El beso de la libélula

Capitulo 18

ADEM SADIK

Me acerco a la parrilla, Manuel está haciendo asado. Mientras bebemos una copa de vino, en el jardín de su casa.

-Revise la revista, y todo estuvo correcto. Parece que Laia tiene talento en esto. –Controla la carne y las verduras con el tenedor grande-.

-Las cosas salieron bien, porque le baje línea de cómo debía ser alineadas las notas. Al principio lo había hecho muy mal. –Bebo un sorbo de vino-.

Termine modificando algunas cosas, sabes lo meticuloso que soy con esas cosas.

-Adem, me parece que se te está yendo la mano con esta chica. No me parece que le hayas tenido que corregir muchas cosas, creo que no te cae bien y estás haciendo de todo para que se canse y se vaya del puesto ¿Me equívoco? –Me pregunta con una sonrisa en sus labios-.

-No, jamás haría tal cosa. Si transmitirle mi profesionalismo para vos significa que me cae mal, entonces estás equivocado amigo. –Le respondo nervioso-.

-Adem, a mí no me podes engañar. Te conozco desde hace muchos años, se cuándo me mentís o cuando fingís que alguien te cae bien; como también cuando escondes algo.

En este caso, estoy seguro que la chica te gusta, y para reprimir ese sentimiento, se la estás haciendo pagar ¿me equivoco? –Me pregunta; mientras bebe un sorbo de vino de su copa-.

-Estás equivocado, por lo visto no me conoces muy bien. –Le respondo esquivo y nervioso-.

-Bien, el tiempo me dará la razón. Solo te pido que no la canses, porque es una profesional, y no quiero que nos deje. –Palmea mi espalda amistosamente con su mano-.

Sonrío, y bajo la cabeza. Veo salir hacia el jardín, a India y Gaia Di Rossi, la esposa de Mariano, mientras nuestras hijas adolescentes están en la habitación de Maia, la hija de Mariano.

-¿De qué están hablando? –Pregunta, curiosa Gaia-.

-De nada interesante, solo trabajo. –Responde Mariano, y se dan un beso corto en los labios-.

-Son tan aburridos, todo el tiempo hablan de trabajo. –Responde India, mientras pone sus ojos en blanco-.

-Prometemos no hablar de trabajo durante la cena –Le respondo; India me abraza y sonreímos-.

Una hora después, estamos todos sentados a la mesa, cenando. Maia y Aylin están comentando sus videos de tik tok. Apenas probaron bocado alguno, nosotros charlamos de nuestras cosas en la mesa.

-Me entere que asumió una nueva gerente en la editorial, y al parecer es una hermosa mujer joven ¿me equivocó? –Pregunta Gaia; mientras que el rostro de mi esposa India se transforma-.

-No me comentaste nada de eso amor… -Me dice, mirándome fijo a los ojos-.

-Recuerdo habértelo dicho anoche amor, pero por lo visto no hiciste casos a mis palabras. –Le respondo inquieto-.

-¿Qué tal es la susodicha? –Pregunta Gaia, mientras bebe un sorbo de vino de su copa-.

-Trabaja muy bien, apenas pudimos cruzar algunas palabras. Pero, no podemos darte una devolución certera aun, ya que, es muy pronto. –Responde Mariano, mientras mete un pedazo de carne en su boca-.

-Me gustaría conocerla, tal vez pueda dar mi punto de vista con respecto a su profesionalidad –Responde, con tono celoso, mi esposa-.

-Quizás lo hagas en unos días, cuando vayas a sacarte fotos por los 10 años de la revista. –Le respondo, mientras siento un cosquilleo en mi vientre al recordarla-.

-No esperemos tanto, tal vez podríamos invitarla a tu casa, organizar una cena con su familia,  y de pasó la conocemos ¿Qué te parece la idea? –

Me dice Gaia; trago saliva, cruzo miradas con Mariano y respondo-.

-Lo voy a pensar… -Le respondo, respiro profundo y terminó mi copa de vino-.

La cena pasó rápido, Aylin se quedó dormida en el auto. India se la paso todo el tiempo preguntándome por Laia, al punto de llegar a hartarme.

Después de mi oración nocturna, al llegar a casa, me pegue un baño, y baje un rato al jardín. Me senté en la reposera, cerca de la piscina. Venus estaba sentada en mis regazos. Mientras acariciaba su cabecita, pensaba en el día de hoy.

 Y aunque quisiera evitar pensar en Laia, mis pensamientos van hacia ella. Revisó mi celular, mis redes sociales, aunque no soy muy habitué de ella. Y por una extraña razón, la busco.

Hasta que la encuentro, su foto en sepia, con mitad de su pelo, tapando su ojo izquierdo, mientras apoya el mentón en sus manos, con sus grandes ojos color café. Revisó un estado reciente, y me sorprendo al leerlo:

“Evidentemente hoy no fue mi mejor día. Pero de algo me sirvió, me dejo la enseñanza de que soy fuerte, a pesar de las circunstancia. Aunque mi debilidad fuera mi hijo, y con eso signifique que sufra con él”.

-¿Qué le debe estar pasando? –Murmuro en voz baja-. Siento como si mi pecho se cerrara. Una especie de conexión me unía a ella-.

Me odiaba por haberla tratado mal hoy, y no haber tenido empatía por su primer día como gerente. Mañana me reivindicaré, seguramente la está pasando mal.

-Abuela… ¿Será Laia la persona que me describiste en la borra del café? –Balbuceo en voz baja-.




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