El Aullido Prohibido

CAPITULO 1"EL ECO DEL AULLIDO. "

La luna reinaba en el cielo como una reina blanca, suspendida sobre un mar de sombras. Sus rayos caían sobre la montaña y pintaban de plata el contorno de las rocas, mientras el viento nocturno susurraba entre los árboles como un canto de advertencia.

En lo más alto de aquel risco, solitario e imponente, un lobo negro se alzaba contra la oscuridad. Su pelaje parecía beberse la noche, y de sus ojos ardían dos brasas rojas que atravesaban el aire como dagas de fuego. Cuando abrió el hocico y dejó escapar su aullido, la tierra entera pareció estremecerse. No era un simple llamado a la luna: era un grito de condena, un recordatorio de que la maldición aún estaba viva.

Lejos, en un pequeño poblado, las campanas de la iglesia repicaron, como si intentaran acallar aquel eco maldito. Los ancianos se persignaban y cerraban las ventanas, murmurando plegarias aprendidas desde hacía generaciones. “El guardián maldito ha despertado”, repetían con miedo.

Pero entre todos los que escuchaban, hubo alguien que no apartó la vista del cielo. Una joven de cabellos oscuros y mirada inquieta salió al balcón de su casa, ignorando los ruegos de su madre. Su nombre era Elena, y mientras el viento agitaba su vestido, sintió que el aullido no era una amenaza, sino un llamado. Algo en lo profundo de su alma respondía a ese eco, como si siempre hubiera esperado oírlo.

El lobo, desde la cima, giró la cabeza. Y aunque la distancia era imposible, aunque las sombras separaban mundos enteros, por un instante sus ojos rojos se encontraron con los de ella.

Y en ese cruce imposible, algo comenzó..




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