El beso de la libélula

Capitulo 25

LAIA SALERNO

Había pasado unos días desde que deje a mi hijo en casa de su padre. Me comunicaba todo el día con él, apenas podía concentrarme en el trabajo.

Sentía un vacío en mi pecho, fue difícil despegarme de mi hijo. Pero tenía que ser fuerte, por él y por mí. Aunque me la pasaba llorando en su habitación, todas las noches, oliendo su almohada, su ropa.

Después de la discusión en el ascensor no volví a cruzar palabras con Aldana, quien debió consultarme primero a mí sobre sus notas, antes que a Adem.

Por cierto, el Sr. Sadik no había aparecido por la editorial, todo era un total hermetismo sobre su paradero.

Todo lo que necesitaba consultar lo hacía con Mariano, que de hecho, de los dos, era el más cordial y educado.

En unos minutos tenía que subir para diagramar algunos temas pendientes con Mariano, así que, reviso mi reloj en la muñeca derecha y salgo de mi oficina.

Subo al ascensor, mientras revisó mi celular, para ver si Elián me envío algún mensaje. Desde hace unos minutos atrás, sentía un presentimiento, que me ahogaba el pecho.

Me asustaba la idea de no tener el control de las cosas, y peor aún, de no saber que mi hijo estaba bien.

Salgo del ascensor e ingreso a la oficina de Mariano, al abrir la puerta me encuentro con Adem. Tenía mala cara, unas ojeras pronunciadas.

Sus ojos avellana, estaban tristes. Estaba revisando su agenda con su asesora, que hasta ahora la conozco. Una rubia, de tez blanca y rasgos orientales.

Al entrar, Mariano me hace seña que me siente. Adem ni se percata de mi presencia; me siento en frente de Adem y su asistente, y a lado de Mariano. Dejo mi agenda y celular en la mesa.

-Bueno, ahora que estamos todos, comencemos a diagramar todas las notas que serán publicadas entre esta semana y la que viene. –Adem levanta la vista, y me mira fijo-.

Su asistente me mira de arriba hacia abajo y abre la agenda, toma una lapicera del lapicero y nos observa.

-Laia, que tenemos para esta semana. –Pregunta Mariano, mientras que revisa su agenda-.

Antes de que hable, Adem se adelanta y con semblante serio mira a Mariano.

-Para hacerlo más resumido, que lo vaya diciendo por secciones, por favor. –Asiento con la cabeza-.

-Esta semana fue tendencia en materia deportiva, el fracaso de los equipos europeos en la Eurocopa. También está el desalojo en el predio de zona oeste; el cepo del dólar; en lo que respecta al espectáculo, tenemos el engaño de los actores del momento, el cual por cierto, Aldana tuvo la primicia de charlar con quien fuera su novia. –Adem suspira profundo, como si le afectara lo que acabo de decir-.

Por ultimo está el terrible accidente de un nene en la costa, por una picada. Rodrigo se está encargando de ese tema, está trabajando desde la costa. –Adem toma la palabra-.

-Quedo pendiente la sección de salud y ciencia. Si mal no recuerdo había pendientes por tocar con respecto a estos temas ¿Qué pasó con eso? –Busco en mi agenda, pero no tengo nada preparado para eso-.

-Aun no recibí las notas en esa materia… -Le respondo, sintiéndome frustrada por dentro-.

-Laia, eso es algo que no se te puede pasar por alto. No necesitas que te acerquen las notas, el trabajo de un gerente, también es buscar y delegar. ¿No pretenderás que seamos nosotros quienes lo hagamos? –Mariano mira a Adem, pidiéndole que se calme-.

-Tiene razón, no tuve en cuenta esas dos secciones, pero no volverá a pasar. –Le respondo, seria-.

-Quiero que te encargues ahora mismo de esos temas pendientes, y me pases en una hora las notas que tenemos en ambas secciones. –Lo miro sin entender porque se está desquitando conmigo-.

-Adem, una hora es poco tiempo. Ella tiene que hablar con los columnistas, ver si tienen las notas, y luego editarlas, para que por ultimo nos las pase a nosotros. Dale más tiempo. –Le responde, él lo fulmina con la mirada-.

-Esas notas deberían haber estado diagramadas en su agenda, pero parece que todavía hay que enseñarle a trabajar. –Me dice mirándome a los ojos-.

-¿Alguna vez hare algo bueno para usted? ¿Por qué siento que nada de lo que hago le parece bien? –Lo reto con la mirada-. Si no le gusta mi trabajo, entonces puede despedirme, y se ahorrara la molestia de verme todos los días la cara-

-No me desafié señorita Salerno. No se olvide que soy uno de los dueños de este lugar, y no me temblará el pulso para despedirla de este lugar. –Me levanto furiosa, y Mariano se levanta—

-Adem, estas nervioso, no quiero que tomes decisiones de las cuales te podes llegar a arrepentir. –Lo intenta calmar, pero Adem es incontrolable-.

Mi teléfono celular suena, me aparto y atiendo la llamada. Del otro lado responde Gastón.

-¡Hola! –Contestó, con vos temblorosa-.

Del otro lado siento como discuten Adem y Mariano, su asistente intenta controlar la situación. Adem se acerca hacía donde me encuentro hablando, con su semblante serio.

-¿Qué? –Mis piernas se debilitan al escuchar lo que mi ex mi dice del otro lado-.




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