El beso de la libélula

Capitulo 10

ADEM SADIK

Había atardecido, tenía mucho calor. Ni bien llegue de trabajar, me metí en la pileta. Nade por unos minutos, luego me quede flotando, con mis ojos cerrados en el agua. Necesitaba descansar mi mente, por unos minutos.

Pero soy sorprendido por mi esposa, quien nada, desestabilizándome por completo. Se acerca hacia mí, y enreda sus brazos en mi cuello, luego me da pequeños besos en los labios.

-Este fin de semana va a ser todo nuestro, necesito que solo te concentres en nosotros. –Asiento con la cabeza y ella sonríe-.

-Primero voy a llevar a Aylin al recital, luego la dejó en  casa de sus amiguitas, y entonces, recién podremos estar solos toda la noche. –Aferra sus piernas, en mi cintura, apretándola con fuerza-.

-Voy a tomarte la palabra, te extrañe mucho toda esta semana. Me tuviste abandonada y eso no está bien. –Mientras juega con mi pelo, enredado sus dedos me mira fijo-.

-Prometo compensártelo mañana por la noche ¿está bien? –India asiente con la cabeza y me besa con mucha pasión-.

Una hora después, ya estaba vestido y preparado para cenar con mis suegros. A decir verdad, no me agradaban mucho, pero tenía que soportarlos por India. La idea que intentaran meterse en mi vida, la de ella y de mi hija, no me gustaba. Pero los mantenía controlados con mi posición de libre albedrio. A diferencia de mis padres, jamás deje de que nadie se metiera en mi vida. Siempre respete al otro, no quise meterme en la vida de nadie, siempre fui impulsivo y me guie por mi convicciones. Pero a veces con el Sr. Dupont, eso era difícil de conciliar.

India decidió que quizás lo mejor sería que preparara ella la cena. Estoy seguro que nos va a deleitar con sus platos gourmet.

Aylin recibe a mis suegros, y los hace sentar en el sillón. Luego India y ella se sientan junto a ellos. Por ultimo me integro yo. Mi suegro me mira con sus ojos celestes, a través de los anteojos. Se acomoda su traje de etiqueta de color negro y me hace una sonrisa esforzada. Mientras que mi suegra, me mira y sonríe de forma más sincera.

-Adem, que bueno verte muchacho. –Me dice Simón, mi suegro-.

-Lo mismo digo, Simón. –Le respondo, asintiendo con mi cabeza-.

-India nos contó que estabas con mucho trabajo esta semana –Me dice Carla, mi suegra. Mientras se peina su pelo estilo carre-.

-Así es… -Observo a India y ella sonríe-. Pero por suerte todo se va a acomodar estos días. –Respondo inquieto-.

-Mejor que haya trabajo, lo peor sería que ocurriera lo contrario. –Responde frio y distante mi suegro-.

-Sí, eso es cierto. –Enredo mi mano con la de India-.Pero, si ocurriera al revés, tampoco me molestaría, porque sabría que tendría más tiempo para estar con mi hermosa esposa. –Beso la mano de India y ella me guiña un ojo-.

-Discrepo con vos Adem, sabes que pienso diferente. Imagino que te gustaría volver a pasar por lo mismo que pasaste hace 10 años atrás, en donde habías tocado fondo en serio. –Me responde irónico; me encrespo en cuestión de segundos, pero intento evitar la confrontación delante de mi hija-.

-Porque mejor no pasamos a la mesa… -Responde India, intentando cortar el clima hostil que se había generado entre su padre y yo-.

Pasamos a la mesa; India había cocinado salmón, con espárragos y tomate cherry.

El ambiente estaba tenso, pero sin embargo intentaba ponerle onda a la noche.

-¿Cómo está mi princesita? –Le pregunta Carla a mi hija-.

-Muy bien abuela, estoy feliz porque mañana voy a ir a un recital con mis amigas. –Responde con una sonrisa en sus labios-.

-Me parece muy bien –Dice Carla, luego cruza miradas con India- ¿Imagino que ira con un mayor? –Pregunta curiosa-.

-Sí, Adem ira con ellas, y luego la llevara a la casa de su amiga. –Carla asiente con la cabeza, mientras que mi suegro me mira fijo-.

-Me parece muy bien que Adem este compartiendo cosas con su hija, hacía mucho que mi hija era la única que se ocupaba de esas cosas –Bebe un sorbo de vino de su copa-.

-Siempre me ocupo de mi hija, quizás usted no lo note en sus visitas esporádicas. Pero si intentara interiorizarse, tal vez se asombre al conocer lo buen padre que soy con ella. –Lo miro fijo y él sonríe falsamente-

-Era un chiste yerno. Parece que no estás de buen humor hoy… -Responde con ironía y sonríe-.

-Si estoy de buen humor, solo que no me gusta que se metan en mi vida. Si respetamos nuestros límites, entonces podríamos llegar a un acuerdo, y no habría tensión entre ambos ¿no le parece suegro? –Le respondo irónico, mientras que él me fulmina con la mirada-.

-Esto está riquísimo, hija –Responde Carla, nerviosa-.

-Me alegra que les guste, lo prepare con mucho amor –Responde India-.

Terminamos de cenar, y luego mis suegros se marchan. Agradezco para mis adentros. Lavo los platos, mientras que Aylin me ayuda a secarlos; en ese instante hablamos de lo que hizo en el día. India había recibido una llamada y se fue al jardín a hablar con más intimidad.




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