó la vista, juró ver una silueta al otro lado de la calle.

Solo por un segundo.
Mojada también.
Inmóvil.
Mirándolo.

Jungkook.

Pero al parpadear… desapareció.

__________

En el umbral blanco, Jungkook abrió los ojos.

Sintió el frío en la piel.
La lluvia que no debería tocarlo.
La voz de Taehyung, aún desde tan lejos.

Y supo:

Estaba rompiendo el sistema.
Desde dentro.
Desde el dolor.
Desde el amor.

Porque su alma no quería ser archivada.

Quería ser recordada.
Por él.
Solo por él.

__________

Y esa noche, por primera vez desde su castigo…
un nuevo frasco apareció flotando frente a él.

Pequeño.
Tembloroso.

No del sistema.
De Taehyung.

Dentro…
el cuaderno mojado.
Y una frase escrita a mano:

“Si alguna vez fuiste real… vuelve.”

Jungkook lo sostuvo como si sostuviera la vida misma.

Y con lágrimas en los ojos que no debería tener,
susurró al vacío:

—Estoy intentando.
Espérame.



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En el texto hay: tristeza, romance, emocional

Editado: 12.08.2025

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