Batalla Final

Strauss se lanza hacia mí con una velocidad que no me esperaba, pero logro quitarme a tiempo, poniéndome en sus espaldas, y patearsela con fuerza, lanzándolo fuera del círculo que sus licántropos formaron a nuestro alrededor. En un duelo por el liderazgo, no hay límite de espacio como en un duelo de fuerza. Aquí no importa cuanto te muevas, solo importa quien quede en pie. Antes no comprendía por qué debía ser un duelo a muerte, pero ahora lo entiendo. Los licántropos necesitan un líder con carácter y fuerza. Cuando hay dos licántropos con estas dos cualidades, y solo puede quedar uno, se realiza el duelo, porque así, solo quedará el mejor.

Corro hacia donde está Strauss tirado, e intento agarrarlo del cabello, pero él agarra mi mano en el acto y me tira al suelo, antes de darme un patada en el estómago tan fuerte, que vuelvo a escupir sangre, como cuando hicieron la prueba final. Aunque las heridas más graves ya hayan sanado, los organos que se perforaron o lastimaron en la prueba siguen demasiado sensibles. Siento un dolor espantoso en mi costado izquierdo, donde se encuentra mi bazo. Intento aclarar mi visión y levantarme, pero Strauss me sostiene de la cabeza, elevándome por encima de la suya. Intento safarme, pero el dolor del costado es tan grande que tengo que sostenérmelo con un brazo mientras lucho con el otro, por lo que no consigo demasiado.

Karina tenía razón. Strauss es demasiado fuerte, lo subestimé demasiado.

Kiara

Los testigos del retador y del retado tienen que estar al corriente de cada golpe y paliza que de o reciba el retador o el retado, por lo que sigo a Tara y a Strauss entre los árboles con el testigo de Strauss, y veo como Strauss la hace escupir sangre. Aprieto los puños a mis costados. Es una suerte que cambié puestos con Kenneth, pues si para mí está siendo muy difícil, para Kenneth sería un infierno.

Tara

El golpe que Strauss me lanza a la cabeza hace que un pitido incesante aparezca en mis oídos y sienta mi cabeza como si me hubieran dado un fuerte golpe con una almohada. Me tira al suelo, y yo hago lo que puedo para levantarme lo más rápido posible. 

Ok, vale, debo analizar a mi oponente. Normalmente las personas que son demasiado fuertes o con demasiado músculo no son muy veloces, pero el caso de Strauss es la excepción sin duda. Es fuerte y muy veloz, y no creo que haya llegado a sacar a su lobo interior, por lo que aún no ha llegado a su máxima capacidad. No puedo pelear contra su fuerza o velocidad, al menos no a menos que saque mi lobo interior. A lo mejor así pueda llegar a su nivel.

Dejo que la ira y frustración me envuelvan con libertad, dejando que mi lobo interior salga a la superficie. Strauss intenta encestarme un golpe en la cabeza, pero sostengo su brazo, con mi fuerza en su máxima capacidad. Agarro su muñeca y se la giro a lado contrario, comentiendo que se empiece a torser. Strauss empieza a gruñir de dolor, mientras que lo obligo a arrodillarse frente, para sí estar a la misma altura. Para mi sorpresa, comienza a reírse, lo cual solo empeora mi ira.

-Veo que heredaste la fuerza de mi hermano.-dice, escupiendo la palabra "hermano" como si estuviera podrida.-¿Seguirás sus pasos hasta que te mate?

-Mi padre.-le gruño, mientras que las zarpas aparecen en mis dedos, clavándose en el brazo de Strauss.-Murió intentando vencerte. Ahora yo seguiré su camino, con el desvío en que yo sí voy a matarte.-le sonrío con una mirada psicópata.-Querido Tío.

Le termino de romper la muñeca, cometiendo que suelte un grito y me empuje hacia atrás. Siento el dolor de mi costado, pero esta vez me mantengo en pie. Strauss se ve furioso, pero no veo indicios de su lobo interior aún. Mejor, tal vez pueda ocasionarle ciertas heridas mientras que puedo igualarlo en sus capacidades, mientras tanto, tengo que buscar sus debilidades. Me pongo en guardia, y Strauss se lanza hacia mí. Parece que usa su velocidad para impedir que su enemigo pueda reaccionar a tiempo. Es muy rápido ahora, así que no tengo duda de que cuando libere su lobo interior lo será mucho más y me costará evadirlo. Pero mientras se lanze con más velocidad, más difícil le será frenar. Quizá eso sea de utilidad...

Me pongo detrás de él nuevamente y le pateo la pierna, arrodillándolo de nuevo, y le golpeo en la nuca, haciéndolo caer. Lo sujeto del cabello y hago que me vea, y con eso le golpe la cara, volviéndolo a lanzar a un lado. En ese momento, comienza a reírse, y se levanta lentamente. Veo que le sangra la cara, y no puedo evitar sentirme satisfecha.

-De verdad, eres sorprendente.-me dice.-Llevas la fuerza natural de un Rogers. Pero...¿Cuanta resistencia tendrás?

De pronto, aparecen unas orejas increíblemente grandes sobre su cabeza, de sus manos salen zarpas enormes y sus ojos se vuelven dorados brillantes, mientras que desprende un aura mucho más poderosa y atemorizante que antes. Me preparo. Ahora ya no puedo igualarlo. Me limito a correr. Necesito un plan.

Kenneth

Los gritos y alaridos que Tara y Strauss sueltan de vez en cuando me mantienen alerta, mientras que Isac e Isaác cuidan que no intervenga, o simplemente vaya a ver qué ocurre. Antes pensaba que esa norma de que solo un testigo es suficiente era lógica. Pero no estaba en el lugar de los demás, y ahora entiendo su desesperación.

Camino de un lado a otro, mientras que Isac e Isaác se limitan a observarme mientras juguetean con sus dedos nerviosos. Llevamos un largo rato sin escuchar nada. Porfavor, tiene que seguir viva. No puede estar muerta. Porfavor...

Tara

Evado un golpe de Strauss que va con la intención de decapitarme en un solo zarpazo, y este se estrella contra un árbol, que se rompe con gravedad, aunque no llega a ser atravesado por completo. Demonios, esa estuvo cerca, pero solo me rasgó la mejilla. No estoy segura de verme capaz de evadir el próximo golpe. Tengo que actuar ya. Strauss depende mucho de su velocidad para atacar, pero no es capaz de frenar de golpe sin antes estrellarse con alguna superficie, así que se vuelve su debilidad y su fortaleza a la vez. Uso mi velocidad en máxima capacidad para ponerme frente a un árbol que calculo es lo suficientemente ancho para no sufrir mucho daño en un impacto. Strauss se lanza contra mí en un grito, y en el momento en que le es imposible virar, me lanzo a un lado, y Strauss se estrella contra el árbol, atascando sus zarpas dentro del tronco. Aprovecho para golpearlo todo lo que puedo, y ensartarle mis zarpas en su espalda. Strauss suelta un grito y me tira contra un árbol cercano de un golpe. Siento como la herida de mi homóplato se activa y no puedo evitar soltar un alarido de dolor, antes de caer en el suelo.