El beso de la libélula

Capitulo 13

LAIA SALERNO

Terminó de corregir mi nota, y luego le doy cuerpo. Colocó algunas fotos, y refresco las citas que hice.

Por último, medito dos segundos si enviarlo o no, pero termino haciéndolo. Se lo envío a Adem Sadik, y Mariano Garzón. Respiro profundo, y dejo que el destino decida si soy o no la seleccionada.

Aprovecho para ir al gimnasio, me preparo. Me pongo una calza tres cuarto de color negro, con fucsia. Luego una musculosa del mismo tono, recojo mi pelo en una cola. Por último preparo mi bolso, para luego ponerme las zapatillas negras.

Salgo de mi habitación, y me encuentro a Elián hablando por su celular. A juzgar por su carita, estimo debe estar hablando con esa tal Bianca. Un poco de celos me produce verlo en ese estado, pero me sentía feliz, si él lo era.

Lo saludo con la mano, el asiente con la cabeza y continua hablando por el celular, mientras se deja caer en el sillón blanco, del living. Sonrío, me pongo la campera del conjunto, los anteojos y salgo.

En media hora llego al gimnasio, decidí caminar, eran solo 10 cuadras. Entro al gimnasio, dejo mis cosas en el vestuario, en un locker. Tengo la mala suerte de encontrarme con Laura, mi ex amiga en el vestuario.

Evito mirarla, pero se para en frente de mí, con sus brazos cruzados y me mira atenta.

-Hacia mucho que no te cruzaba, pensé que ya no entrenabas en este lugar. –Me responde, irónica-.

-¿Por qué no vendría? –La fulmino con la mirada-. Tengo entendido que este lugar, está más cerca de mi casa, que de la tuya. Se me hace raro verte acá, a no sé qué tengas algunas intenciones ocultas, y por eso regresas al lugar donde hace 10 años dejaste de venir. –Ella sonríe por lo bajo y me mira de forma provocadora-.

-Aún seguís dolida porque Gastón te dejo…pero sabes muy bien cómo fueron las cosas. Yo no te lo quite, más bien él se refugió en mis brazos. Nos enamoramos y luego paso lo de la separación. La única culpable de tu desgracia, fuiste vos.-Recoge su largo pelo, pelirrojo en una cola-. Deberías superarlo y seguir adelante. –Su rostro porcelana, resaltaban sus ojos miel-.

-Pensé que eras diferente, pero sos igual o peor que la mierda que elegí como esposo. –Sus mejillas se tornan rojas-. Quizás nunca estuvo enamorado de mí, tal vez se enamoró de vos. Pero lo que nunca voy a perdonarles, es que, se hayan olvidado de mi hijo. Él no tiene la culpa de lo que paso con los grandes. Y vos, como madre, mujer, deberías ser más empática, y no haberle permitido que se aleje durante 10 años de su hijo. Pero, evidentemente no puedo hacer que lo entiendas, porque es evidente que pensás como él, y eso es triste. –Doy un portazo al cerrar mi lócker y salgo empujándola con mi hombro-.

Camino tragando mi furia, con unas ganas inmensas de partirle la cara, pero me contengo. La siento hablar, no me doy vuelta, pero me detengo.

-Por eso, porque se equivocó, piensa remendarlo, recomponiendo la relación. Espero no intentes interponerte, porque de esa forma, terminaras lastimando a tu hijo. –Me enfurezco, y continúo caminando-.

Me pongo los guantes de box, de color negro con azul. Elijo una bolsa, y comienzo a golpear con mis puños la bolsa. Centro toda mi furia en ese golpe, quiero expulsar toda ira de mi cuerpo. Mi profesor de kick boxing se acerca y me observa sin emitir sonido alguno. Me conoce, sabe que no estoy de humor. Me indica cómo debo golpear, luego doy dos golpes con mis piernas.

Mientras golpeo la bolsa, la imagen de Laura no sale de mi cabeza, entonces intento descargarme por completo, pero termino lastimando mi muñeca.

-Laia, necesito que te detengas –Me indica el profesor, serio-.

Asiento con mi cabeza, me saco los guantes. Entonces comienzo a respirar profundo, mi pecho sube y baja en forma incesante.

-¿Estás bien? –Me pregunta; entonces niego con mi cabeza-. ¿Otra vez él imbécil de tu ex? –Asiento con la cabeza-.

-Víctor, no quiero hablar sobre eso, no ahora. –Él asiente con la cabeza-.

-Vamos a hacer algunos ejercicios, pero no quiero que vuelvas a golpear la bolsa, podes lesionarte. –Asiento con mi cabeza-.

Una hora después, ya estoy en casa. Un poco más calmada, me puse un conjunto deportivo gris. Recibo a mis amigos en casa, Ana y Manuel vinieron a visitarme.

Thomas llevo a Elián a casa de un amigo, tiene piscina y además, seguro ira esa tal Bianca.

Mi hermano tenía un cumpleaños de un compañero de trabajo, así que, era evidente que me quedaría sola todo el sábado por la noche. Entonces, invite a mis amigos.

Pedimos unas pizzas y nos pusimos a hablar sobre la elección de nuestras notas.

-Yo aún no pude terminar, pero mañana le doy mi toque final y se los envío. –Dice Manuel, mientras come una porción de pizza-.

-Yo estoy corrigiendo mi nota, pero tengo dudas de que sea llamativa. –Me responde Ana, mientras bebe gaseosa de su vaso-.

-Me siento mal de escucharlos, porque eso me hace ver como una completa adicta al trabajo. –Como una porción de pizza-. Si, termine ayer mi nota. –Ambos se miran y sonríen-.

-Eso ya lo sabíamos, te conocemos hace  años nena, no es sorpresa para nosotros que termines en un día lo que te encargan. –Lo miro y pongo mis ojos en blanco-.




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