El beso de la libélula

Capitulo 29

ADEM SADIK

Los días habían pasado, pase de ser un don nadie, a ser visto por 1 millón de personas en el tik tok de mi hija.

Ella emocionada con mi baile, pero yo estaba avergonzado de que todos me vieran hacer el ridículo. Pero por mi hija lo haría una y mil veces más.

Por suerte se fue tranquila y le dije que cada vez que me necesite me llame e iré enseguida a buscarla.

Ahora estoy entrando a la oficina, llevo una semana sin venir. Estuve con mi hija los 7 días de la semana.

Acorde con Mariano que la próxima semana se tomaría vacaciones, él quiere ir con su familia a las playas de México. Yo seguramente el próximo mes iría con mi pequeña, a donde ella quisiera.

Antes de subir a mi oficina, me doy una vuelta para ver cómo están trabajando mis empleados. De paso me reúno en la oficina de Laia, para que me comente como esta su hijo, y de paso se ponga al ritmo en el trabajo.

Al salir del ascensor, voy saludando a todos los empleados. Aldana me mira y sonríe, la saludo con la mano. Voy viendo en cada box como están los empleados, con algunos cruzo algunas palabras, con otros evito hablarle, ya que están concentrados con el trabajo.

Cuando voy a llegar a los boxes finales, me encuentro con Laia sentada en el escritorio de un joven, con anteojos, pelo castaño y ojos claros.

Están hablando muy de cerca, ella le acomoda la corbata. –Siento una sensación rara en mi estómago-Ella sonríe, mientras que el acaricia su mejilla.

Entro al box, carraspeó y ambos se dan vuelta. El joven, se pone nervioso y está inquieto, mientras que el rostro de Laia se transformó por completo.

-Sr. Sadik ¿Qué lo trae por estos lados? –Pregunta el joven, que no recuerdo el nombre-.

-¿Su nombre es? –Le pregunto, mientras evito cruzar miradas con Laia-.

-Soy Manuel Ferraro, y me encargo de la sección de deportes. –Me responde, un poco nervioso-.

-Ahora ya te ubico. –sonrió falsamente-. Vos sos el que hace de sus errores lingüísticos, algo creativo, que termina siendo usado por la competencia después. –La cara de Laia se desfigura, baja la cabeza y respira hondo-. Sos todo un erudito en tu materia… -Sonrío irónicamente-.

-Es que esa lingüística le da cierto atractivo al resumen de los partidos. Pero si a usted le parece que está mal, entonces prometo modificarlo. –Me responde Manuel, un poco ofendido-.

-Oh no, tranquilo. Por mi seguí escribiendo de la misma forma que antes, no quiero que tus lectores se sientan ofendidos y sacado de tema, al leer algo más prolijo y coherente. –Laia me fulmina con la mirada-. Laia, ¿podríamos hablar en tu oficina?-Le pregunto, ella asiente con la cabeza y salimos de la oficina de Manuel-.

Entramos a su oficina, ella está furiosa. Parece que mis palabras para su conquista, resultaron hirientes para ella. Pero lo cierto era que me molestaba verla cerca de ese hombre, y no sabía porque.

-¿Por qué trato de esa forma a Manuel? –La miro serio, y ella cruza sus brazos, molesta-.

-¿Perdón? ¿Me estas pidiendo explicaciones?- Ella suspira profundo y me mira fijo-

-Me pareció desubicado y ofensivo la forma en la cual se refirió con Manuel. –Siento un fuego en mi interior al verla defenderlo-.

-Yo no fui desubicado, tampoco ofensivo. Simplemente le dije lo que pienso, con respecto a su columna deportiva. –Me siento en la silla, ella permanece parada-.

Si yo, que soy el Director de esta editorial, no puede dar su punto de vista a los empleados ¿entonces quién sino? –Ella enarca una ceja fastidiosa-.

-Sr. Adem, me parece que está utilizando su poder como Director, para herir y lastimar a quienes no le caen bien. Ahora le tocó el turno a Manuel ¿Por qué? ¿Acaso lo trata así por qué es mi amigo? –Me levanto molesto, y me paro frente a ella-.

-Señorita Salerno, no le permito que me dé ordenes de cómo debo comportarme con mis empleados, como tampoco que intente ensuciarme, diciendo que trate mal a su amigo, solo porque según usted, no me cae bien. –Ella baja la cabeza y evita mirarme-.

Yo tengo tanto derecho como Mariano, de decir lo que veo bien o mal en esta editorial, espero sepas ubicarte, y que sea la última vez que te dirigís a mí de esa forma tan directa y prepotente. –Ella me mira con sus ojos humedecidos-.

Una cosa más, ya te había dicho que no quería verte cerca de quienes eran tus amigos, por qué eso traería chismerío dentro de la editorial, como por ejemplo, favoritismo.

Esa escena que acabe de ver recién, espero no se vuelva a repetir. Porque la próxima vez, tendré que despedir al Sr. Ferraro, por su culpa.

-No se repetirá dentro de la editorial, pero si fuera de este lugar. –Siento un poco de celos al escucharla tan desafiante-. Allí usted no podrá manejar mi vida, como si intenta hacerlo dentro de este lugar. –Aprieto mis puños intentando contener mis celos-.

-Perfecto, fuera de este lugar, puede hacer lo que se venga en ganas, mientras no afecte en esta editorial, me tiene sin cuidado lo que haga fuera de aquí. –Peino mi pelo con la mano nervioso-. En una hora te quiero arriba con todo el diagrama de la semana.




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