El beso de la libélula

Capitulo 23

LAIA SALERNO

Me reúno en la sala de reuniones con los columnistas. Estamos todos sentados, con nuestras agendas en mano. Aldana y Esmeralda murmuran al verme, pero evito engancharme en sus provocaciones.

Ana y Manuel se sientan cerca de mí, mientras que el resto de los columnistas comienzan a murmurar entre ellos.

-Bien, los cite para coordinar las noticias que serán tomadas el resto de lo que queda de la semana. Quiero estar al día con todos, y en caso de que surja algún inconveniente, ver como lo solucionamos en conjunto. –Todos me miran atentos-.

Comienzo a leer el diagrama de noticias, con lo nombres de los columnistas y los temas que tocaran.

-Bruno, vos vas a investigar los casos policías que ocurrieron esta semana. Una vez que los tengas, te pido me lo pases, así analizamos y ubicarlos en tiempo y forma. -Él asiente con la cabeza-.

Aldana, vos te vas a encargar del mundo del espectáculo, tengo entendido que estos días surgieron inconvenientes entre algunos famosos. Aún no recibí tu resumen –La observo y me fulmina con la mirada- ¿Cuándo tenes pensado mostrármelo?

-Creí que eso lo tenía que ver con Adem, y después pasarte el corregido a vos. –La fulmino con la mirada-. Pero, tranquila, en unas horas te lo paso. –Esmeralda sonríe por lo bajo-.

-Aldana, no sé cómo te manejabas con Alfredo, pero estoy segura de que se lo pasabas primero a él, como corresponde, ya que, era el gerente.

Para agilizar el trabajo, y hacerlo más eficaz y rápido, te aconsejo que me lo pases a mí. El Sr. Sadik, es uno de los directores de esta agencia, no está para ponerse a corregir noticias, las cuales deben ser filtradas por el gerente del sector. –Ella me fulmina con la mirada-.

-Te corrijo, siempre me maneje de la misma forma. Alfredo estaba en tema, y no  veo el impedimento para modificarlo ahora, por un capricho tuyo. –Me reta con la mirada, y sonríe en tono burlón-.

-En ese caso, más tarde subiremos a charlarlo con el señor Sadik. –Le respondo en forma cortante-. Bien, Esmeralda, vos estabas viendo el tema de los créditos hipotecarios que ofrece el gobierno, tu tarea era buscar para quienes iba dirigido y el monto.

¿Ya lo tenes? –Ella me mira de mala gana y asiente con la cabeza-.En ese caso, podrías ponerte a investigar el tema del dólar. –Ella anota en su agenda y evita responderme-.

-Manuel ¿Cómo vas con los temas deportivos de la semana? –Le pregunto, mientras que voy tachando los temas hablados-.

-Tengo todo lo que refiere al torneo nacional, internacional y también la copa libertadores. –Asiento con la cabeza; luego observo a Ana-.

-Ana ¿Cómo vas con las tendencias? –Ella me mira y lee en su agenda-.

-Ya tengo todos los temas que fueron tendencias esta última semana. –Asiento con la cabeza-.

Continuo diciendo uno por uno los temas que tienen que tocar esta semana. Termino de hacerlo y doy por finalizada la reunión. Todos se levantan y vuelven a sus puestos, menos Esmeralda y Aldana.

-¿Quedo algún tema pendiente por tocar, Aldana? –Le pregunto seria-.

-Sí, pero primero lo voy a hacer delante de Adem. Ya le avise que baje, porque no voy a permitir que me trates como lo hiciste, usando la chapa de gerente. –Pongo mis ojos en blancos, respiro profundo y luego me levanto-.

-No pienso engancharme en este juego sucio Aldana. Sé que estás haciendo lo posible para boicotearme, pero ¿sabes una cosa? –Ella me mira atenta-.Yo te hubiera apoyado si fuera al revés.

Pero está visto que no somos iguales, y en un punto lo agradezco. –Me marcho de la sala de reuniones-.

Por fin había llegado la hora del almuerzo, acorde salir a almorzar fuera de la oficina con Ana y Manuel. Hace mucho que no compartimos momentos dentro de la editorial, para que no crean que tengo favoritismo por ellos.

Cuando estoy a punto de levantarme de la silla, tengo una llamada de Mariano. La recibo.

-Laia, podrías por favor subir un segundo.

-Sí, ahora mismo subo. –Le respondo; suspiro profundo y salgo de la oficina-.

Finalmente subo al ascensor, luego marco el piso continuo. Segundos después salgo del ascensor. Me dirijo hacía la oficina de Mariano.

Ni bien abro la puerta me encuentro con Aldana sentada en una de las sillas; revoloteo mis ojos, y ella sonríe por lo bajo. Mariano me mira serio, cierro la puerta y me siento.

-¿Te imaginaras por qué te mande a llamar? –Asiento con la cabeza, y fulmino con la mirada a Aldana-. Chicas, yo quiero que haya un buen clima dentro de la editorial, porque de eso depende que las cosas salgan bien.

Pero si ocurre todo lo contrario, terminaría afectando no solo su trabajo, sino la imagen de la editorial. -Me mira fijo, y se rasca la barbilla, inquieto-. Sería mucho pedirle que intenten llevarse bien. –Nos mira a ambas-.

-Yo no tengo ningún problema con ella. Ocurre que desde que le dieron el puesto de Gerente, cambio su actitud con respecto al trato con los demás.

Y no voy a permitir que por tener un puesto jerárquico se sienta con el derecho de pisotearnos a todos. –Dice Aldana, con tono exagerado y victimizándose-.




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