El beso de la libélula

Capitulo 15

LAIA SALERNO

El fin de semana pasó rápido. Estaba nerviosa, y ansiosa a la vez. Hoy nos darían la noticia, de quien ocuparía el lugar de Alfredo.

Como todos los días, llego temprano a trabajar; esta vez fui la encargada de comprar el desayuno para los tres.

Ana y Manuel ingresan a mi oficina. Sus rostros están demacrados, al parecer se pasaron todo el fin de semana con la elección de la noticia.

-Estoy muerto, chicas –Balbucea, desplomándose en la silla Manuel-

-Yo igual, tengo mucho sueño. –Responde Ana, desanimada-.

-¿Pudieron enviar sus trabajos?-Le pregunto. Mientras les entrego el café a cada uno-.

-Sí, pero no creo que le haya llegado a gustar. –Responde, encogiéndose de hombros Manuel-.

Pero antes de que responda, las puertas del ascensor se abren, se escuchan murmullos. Lo siguiente que observamos es a los dos directores parados en el centro de las oficinas.

Todos salimos de nuestros boxes. Mi corazón comienza a latir con fuerza, me como las uñas nerviosa. Intento no cruzar miradas con Adem, porque eso me pondría aún peor de lo que estoy.

-¡Buenos días a todos! –Saluda Mariano, mientras que Adem permanece serio-. Queríamos primero, felicitarlos por sus trabajos. Los entregaron en tiempo y forma. Además de la dedicación y esfuerzo que pusieron en cada una de esas noticias que eligieron para concursar. –Adem esta serio, asiente con la cabeza y se adelanta un paso hacia adelante-.

-Todos los trabajos estuvieron muy interesantes, y se notó la dedicación que pusieron en cada historia.

 Ojalá pudiéramos seleccionar a todos, pero lamentablemente el puesto es para una sola persona. –Dice Adem, mientras rasca su barbilla con sus dedos, dejando ver su alianza-.

Lo que no indica, que los tengamos en cuenta para futuros puestos jerárquicos dentro de la editorial. –Mariano asiente con la cabeza-Bueno, ahora llego el momento de decir el nombre de la persona que ocupara el puesto que dejo vacante Alfredo. –Pone sus manos en el bolsillo, ese traje gris le quedaba tallado a su cuerpo-.Demás está decir que vamos a exigir compromiso, solidaridad y jerarquía en el puesto. No vamos a permitir malos tratos, abuso de poder y falta de compañerismo. –Todos están atentos a la espera de que diga el nombre-.

Entonces Mariano toma la palabra, Adem decide llamarse al silencio, y le cede el lugar a su amigo.

-Una vez que diga el nombre de la persona, y después que reciba el saludo por parte de sus compañeros, nos reuniremos en nuestra oficina, para que le comentemos su rol dentro de la empresa, como así también las tareas que comenzara a desempeñar a partir de ahora. –Mira a todos los empleados, lo que termina por ponerme aún más nerviosa de lo que estoy-. El trabajo que más se destacó de todos los enviados es el de… -Hace una pausa, trago saliva y aprieto mis puños-. Laia Salerno –Lo último que dice, repercute en mi cerebro, me desestabilizo-.

Todos aplauden, aunque algunos no están gustosos por la elección, murmuran por lo bajo. Mis amigos me felicitan, me sostiene y luego me empujan hacia adelante.

Adem evita mirarme, desvía la mirada y se concentra en su celular. No entendía porque ese desaire de su parte, si hasta la semana pasada estaba atento y cordial conmigo.

-¡Felicitaciones Laia! –Me saluda con un apretón de manos, Mariano-.

-Muchas gracias…no pensé que iba a ser la seleccionada, estoy muy emocionada. –Mis ojos se humedecen-

-Trabajaste muy duro, y recibiste la recompensa. No te menosprecies, sos muy habilidosa y trabajadora. –Me responde, luego se hace a un costado-.

Adem, se acerca, lo noto un poco nervioso. Me mira fijo a los ojos, sus ojos avellana y su perfecta nariz, y ese semblante duro y llamativo a la vez, me estaban hipnotizando.

-¡Felicitaciones Señorita Salerno! –Me extiende la mano, serio. Le tomo la mano, y siento una descarga eléctrica entre mis dedos-.

Ambos nos miramos sin entender que paso, luego soltamos al mismo tiempo las manos.

-Muchas gracias Sr. Sadik…-Le respondo cabizbaja y nerviosa-.

-Nosotros agradecemos con contar en esta editorial con una empleada eficiente y responsable como usted. –Me responde, cortante-.

Luego se aleja, lo que termina de lastimarme. Su desaire me hacía daño, y a la vez me molestaba. Me pongo furiosa, pero intento disimularlo, no iba a permitir que me tratara un día bien y al otro mal. Si era cortante conmigo, entonces yo también lo seria.

-Laia, nos acompañas. Necesitamos ponernos al día con el trabajo de la semana. –Me dice Mariano, asiento con la cabeza y los sigo-.

Antes de entrar a la oficina de Mariano, noto que Adem se pone incómodo y nervioso a la vez.

-Mariano, yo me disculpo por no poder estar en la reunión. Pero tengo una cita con el sector de diseño gráfico de la revista. El próximo mes vamos a cumplir 10 años, y quiero ultimar detalles con ellos para la elección de los temas del pasado, presente y futuro. Además de organizar con los asesores, el lugar donde festejaremos los 10 años de la revista. –Mariano asiente con la cabeza, aunque lo noto incómodo-.




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