El arte de recordar tus besos.

Uno

Cada que camino y vuelvo a la rutina tengo la necesidad de volver a ella. Aún recuerdo verla marcharse aquel día tan gris, y cuando atravesó la puerta me di cuenta de todo lo que había perdido.

¿Por qué tenía que alejarse justo cuando más destruido estaba? Quizás sabe que necesitamos vivir alejados para acercarnos más, y es que suena ilógico pero así tiene que ser, en el fondo también lo sé.

Al llegar a mi casa y recorrer todos los cuartos me invade la nostalgia, el recuerdo de ella y el cómo poco a poco me convirtió en otra persona.

Cuando la conocí yo tenía 19 años, la amé desde el primer instante pero nunca lo supe, o no lo quería admitir. Ver a esa niña llegar directo al aula de clases, tan organizada, tan enfocada en lo que buscaba, verla me volvía loco en todos los sentidos. Catalina siempre fue una mujer muy independiente en todo lo que pueda existir, pero hablando de amor, siempre necesitaba sentirse querida y acompañada. Me planteaba cualquier manera de ponerle la vida de cabeza por un día, descubrir lo que pasaría si perdía todo el control sobre su vida, sus rutinas, sus tareas. Pero nunca lo intenté.

El último año de preparatoria había sido un desastre, estuve a punto de darme de baja, pero la desilusión que mi madre tenía cada que le comentaba me lo impedía. Decidí terminarla solo por ella, pero me tomé un año sabático porque estaba harto de estudiar, ella no me lo reprochó, o no tuvo otra elección. No fue mi mejor año pero fue menos trágico que el anterior; al menos seguía vivo. Me la vivía de bar en bar y mi mamá solo esperaba que le llamaran del hospital o la cárcel.

­-Tienes que entrar a la universidad.
-Aún no tengo planeado entrar- le reproché a mi mamá con la cabeza a punto de explotar.
-No te estoy dando opción, o bueno, sí. O entras a la universidad o te vas a casa de tu padre.
-No puedes obligarme, tengo ya 19 años y creo poder decidir sobre mí. Además dudo que él quiera verme.
-Pues ya lo hablé con él y ambos tomamos la decisión- dijo tomándole a su café y mirándome a los ojos.
-¿Desde cuando tienes contacto con él? Hace años que no mencionas una conversación de los dos.
-Eso no importa, tienes esas dos opciones y debes decidir antes del viernes para poder llevarte a su casa- fue lo último que dijo antes de salir de la cocina.

¿Por qué me haría esto? No recuerdo haberle causado tantos problemas por no estar estudiando, o al menos eso pensaba. La idea de vivir bajo el mismo techo que mi padre me da un dolor de cabeza, y no porque no nos llevemos bien, pero no me acostumbro a tratarlo.

-Mañana visito la universidad de aquí si quieres- le grité lo más fuerte que pude.

La noche se me hizo lenta, tratando de pensar y elegir la carrera a la que entraría por hacerle caso a mi mamá. Entre tantos pensamientos me quedé dormido, me despertó el sonido de la alarma que no recordaba haberlo puesto. Fui a hacer el trámite junto con Carlos, mi mejor amigo, nos atendieron en menos de dos horas y sin quererlo, ya estaba inscrito a la carrera.

-Listo, comienzo las clases el próximo mes. ¿Contenta?
-Es lo menos que puedes hacer. ¿A qué entraste?
-Negocios internacionales, fue la única carrera que me interesó.-Fue lo último que dije antes de irme a mi habitación.



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Bienvenid@s a lo que será un intento de novela, miles de ideas plasmadas aquí.

Disfruten.

 



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En el texto hay: juvenil, romance, novela romatica

Editado: 06.05.2022

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